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Barrendero, profesión y pasión

En Berna, el personal de limpieza recoge del suelo 130 toneladas de basura por año. swissinfo.ch

Suiza tiene la imagen de un país extremadamente pulcro, comenzando por las calles y las plazas. Una reputación que le debe mucho a la labor discreta y minuciosa de las personas que se ocupan de la limpieza. Con la ciudad aún dormida, swissinfo.ch acompañó a una de ellos por las calles de la capital.

03:50 a.m. de un martes. Los semáforos están apagados y un coche de policía patrulla el centro de la ciudad. Las calles de Berna están desiertas y la única presencia es la de un hombre de mediana edad, sentado en un banco y sumido en un sueño profundo.

Roberto Citro, 35 años, ya está bien despierto. Con la vestimenta estival de los empleados de Berna – pantalón color naranja y camiseta azul – está a punto de comenzar su turno. Esta semana le toca conducir la barredora más grande de la flotilla. “Siempre me gustó hacerla de conductor”, confiesa.

Una escoba cada 3 o 4 días

Nuestro encuentro se produce en el “bunker”, como denomina la sede del servicio público de limpieza de BernaEnlace externo, en el primer piso de un estacionamiento subterráneo. Entusiasta y con una vitalidad que no pensé encontrar a esta hora de la mañana, me muestra el depósito con escobas y sopladores, la zona del vehículo, el vestuario y la sala de descanso. Sus colegas son casi todos extranjeros, en su mayoría italianos, españoles y turcos, dice Roberto, bernés de origen italiano.

Después de controlar el nivel de aceite y el estado de los cepillos giratorios de la máquina, estamos listos para salir. Dentro de la cabina, la música de la radio del vehículo pronto es acallada por el ruido de la poderosa turbina de aspiración. Los asientos son cómodos, pero rebotan a cada imperfección del pavimento. No es bueno para la espalda, comenta Roberto.

Nos preceden los empleados con la escoba clásica. “En promedio, se consume una escoba cada tres o cuatro días”, dice uno de ellos. El personal de a pie se ocupa de las aceras y los espacios estrechos; Roberto, de las calles y de las plazas. Otro grupo es responsable de vaciar las canastillas. Todas las noches, unos quince trabajadores municipales tienen la misión de sanear el centro. “Es una linda sensación: Tengo toda la ciudad para mí”, comparte Roberto, barba negra y un fuerte acento napolitano.

El funcionamiento de los cepillos de la barredora debe ser controlado continuamente. swissinfo.ch

Alfombras de basura los fines de semana

Una mano en el volante y la otra en la palanca de mando que controla el movimiento de los cepillos, Roberto avanza lentamente por la zona peatonal, cerca de la estación central. Mueve la cabeza todo el tiempo: mira el suelo, delante, hacia los lados o alguno de los cuatro espejos retrovisores. Entre mesas y sillas de restaurantes al aire libre, letreros de las calles, fuentes, automóviles y bicicletas estacionadas, los obstáculos son numerosos.

Campeón de la ucha contra la basura

Los días 11 y 12 de septiembre de 2015 tendrán lugar las Jornadas Nacionales de LimpiezaEnlace externo, organizadas por el Grupo de Interés por un Ambiente Limpio (IGSU), con el objetivo de sensibilizar a la población sobre el fenómeno de ‘littering’

 Suiza es uno de los países de Europa que producen más desechos. En 2013, el promedio per cápita fue de 702 kg (481 kg en la UE), según cifras publicadas por EurostatEnlace externo en marzo de 2015.

Michael Hügi, de la Oficina Federal del Medio Ambiente (UFAM), explica esta situación por el elevado consumo y la buena situación económica en Suiza. “La gestión de los residuos no es un problema ambiental, ya que la tasa de reciclaje en Suiza (en torno al 50%) es superior a la media europea. Sin embargo, se deben reducir los desperdicios para proteger los recursos primarios”, dice a swissinfo.ch.

En el suelo hay de todo. Botellas de vidrio, latas, vasos de plástico, envases, papel y un sinnúmero de colillas. A veces, entre las escobillas de la barredora terminan también bolsas y saquitos de drogas, revela Roberto. “Me alegro de que la droga termine en la basura”. Con el buen clima, la gente pasa más tiempo al aire libre, lo que significa más trabajo para los limpiadores. “Puedo entender que dejen basura, pero no soporto que tiren las cosas al suelo cuando hay un bote cerca”, afirma.

En Berna, así como en otras ciudades y comunas de Suiza, aquel que tira basura en las zonas púbicas (littering) es pasible de una multa, por lo general de 40 francos. Sin embargo, la cantidad de inmundicias crece de manera constante, señala Andreas Niklaus, de la Oficina Técnica de Ingeniería Civil de Berna. “La población aumenta año tras año y cada vez hay más comida para llevar”, dice a swissinfo.ch.

Esta mañana, la ciudad, de 140 000 habitantes, se ve bastante limpia, observa Roberto. Nada que ver con el fin de semana, cuando las calles del centro, sobre todo donde hay discotecas, se convierten en verdaderas “alfombras de basura”. “Es frustrante: usted no tiene tiempo de terminar la vuelta cuando la ciudad ya está otra vez sucia”.

