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Demasiados euros sobre la espalda del BNS

Un efecto colateral en el rescate económico ante la fuerza del euro: demasiados euros en casa Keystone

A causa del “super franco”, las reservas del Banco Nacional Suizo (BNS) denominadas en euros crecen geométricamente y superan ya los 250.000 millones.

Esta situación aumenta la vulnerabilidad del banco central y le condena a acumular pérdidas en vez de ganancias, en detrimento de su solidez y autonomía. Las voces para crear un fondo soberano crecen, pero el camino no está exento de bemoles.

Las reservas del banco central denominadas en euros se quintuplicaron en solo cinco años y hoy rebasan ya los 253.000 millones.

El Banco Nacional de Suiza (BNS) no ha tenido otra alternativa que comprar euros masivamente para “anclar” al franco a la Tierra en meses en las que los especuladores lo han catapultado al cielo al demandarlo como “moneda refugio”.

Cuando el BNS anunció en septiembre pasado que “compraría divisas de forma ilimitada si hacía falta” con tal de asegurar un tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro (para salvar a los exportadores), sabía que su oferta tendría efectos colaterales.

La talla de sus reservas internacionales en euros se erige como un pesado, costoso y riesgoso lastre.

Un botón de muestra: durante el primer semestre del año, el BNS registró pérdidas por 11.000 millones de francos suizos. El 90% derivadas de su posición en divisas.

¿Qué camino debe seguir Suiza? Los expertos opinan.

El BNS pierde dinero

El BNS ha confesado ya sus temores.

Hace unos días, ante la Sociedad de Estadística y de Economía Política de Basilea, el vicepresidente del banco central, Thomas Jordan dijo en un discurso:

“En 2010 y durante el primer semestre del 2011 el banco central ha registrado cuantiosas pérdidas a causa de sus reservas en divisas”.

Y lanzó una pregunta que regresó a él como un boomerang: “¿Corremos el riesgo de que el banco central quiebre si el banco llega a incurrir en fondos propios negativos?”.

Su respuesta fue clara: No, no existe ese riesgo.

El BNS no es una empresa ni un banco comercial, por lo tanto, puede perder dinero. Pero hacerlo de forma sostenida “comprometería su independencia y su imagen de solvencia”, según las palabras del propio Jordan. Lo que implica perder también su capacidad para cumplir con su misión primaria de garantizar una Suiza sin inflación.

¿Un Fondo Soberano?

“El BNS es ante todo una entidad autónoma y tiene el derecho a decidir libremente sus estrategias. Pero creemos que la cantidad de activos extranjeros que tiene en su poder es muy elevada, y se trata de activos que podrían explotar si alguno de los países de la zona euro hace implosión”, dice Fulvio Pelli.

Consultado por swissinfo.ch, el Presidente del Partido Liberal  -la única agrupación política que ha emprendido un debate sobre el tema- considera que no es buena idea para el BNS tomar bonos de países de Europa del Sur (cuya situación financiera es frágil).

Son papeles que, según estimaciones del mercado, podrían perder entre 20 y 60% de su valor, cita Pelli en referencia a estados como Grecia, Italia, Portugal o España.

“Las pérdidas serían terribles para el BNS y difíciles de explicar a la población”, refiere.

Adquirir acciones vinculadas a sectores con tasas de retorno más seguras, como la infraestructura, son una mejor alternativa, opina y aclara que, aunque no es indispensable crear un fondo soberano para ello (ya que el BNS puede comprar acciones), sí sería un camino a evaluar.

Tema político

Entrevistada por swissinfo.ch, Myriam Senn, investigadora de la Universidad de San Gallen y experta en fondos soberanos de inversión (SWF por sus siglas en inglés) explica: “Desde un punto de vista exclusivamente técnico, Suiza reuniría las condiciones necesarias para crear un SWF para invertir sus reservas en euros”.

Pero los SWF han sido creados esencialmente para invertir el superávit público de los gobiernos y éste no es el caso de Suiza, aclara.

