Un arte que avanza de la mano del tiempo
El teatro y el baile han marcado la trayectoria artística de Brigitta Luisa Merki. Su vocación era ser actriz, pero luego descubrió el flamenco.
Y también descubrió que el flamenco se presta magistralmente para teatralizar los aspectos más íntimos del ser humano.
Brigitta Luisa Merki se dispone a celebrar dos importantes aniversarios en su trayectoria personal y profesional. El próximo año Flamencos en route, la compañía que fundó en 1984 y de la que es directora artística, cumple veinte años. Pero, además, esta mujer, menuda, de ojos claros y un rostro de rasgos bien definidos, cumplirá 50 años.
Nació en Wettingen, en el seno de una familia numerosa. Es la penúltima de seis hermanos, de los que, curiosamente, tres viven hoy en el extranjero. El menor es actor en Alemania y trabaja actualmente en Múnich, otro vive en Nueva York, y una hermana emigró hace treinta años a Australia.
Nuevos horizontes
“Hay mucha internacionalidad en la familia”, reconoce, pero no sabe explicar a qué se debe. “Como hemos crecido en una casa pequeña, a lo mejor el espacio era demasiado pequeño”, dice. Quizás por esa razón los hermanos Merki necesitaban abrirse nuevos espacios donde crecer, buscar nuevos horizontes.
Brigitta Luisa Merki los encontró en la expresión artística: en la cerámica, el teatro y el baile flamenco. Recalca que su verdadera vocación era ser actriz, y aunque reconoce que siempre quiso bailar, nunca se había planteado hacerlo de forma profesional.
Puede que su compañía Flamencos en route sea una síntesis de esas dos aptitudes. Y es que el dramatismo del flamenco se presta magistralmente para la teatralización de los aspectos más íntimos y profundos del ser humano.
Terminó sus estudios de bachillerato y se formó como maestra de enseñanza primaria, profesión que ejerció durante tres años. Paralelamente, actuaba en teatros, trabajaba la voz y bailaba.
En España tomó clases con maestros como Mercedes y Albano, La Tati, Manolo Marín, Ciro, entre otros. Pero también fue alumna de la célebre coreógrafa y pedagoga suiza Susana, una figura legendaria en el mundo de la danza helvética e internacional, que trabajó con la Escuela Mudra de Maurice Béjart en Bruselas, el National Ballet of Toronto y el Opernhaus de Zúrich, entre otras compañías prestigiosas.
Susana: una figura clave
Susana, a quien le une una estrecha amistad, fue una persona clave en la vida de Brigitta. Le transmitió la pasión por el flamenco y el deseo de buscar nuevos caminos de expresión artística. Ambas se propusieron tender un puente entre la tradición y la innovación y, juntas, lograron demostrar que el flamenco es un arte que avanza de la mano del tiempo.
La ‘bailaora’ Manoli lleva muchos años trabajando con Brigitta, y la califica como “una persona muy trabajadora, muy luchadora“, tenaz y a la vez flexible. “Ella tiene una idea de algo, pero luego nos da libertad de poder llevárnoslo un poco cada uno a nuestro terreno.“
Desde hace más de dos décadas Brigitta imparte cursos de flamenco en Italia, Alemania y Suiza y crea coreografías para la Escuela Superior de Danza Palucca, de Dresde, y la Escuela Superior de Bellas Artes y Música de Heidelberg.
Tiene domicilio fijo en el cantón de Argovia, aunque entre las giras de Flamencos en route y la intensa actividad pedagógica viaja constantemente. También a España. “Necesito vivir allí“, salir del “exilio“, confiesa. Y es que Andalucía sigue siendo la cuna del arte de vivir y sentir el flamenco.
swissinfo, Belén Couceiro
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