Cervantes, Eco y Yung, en obra de ecuatoriano amante de la ciencia y el arte
Susana Madera
Quito, 18 mar (EFE).- «El fondo de la espiral», es una aventura fantástica con la que el ecuatoriano Pablo Castelo busca que el lector se enamore de las ciencias, en un viaje por ambientes enigmáticos lleno de acertijos y obstáculos, al que ha «invitado» a Miguel de Cervantes, Carl Yung y Umberto Eco, entre otros.
La historia trata de un monje de una religión oculta, quien acompaña a un novicio en su viaje de iniciación.
En el viaje pasa algo extraordinario: los dos personajes son empujados a una aventura que les llevará por ambientes extraños, donde tendrán que resolver algunos acertijos y superar varios obstáculos, hasta revelar un misterio de consecuencias universales.
En el camino, el monje enseñará al pupilo aspectos de diferentes ciencias, llegando a conclusiones de carácter humanista y espiritual, un proceso en el que un lector erudito reconocerá que la historia está montada sobre una red de referencias intertextuales.
«El lector común podría reconocer una referencia a ‘Marcelino pan y vino’, pero tal vez no reconoce un capítulo del «Quijote», que también está ahí», dijo como ejemplo del libro en el que intercala escenas y apartes de obras de otros autores, pintores, escritores y filósofos.
Por ello, asegura que «todo libro es más que un libro; este libro está en todos los libros. Adeuda a Carl Yung, Joseph Campbell, Martín Gardner, Umberto Eco, Hilaire Belloc, Escher, Cervantes, Borges, Virgilio, Ovidio, Homero…y a muchos más».
Castelo confesó que fue «bastante complicado» hallar conexiones entre textos de otros autores, lograr una trama coherente y sacar una historia que se lea con facilidad y gusto, en lo que -en esencia- es un «libro de divulgación» de la ciencia, y en el que, por ejemplo, habla de hidráulica en un contexto de héroes y destinos.
Una veintena de capítulos componen la obra autopublicada por Castelo, que conjuga aspectos de la física, química y matemáticas, entre otras ciencias, manifestadas en la naturaleza. «Una forma de amar la naturaleza y respetarla es a través del gusto por las ciencias», dijo Castelo a EFE.
LIBRO FÍSICO, DIGITAL Y EN INGLÉS
Las cerca de 400 páginas del libro están diseñadas por Castelo, un amante de la decoración del Medioevo: cada hoja – amarilla como el pergamino antiguo- está enmarcada, hay fotografías y gráficos explicativos.
«Todo el diseño está montado en ‘Photoshop’ y los elementos de cada composición están hechos a partir de mis propios dibujos, pinturas y esculturas», indicó.
Para producir la versión tangible del libro, cada página fue impresa como si fuese una fotografía. De ahí que su precio no es tan accesible como le hubiese gustado al autor, quien -no obstante- ha puesto a disposición la versión digital para libre descarga: https://archive.org/search?query=creator%3A%22Pablo+Castelo.%22
Pero también se puede adquirir en librerías digitales para impresión bajo pedido: «Ya no es como en nuestros tiempos en que el pobre escritor tenía que hipotecar la casa» para imprimir todos los libros y luego venderlos, comentó Castelo, de 62 años.
Residente hace varios años en Estados Unidos, Castelo también produjo una versión de su libro en blanco y negro, con menos dibujos, y otra traducida al inglés.
DESDE 12 AÑOS HASTA LOS 99
Castelo estudiaba para ser químico, pero «después enderecé mi destino dirigiéndome hacia las artes donde me sentía mejor», dice este amante de la ciencia, la literatura y el conocimiento, que llega a todo público con sus letras.
«A cualquier persona que le guste la ciencia, que esté interesado en el misterio de la ciencia y preguntarse cosas, le va a gustar el libro», aseveró al anotar que el texto es para adolescentes, aunque no exclusivamente: «Podría ir desde los 12 años hasta 99».
El título del libro, «El fondo de la espiral», responde a la amplitud de significados sugeridos por esta figura: patrones de crecimiento, organismos vivientes y fenómenos naturales se ajustan a su algoritmo como acomodándose a una serie matemática.
La obra cautivará a los amantes de la ciencia y conquistará a quienes no son tan adeptos a ese mundo, pero básicamente busca «atraer a la juventud a las ciencias, evitar que haya un soldado más y lograr que haya un amante más de la naturaleza», concluyó. EFE
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