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La máquina y la moral

¿Deben pagar impuestos los robots que ‘roban’ empleos?

Aún no está claro si el fortalecimiento de la inteligencia artificial hará que aumente o se reduzca la creación de empleos a cargo de los seres humanos. 123RF

Si morir y pagar impuestos es lo único que tenemos seguro todos los seres humanos, ¿deberían pagar impuestos los robots que están apropiándose de los trabajos que tradicionalmente desempeñaban las personas?

Xavier Oberson, abogado fiscalista y profesor en la Universidad de Ginebra, opina que sí.

Su argumento es el siguiente: si los robots remplazan cada vez más y más empleos, especialmente en la industria y los servicios, esto supondrá un repunte en el desempleo y una caída en los ingresos gubernamentales por recaudación tributaria y por otras cargas patronales, como el pago de la seguridad social. Imponer un gravamen al trabajo realizado por robots ayudaría a compensar esas pérdidas.

Logísticamente, esto podría manejarse creando una “entidad legal” que represente a los robots, tal y como se hace actualmente con las empresas, dice Oberson.

“Pero se requeriría un enfoque global. No es una reforma que podría introducir un solo país, porque entonces se generarían problemas de competitividad. Y, está claro que también tendrían que considerarse gran cantidad de cuestiones legales”, explica el académico a swissinfo.ch.

Una de ellas es definir claramente ¿qué se considera un robot? ¿Debe caminar y hablar? ¿Cualquier tipo de ordenador avanzado cuenta como tal?

“Tenemos que ser muy claros en el concepto, y deben existir razones concretas y objetivas para gravar a los robots con respecto a otras máquinas”, señala Oberson. “Yo intentaría centrarme en las diferencias sensibles que existen entre un robot con inteligencia artificial y otras máquinas, esto es, la autonomía que les caracteriza, la capacidad que tienen de evolucionar, tomar decisiones y aprender de experiencias pasadas”.

¿Reemplazados por las máquinas?

Sobre la afectación que una nueva carga tributaria supondría para las empresas que utilizan robots en sus operaciones, Oberson asegura que se verían compensadas por la ausencia de cargas de seguridad social y por el hecho de que un robot suele ser capaz de reemplazar el trabajo de dos o más personas. Los fondos generados por este nuevo impuesto podrían destinarse a las arcas de la seguridad social y a pagar una formación a las personas en paro.

De acuerdo con la firma consultora Deloitte SuizaEnlace externo, hasta el 50% de los trabajos humanos que existen actualmente en Suiza desaparecerán en los próximos años para ser desempeñados por autómatas. Sin embargo, hasta ahora las estadísticas muestran que la robotización empresarial se ha traducido en más creación que destrucción de empleos, al menos durante los últimos 25 años.

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Los que tienen poco riesgo de ser reemplazados por robots han crecido significativamente, mientras las plazas que pueden sustituirse fácilmente con autómatas han avanzado lentamente, o han retrocedido. Los trabajos con bajo riesgo de reemplazo suelen ser los que involucran procesos creativos, interacción con otros seres humanos y atención al cliente. De la misma forma que predice destrucción de plazas, Deloitte también estima que, gracias a la robotización, en Suiza se crearán al menos 270 000 empleos (muchos de ellos en actividades aún inexistentes).

La visión de Oberson, no obstante, se mantiene cauta. En su opinión, los robots permitirán crear algunos nuevos empleos, pero generarán sobre todo extinción de oportunidades laborales para los humanos, particularmente conforme la inteligencia artificial se desarrolle, ya que habrá robots capaces de aprender y adaptarse a nuevas situaciones.

Además de las manufacturas donde los niveles de automatización ya son altos, hay cada vez más servicios, como las entregas postales, la realización de análisis médicos y las asesorías legales, que están siendo asumidas por robots, afirma el profesor.

En febrero, BloombergEnlace externo informó que los elevados salarios pagados en Suiza, sumados a los altos costos de producción que provoca la fortaleza del franco suizo, han obligado a empresas suizas como Firmenich o Ricola a utilizar cada vez más ‘trabajadores automatizados’, en vez de empleados humanos.

Opiniones divididas

Aunque la propuesta de Oberson puede sonar extraña para muchos, el incremento en el número de robots en el sector productivo –muchos de ellos dotados de inteligencia artificial– también hace que gane aceptación el argumento de que deben reexaminarse las políticas social y laboral vigentes.

