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Caso Polanski: “Todos salen perdiendo”

Keystone

La realizadora estadounidense Marina Zenovich, una de las personas que mejor conoce el proceso abierto contra Polanski en Los Ángeles y del que el cineasta huyó en 1978, viajó a Zúrich para rodar una segunda película sobre el director franco-polaco. Para ella, el caso sólo generará perdedores.

En ocasiones suspende la conversación para retomar el hilo de las ideas e insiste: “No acabo de creerlo, es increíble. Roman Polanski fue detenido.”

Ella, es Marina Zenovich, realizadora de documentales -uno de ellos sobre Bernard Tapie-, estadounidense y lo suficientemente testaruda como para convencer a los abogados de hablar después de dos años de solicitudes. Es lo que debió hacer con los abogados de la defensa y la acusación en el proceso abierto contra Roman Polanski en 1977, después de que éste mantuviera “relaciones sexuales ilegales” -según la fórmula de ese tiempo-, con una menor de 13 años.

En su documental, difundido en 2008, ‘Roman Polanski: Wanted and Desired’, Marina Zenovich revela los vicios que afectaron severamente el tratamiento del caso por parte del juez Laurence Rittenband, muerto en 1993. Éste no sólo había forzado al abogado y al acusador a declarar de una determinada manera, sino que también había cambiado de opinión y había violado el acuerdo firmado entre todas las partes.

Dos retornos a suelo estadounidense

Antes de huir de Estados Unidos, cuando el juez amenazaba con volver a encarcelarlo después de 42 días de observación psiquiátrica, en una prisión, durante la cual todos los expertos juzgaron que Roman Polanski no era un pedófilo, el cineasta se había plegado a todas las solicitudes del juez.

Así, en dos ocasiones, volvió a Los Ángeles cuando se encontraba en el extranjero para proyectos de películas. Una primera vez, desde Polinesia, una segunda, desde Alemania. La “traición” del juez lo llevo, sin embargo, a tomar el avión en febrero de 1978 hacia París y a no volver nunca.

La película de Marina Zenovich no minimiza el alcance del crimen de Roman Polanski contra Samantha Greiner, que se ha convertido en una amiga de la realizadora. “Sólo dos personas saben lo que pasó exactamente”, dijo, “no quieren hablar, y yo en ningún caso quiero disculpar a Polanski. Lo que quise mostrar es lo que pasó más tarde.” Y que parece repetirse hoy con un linchamiento moral y mediático que adquiere amplitud.

La película de Marina Zenovich condujo a la reapertura del caso por la justicia. En diciembre de 2008, los abogados del cineasta presentaron una solicitud de abandono de las persecuciones judiciales. Después de un primer rechazo en febrero, el procedimiento sigue pendiente en una Corte de Apelación de Los Ángeles.

Sólo perdedores

“¡Esperábamos una decisión de la Corte y lo que supimos fue lo del arresto!”, dice la documentalista. Si no había podido hablar con Roman Polanski para la primer película – “y es mejor así”, – desea entrevistarlo para lo que sigue de esta “locura”.

Este asunto es una “lucha libre 22, ya vista”, considera, según la expresión que designa una situación kafkiana. “Sólo hay perdedores, Samantha Geimer, Polanski y sus familias.” Según ella, “todo el mundo quiere que el asunto se termine, excepto los medios de comunicación.”

Y la justicia estadounidense, debemos agregar, puesto que es la que lanzó un mandato internacional a finales de 2005, en un momento cuya razón no queda muy clara. La película de Marina Zenovich no se terminaba aún, ya que tardó cinco años en realizarla.

¿Mentira o no?

“Comencé mis investigaciones después de haber escuchado a Samantha Geimer y su abogado afirmar que el día en que Roman Polanski había huido era un día triste para el sistema judicial estadounidense. Encontré eso muy extraño. Pero nadie quería hablar. Los abogados fueron los más difíciles de convencer. Puesto que son ellos los que ponen de relieve los vicios de procedimiento del juez Rittenband.”

Uno de los testigos de la película, otro fiscal, David Wells, acaba de señalar que había mentido a la realizadora afirmando haber aconsejado al juez encerrar a Polanski. “Me sorprende mucho”, dice Marina Zenovich. “La película salió hace un año y no dijo nada.”

Además, añade, eso no cambia nada a las revelaciones del abogado del realizador y al fiscal sobre las manipulaciones del juez. Eso no cambia tampoco nada a la histeria mediática que se desencadenó en ese momento y a la que se desencadena hoy. “Mucha gente no conoce los hechos pero hacen de ellos un asunto moral”, lamenta la documentalista.

Polanski quería volver

Entre otras puntos misteriosos, Marina Zenovich indica no saber por qué Roman Polanski no volvió a Estados Unidos después de que el juez Rittenband tuvo que dejar el caso, tras la denuncia de los dos abogados.

“Pienso que es una combinación de elementos”, responde. “Tengo mucha información que pone de manifiesto que siempre quiso, a lo largo de los años, regresar a Estados Unidos y solucionar el asunto. Pero no lo hizo. Pienso que eso tiene que ver con el hombre que es, con los dramas que sobrevivió, y con el hecho de que ya tenía una familia e hijos en Francia. No lo sé, pero quisiera saberlo…”

Ariane Gigon, Zurich, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)

Zurich. El cineasta franco-polaco Roman Polanski, 76 años, es detenido el sábado 26 de septiembre por la policía a su llegada en Suiza donde iba a recibir un premio en el marco del Festival de Cine de Zúrich.

Acusaciones. Suiza actuó en conformidad con un acuerdo de extradición firmado con Estados Unidos. Roman Polanski es perseguido desde 1977 por la justicia estadounidense. Se le acusa de haber abusado en ese entonces de una adolescente de 13 años al margen de una sesión de fotografía en la casa del actor Jack Nicholson.

Oposición. Numerosos artistas expresaron su indignación por el arresto y circulan diversas peticiones para liberar a Roman Polanski. Los ministros francés y polaco de Asuntos Exteriores enviaron una carta a su homóloga estadounidense, Hillary Clinton, para pedirle poner fin a la detención del cineasta.

Ley. En Suiza, el Gobierno considera que la policía actuó de acuerdo con el derecho en vigor y que no se trata de un asunto político. La ministra de Asuntos Exteriores, Micheline Calmy-Rey, consideró, no obstante, que hubo “falta de tacto” en este asunto.

Consecuencia. La justicia estadounidense tiene 60 días para presentar a Suiza una solicitud formal de extradición. El cineasta contrató a varios y prestigiados abogados para intentar evitar esta extradición.

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