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‘El hombre pájaro’ promete volver a volar

Yves Rossy sigue en ascenso a pesar de su caída en el oceano. Keystone

El 'hombre pájaro', Yves Rossy, afirma a swissinfo.ch que pronto volverá a surcar los aires bajo sus alas a reactores, pese a su fallida travesía entre el norte de África y Europa.

Rossy, capitán de aerolínea y ex piloto de caza, fue rescatado de las frías aguas del Estrecho de Gibraltar, cerca de Marruecos, tras encarar turbulencias intensas y problemas de visibilidad que el miércoles (25.11) forzaron su caída al mar cuando volaba hacia el sur de España.

Todo iba bien después del despegue en Tánger: el salto desde un pequeño avión a 2.000 metros de altitud con las alas caseras de dos metros de ancho plegadas a su espalda y los cuatro reactores en ignición.
Pero unos cuatro minutes después de iniciado el vuelo de 15 minutos se precipitó al agua.

No obstante, el hombre pájaro suizo sostiene que este revés no reducirá sus planes de sobrevolar el Gran Cañón en el próximo mes de abril ni su intención de desarrollar alas más pequeñas y más poderosas y paracaídas.

Rossy –la primera persona que voló el Canal de la Mancha usando alas accionadas por un reactor- participaba este miércoles en un desafío intercontinental organizado por la empresa de teléfonos portátiles Webtel.mobi.

swissinfo.ch: ¿Cómo se siente después del accidente que tuvo cuando volaba entre Marruecos y el sur de España?

Yves Rossy: Me siento bien. Fue un momento tenso, pero el plan B funcionó bastante bien y ya estoy listo para volver a hacerlo.

Yo sé que estoy a punto de algo y es un ámbito nuevo donde se comete errores, pero uno aprende de ellos. Es así como uno mejora el rendimiento.

swissinfo.ch: ¿Qué salió mal? ¿Fue un problema del equipo o del tiempo?

Y.R.: Era difícil; estaba semi-nublado, ventoso y algunas capas de nubes mostraban diversos tipos de vientos.

Yo decidí seguir adelante, porque es una cuestión de manejo del riesgo. Tal vez el jueves no lo hubiera hecho, pero hoy estaba seguro de poder hacerlo.

Desafortunadamente si al partir estoy pesado por el combustible, soy lento. Tuve que ir por encima de algunas nubes, pero estaba demasiado lento y perdí estabilidad por la turbulencia.

Intenté recuperar el control reduciendo altitud, pero de repente me vi entre las nubes sin orientación. Mis únicos instrumentos son mis sensaciones y la vista. Sin ellos estoy perdido.

Más que estar particularmente asustado, estuve decepcionado. Estoy seguro de que la próxima vez irá bien con un ala mejorada y mejor tiempo.

swissinfo.ch: ¿O sea que leyó mal las condiciones climáticas?

Y.R.: No. Tenía a los mejores de Méteo France y a personas que tanto en Marruecos como en España controlaban las condiciones. Hace una semana hicimos un simulacro de las condiciones del tiempo y de los vientos. Las indicaciones dieron luz verde.

swissinfo.ch: ¿Cuál es el siguiente paso de Yves Rossy?

Y.R.: Lo siguiente es… (duda)…continuar. Tengo lista un ala con la cual ya volé; es más estable y poderosa. En la próxima primavera pienso ir a presentarla en el Gran Cañón.

Según mis conversaciones con Stuart Sterzel, ejecutivo de Webtel.mobi, me gustaría emprender otra prueba intercontinental. Quiero volver a intentarlo; si es posible sin nubes.

Simon Bradley en Atlanterra, swissinfo.ch
(Traducción, Juan Espinoza)

El 24 de junio de 2004, Yves Rossy ingresó en el libro de récords por ser el primero que durante cuatro minutes voló horizontalmente gracias a sus alas accionadas por reactores sujetas a su espalda.

El 26 de septiembre de 2008, Rossy se convirtió en la primera persona que atravesó el Canal de la Mancha usando alas propulsadas por un solo reactor. Recorrió la ruta seguida por el aviador francés Louis Blériot.

La transformación de Rossy en el ‘hombre pájaro’ implica enfundarse en un traje incombustible de Fórmula-1, llevar tres paracaídas: dos para Rossy y una para su ala; un casco con alarma sonora para advertirle cuando vuela demasiado bajo y su ala casera de tres metros de ancho, fabricada de carbón. El ala va plegada en la espalda y es accionada por cuatro mini reactores. Su invento pesa unos 55 kilos incluyendo el combustible.

El ala, concebida, construida y afinada por él mismo en más de ocho años, no tiene capacidad de dirección, de modo que Rossy tiene que controlar sus movimientos usando la cabeza, los hombros y las manos. El único instrumento es la válvula reguladora de combustible.

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