A finales de 2016, el Foro Económico MundialEnlace externo (WEF en inglés) calificó la inteligencia artificial y la robótica como la principal tecnología emergente y reivindicó la necesidad de contar con una mejor gobernanzaEnlace externo. El mes pasado, el político francés Benoît Hamon también propuso un impuesto para los robots como vía para financiar su propuesta de ingreso básico universal. Y también en febrero, Bill Gates expresó su apoyo a un gravamen para los robotsEnlace externo como una forma de frenar la velocidad a la que avanza la automatización de la fuerza laboral.

Oberson considera que los políticos y legisladores deben comenzar a discutir este tema antes de que se encuentre mucho más extendida la sustitución de los humanos por una fuerza laboral robotizada, lo que a su juicio podría suceder de forma bastante súbita y veloz.

Pero hay quien es más optimista.

“Los manipuladores robóticos (dispositivos utilizados bajo el control humano para manipular materiales sin entrar en contacto directo con ellos) han ido reemplazando a los humanos en las fábricas del mundo durante los últimos 50 años, permitiendo producir más bienes a un precio más bajo. No hay razón para pensar que los robots más avanzados deberían ser tratados de otra forma especial en materia fiscal”, dice Dario FloreanoEnlace externo, director del Laboratorio de Sistemas de Inteligencia en la Escuela Federal Politécnica de Lausana (EPFL) y miembro del Consejo de la Agenda Global en Robótica y Dispositivos Inteligentes del WEF.

Thomas Pletscher, jefe de Competencia y Regulación de la Federación Empresarial Suiza (economiesuisse) asegura que gravar medios de producción específicos, como los robots, podría provocar un “efecto de distorsión” en los negocios.

“El valor creado por los robots, y por cualquier otro medio de producción, ya está incluido en la imposición sobre la renta de los corporativos. Un impuesto especial para los robots dañaría la innovación y, como resultado, a toda Suiza”, sostiene.

Ivo Zimmermann, jefe de Comunicaciones de SwissmemEnlace externo, grupo de cabildeo que representa los intereses del sector manufacturero suizo, afirma que imponer un impuesto a los robots también podría frenar nuevas oportunidades de negocios.

El Parlamento Europeo se suma al debate

En enero, el Comité de Asuntos Legales del Parlamento Europeo pidió a la Comisión Europea desarrollar un marco legal Enlace externopara regular el creciente impacto de los robots en la sociedad (incluyendo los automóviles autónomos). El 16 de febrero, el Parlamento votó a favorEnlace externo de que los robots dispongan de un “botón de la muerte” que permita desconectarlos si ponen en riesgo la vida de un ser humano y recomendó dar a los autómatas el estatus legal de “personas electrónicas responsables del bien y los daños que puedan causar”, pero rechazó la posibilidad de que exista un impuesto específico que los grave.

“En nuestra opinión, gravar a los robots afectaría negativamente la competitividad de la industria suiza. La digitalización que observamos ahora tiene que ver con el surgimiento de nuevos modelos de negocios, y creemos que la industria y la economía suizas tienen que aprovechar las oportunidades que trae este tipo de desarrollo”, añade.

Pero Oberson considera que el método de fiscalización podría desarrollarse de tal forma que no cree cargas injustas a las compañías y que tampoco ponga en riesgo el crecimiento económico de Suiza.

Ante un auditorio repleto en la Universidad de Ginebra, Oberson expresó el pasado 21 de febrero: “El uso de robots tiene aspectos positivos, se está perfilando un nuevo modelo de negocios. Y la fiscalización debe existir, pero sin concebirla como un freno a la innovación”.

Una semana después, el diputado suizo Mathias Reynard invitó al gobierno a analizar la conveniencia de aplicar un impuesto al uso de robots en Suiza, y dejó claro que este esquema parece la “solución más deseable” para anticiparse a los trabajos que se perderán y el camino para “asegurar una transición entre la economía actual y una que estará cada vez más automatizada”.

¿Usted qué opina: las empresas deben pagar un impuesto por utilizar robots cuando estos reemplazan el trabajo humano? Comparta con nosotros sus puntos de vista.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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