Myriam Senn advierte también que en el caso hipotético de que Suiza estudiara la creación de un SWF tendría que hacer un análisis profundo y coordinarse estrechamente con el gobierno y con entidades como los fondos de pensiones.

La experta destaca también la connotación política intrínseca los fondos soberanos. Los SWF tienen un carácter político. El dinero que manejan pertenece a los estados (que con frecuencia son regímenes poco democráticos). La creación de un fondo soberano suizo tendría pues también una connotación política, considera.

Una estructura de este tipo, detalla, convierte a un gobierno en accionista de las empresas en las que invierte, con lo que la coloca en posición de influir en el manejo corporativo de la mima.

“Creo que Suiza tendría que preguntarse antes si está de acuerdo con ello”, puntualiza la especialista de San Gallen.

El modelo Singapur

En agosto pasado, el banco suizo Pictet publicó un amplio reporte en el que sugería que Suiza analice el modelo del fondo soberano de Singapur.

Al respecto, Rudolf Minsch, economista en Jefe de economiesuisse, explica a swissinfo.ch que a su juicio existen diferencias importantes entre Suiza y Singapur.

La primera, la divisa de este país asiático está vinculada (currency peg) a otras monedas.

La segunda, el dólar singapurense no juega un rol semejante en la escena cambiaria internacional al que posee el franco suizo.

Por lo tanto, sintetiza Minsch, si Suiza optara por un esquema como el de Singapur su moneda estaría vinculada al euro y el banco central perdería su independencia en materia de política monetaria, lo que sería poco ventajoso para el BNS.

Desde su posición académica, Myriam Senn considera que “Singapur cuenta con un sistema político completamente distinto al de Suiza y por lo tanto, no comparable. Creo que el modelo noruego sería más cercano al helvético”.

Cabe recordar que el fondo soberano noruego –el segundo más grande del mundo-, es un activo inversor en España y es administrado por el banco central sin intervención del gobierno.

El debate sobre las reservas del BNS es aún incipiente, pero adquirirá tamaños. El banco central tendrá que tomar decisiones… y lo sabe.

Si bien se habla profusamente sobre ellos (como sovereign wealth funds, SWF) desde hace solo seis años, Kuwait fue puntero en la materia en los años 50’s, cuando se preguntó qué hacer con el superávit petrolero que tenía.

En el presente existen decenas de ellos. Los más destacados, por el volumen de fondo que manejan son:

Emiratos Árabes Unidos (900.000 millones de dólares)

Noruega (400.000 millones de dólares)

Arabia Saudita (360.000 millones de dólares)

Singapur (330.000 millones de dólares)

China (311.000 millones de dólares)

Kuwait (270.500 millones de dólares)

Para rescatar las exportaciones suizas, a partir del 6 de septiembre del 2011, el banco central suizo impuso una paridad mínima de 1,20 francos por euro.

Un compromiso que le obliga a comprar tantas divisas como sean necesarias para garantizar esta paridad mínima.

Si los capitales especulativos llegan a Suiza en busca de francos, para protegerse de los temores de caída de Grecia o de cualquier otro país de la zona euro, el BNS tendrá que comprar euros para equilibrar la balanza.

Hacerlo implica que sus reservas extranjeras aumenten, con todos los riesgos que esto implica.

Concretamente: la eventual quiebra de un país de la zona euro implicaría un descalabro para la divisa común y generaría pérdidas también para el banco central helvético.

Los fondos soberanos de inversión han sido claves en el rescate de los dos principales bancos suizos en los cuatro años previos.

A finales de 2007, el fondo soberano de inversión de Singapur invirtió 11.000 millones de francos suizos (7.500 millones de euros de aquel momento) en UBS a cambio de bonos convertibles de la institución. Luego vino el gran rescate instrumentado por el gobierno helvético.

Por su parte, la Qatar Holding LLC y The Olayan Group permitieron la capitalización de Credit Suisse en 2008, evitando con ello la intervención del gobierno suizo. Entre el fondo soberano de Qatar y el emporio asegurador saudí invirtieron 6.000 millones de francos en el banco número dos de Suiza.

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