Luego están los juerguistas que a menudo no facilitan para nada el trabajo. Por ejemplo, cuando se acuestan en el camino o intentan subir a la barredora, narra Roberto. “A veces no puedo hacer otra cosa que llamar a la policía. Y cuando alguien vomita en la calle, a nosotros nos toca limpiar con un trapo y un balde”.

Roberto Citro se concede un cigarrillo durante una pausa con sus colegas. swissinfo.ch

Barredora por el corazón de Berna

Con la ciudad aún dormida, llegamos a una de las plazas más famosas de Suiza: la Plaza FederalEnlace externo, flanqueada por el Palacio Federal, sede del Parlamento y el Gobierno, y por el edificio del Banco Nacional de Suiza.

En este muy vigilado lugar, no es de extrañar que sean pocos los residuos. En cuestión de minutos el vehículo naranja limpia las losas de granito. Roberto no quiere detenerse demasiado en el otro lado. Los operadores ya preparan los puestos del mercado, y considera que su presencia puede ser engorrosa. 

Limpieza de la Plaza Federal. swissinfo.ch

Roberto, pintor de formación, trabaja en el servicio de limpieza pública desde el 2008. Con el tiempo ha logrado conocer los ritmos de la ciudad. El saneamiento de las arterias comerciales debe hacerse con prontitud para evitar quedar bloqueados por los camiones que abastecen a las tiendas. 

5 000 escobas por año

La limpieza de las calles de Berna es responsabilidad de alrededor de 150 empleados municipales. En total utilizan 5 000 escobas por año.

La superficie del espacio público es de 4,1 millones de metros cuadrados, lo que corresponde a 850 campos de fútbol.

Los 1 300 cestos de basura son vaciados hasta diez veces por día.

En el 2013, el servicio de limpieza de las calles recogió 3 113 toneladas de residuos.

La limpieza de calles, aceras y plazas cuesta alrededor de 20 millones de francos por año.

Fuente: Departamento Técnico de Ingeniería Civil de Berna.

Dejamos el asfalto y el granito en dirección del pavimento. Estamos en el casco antiguo de Berna, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1983 y atracción de visitantes de todo el mundo. Pero Robert no hace ninguna diferencia. Pone el mismo empeño que en cualquier otro barrio de la ciudad, dice. A veces, cuando se ocupa del vaciado de las cestas, es abordado por los turistas. “Me toman por un guía y me piden información”, narra divertido.

El contacto con la gente es uno de los aspectos de su trabajo que más le gustan. Hay peatones que se quejan por el ruido, pero también aquellos que agradecen su trabajo, explica. “Me ha tocado recibir cinco o diez francos de propina”.

Desechos, hojas y nieve

Recorremos las calles desde hace un par de horas, y con las luces del alba la ciudad despierta lentamente. Los tranvías y autobuses comenzaron a circular y en el centro aparecen los primeros ciclistas, personas de edad avanzada con bolsas de las compras y peatones que pasean a su perro. Para Roberto aumenta el nivel de concentración. “Es un trabajo que requiere atención y precisión. Se necesita muy poco para tener un accidente”.

A quienes creen que el de barrendero es un oficio simple que todo el mundo puede hacer, el trabajador lanza una invitación. “Trate de ir por ahí con una escoba por un par de horas y me dice”. Despertarse de madrugada cinco o seis días a la semana es agotador. Pero, al menos, cada ronda es diferente y el trabajo está lejos de ser monótono, observa.

En verano recogemos la basura; en otoño, las hojas “es la época más ocupada del año”, mientras que en invierno hay que limpiar la nieve de las aceras. “Lo interesante es que al final se ve el resultado del trabajo”, subraya Roberto.

Roberto Citro, de 35 años, limpia las calles desde 2008. swissinfo.ch

8 500 kg de residuos por día

07:10 a.m. La vuelta por el centro de la ciudad ha concluido. Los residuos en el compartimento de la barredora son relativamente pocos. “Mejor que nada”, dice Roberto. En promedio, los trabajadores del servicio de limpieza de las calles de Berna recogen alrededor de 8,5 toneladas de desperdicios por día.

Para Roberto y sus colegas es el momento de la pausa. Un café, una breve partida de cartas, y a retomar el vehículo naranja para limpiar otra parte de la ciudad. Mañana, a empezar de nuevo.

Operación de vaciado del contenedor de la barredora. swissinfo.ch

El precio de una ciudad limpia

Entre los fenómenos más visibles de la polución por basura está el ‘littering’; es decir, el abandono de residuos (en su mayoría envases de comida para llevar, prensa gratuita y cigarrillos) en lugares públicos. En Suiza, el costo de la limpieza derivada de ese aspecto asciende a unos 200 millones de francos por año.

Para combatir la creciente cantidad de residuos, la UFAM implementa medidas preventivas e incitativas como por ejemplo mediante la aplicación de un depósito de envases reciclables.

Algunos municipios y cantones de Suiza luchan contra ese fenómeno mediante sanciones pecuniarias. Con una iniciativa parlamentaria, el diputado liberal radical Jacques Bourgois pretende introducir en todo el país una multa de entre 100 y 300 francos. La propuesta será discutida por la Cámara Baja del Parlamento durante la sesión de otoño.

Fuentes: UFAM, IGSU

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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