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Científicos evalúan la amenaza de los asteroides

Si una roca de 390 metros golpeara al planeta provocaría un tsunami masivo. imagepoint

Guerras, colapsos bancarios y derretimiento diario de las capas de hielo polar: los seres humanos deben dar gracias por lo que tienen, al menos el planeta no se ha ido al garete por el impacto de un gran esteroide. Todavía...

Los astrónomos afirman que los cataclismos, como el que se cree que eliminó a los dinosaurios, ocurren cada 60 millones o 100 millones de años.

El argumento de las rocas espaciales errantes se ha convertido en la principal preocupación de los científicos más reconocidos del mundo.

En diciembre pasado, los expertos solicitaron a la Organización de Naciones 100 millones de dólares (112 millones de francos) al año para tratar de crear mecanismos de detección y para desarrollar naves que puedan eludir los peligros procedentes del espacio.

La organización privada ‘International Panel on Asteroid Threat Mitigation’ (Panel internacional para la mitigación de la amenaza de los asteroides), dirigida por el exastronauta estadounidense Russell Schweikart, ha estimado que sólo en dos o tres ocasiones, un asteroide –de un diámetro superior a los 45 metros de diámetro-, podría impactarse en la Tierra en un lapso de mil años.

“Sabemos que la Tierra ha sido golpeada por enormes objetos en el pasado y volverá a pasar en el futuro”, explica Ingo Leya, experto en meteoritos del Departamento de Investigación Espacial y Ciencias Planetarias de la Universidad de Berna. “La última vez que ocurrió fue hace 75 millones de años, así que se acerca la hora”.

Leya reconoce que las posibilidades para que se produzca un desastre de grandes proporciones durante nuestra existencia son bastante escasas. “Afortunadamente el bombardeo disminuyó exponencialmente en el inicio del sistema solar”.

Un masivo retroceso

“Por el momento sabemos que existen más de 200.000 objetos flotando, con diámetros de varios cientos de kilómetros”, comenta Leya a swissinfo. “Normalmente están en sus órbitas, aunque éstas no son estables”.

En 2004 el asteroide ‘Apophis’ describió una trayectoria que llevó a los científicos a pensar en un 2,7% de posibilidades de colisión con la Tierra en 2029.

Estas estimaciones se habrían visto después reducidas a una entre 45.000 posibilidades.

Los especialistas dicen que si incluso una roca de 390 metros de anchura golpeara al planeta, mataría en torno a 10 millones de personas en una región tan densa como América Central o provocaría un tsunami masivo, pero no exterminaría la vida en la Tierra.

El impacto de un asteroide con un diámetro de entre 10 y 40 kilómetros, en función de su composición, produciría, en cambio, una presión atmosférica tal que lo lanzaría a unos 20 kilómetros sobre la superficie terrestre, originando una nube de polvo que dejaría el planeta sin luz solar durante cuatro o cinco años.

La Tierra se asfixiaría, se volvería fría y la vida acabaría.

Muchos expertos coinciden en que es mejor desviar un asteroide que destruirlo.

Lo ideal sería que las autoridades fijaran una vela solar o un eficiente motor de plasma a un asteroide en algún lugar de las profundidades del espacio. Con ello, los científicos consideran que se puede evitar el riesgo de una colisión.

“Para mí esto es muy, pero que muy raro”, señala Axel Deich, el director ejecutivo de la empresa de Zúrich ‘Oerlikon Space’, proveedora de la Agencia Espacial Europea (AEE).

“Las velas solares se han desarrollado”, añade. “En principio, están disponibles, pero imaginar que sólo este tipo de tecnología podría controlar a un asteroide, sería muy complicado”.

Déficit tecnológico

Aparte de las complejidades asociadas con ubicar una vela en un asteroide en rotación, la mayor tarea, en realidad, sería la de llevarla hasta el espacio. A la generación actual de naves especiales le falta la capacidad de transporte para acercar un objeto a una distancia inferior a un kilómetro cuadrado.

“Por el momento, no contamos con un cohete apropiado para llevar grandes cantidades de material fuera del campo gravitatorio de la Tierra. Y eso es algo que se necesita muchísimo”, estima Leya.

“La cuestión más relevante es la coordinación”, en opinión de Deich. “Hay que saber si disponemos de 10 años, 15 años, o sólo 10 meses”.

Con 10 o 15 años para lidiar con ello, los ingenieros podrían ser capaces de desarrollar vehículos capaces de transportar este tipo de cargamentos hasta el espacio exterior. Aunque, cabe decir, que lleva mucho tiempo lanzar y organizar una misión, incluso si la mayoría de sus componentes ya estuvieran preparados, indica Deich.

“Para una misión tipo hay que habilitar la tecnología, y yo recomendaría comprobarla. Esto puede durar entre seis y diez años”, asegura. Incluso cuando la Agencia Espacial Europea desarrolló su ‘Ariane 5’ como vehículo de lanzamiento, tomó prestada la parte más crítica: el motor del ‘Ariane 4’. Sin embargo, el desarrollo del nuevo lanzacohetes tardó cuatro años.

“La única tecnología que está disponible son los misiles balísticos”, comenta Deich a swissinfo.

“Creo que si el asteroide se acerca mucho a nuestro planeta, entonces sólo nos quedaría la tecnología nuclear…”

swissinfo, Justin Häne
(Traducción: Iván Turmo)

En el año 1609 Galileo Galilei apuntó por primera vez al cielo con un telescopio.

Fue el comienzo de 400 años de descubrimientos que aún continúan.

El 27 de Octubre de 2006 la Unión Astronómica Internacional anunció que la UNESCO denominó al 2009 como el Año Internacional de la Astronomía (IYA2009), una declaración ratificada por la ONU el 19 de diciembre de 2007.

El Año Internacional de la Astronomía (IYA2009) representa una celebración global de la Astronomía y de su contribución a la sociedad, a la cultura y al desarrollo de la humanidad.

Su objetivo principal es motivar a los ciudadanos de todo el mundo a replantearse su lugar en el Universo a través de todo un camino de descubrimientos.

Los asteroides son objetos rocosos y metálicos que orbitan alrededor del Sol pero que son demasiado pequeños para ser considerados como planetas. Se conocen como planetas menores.

El tamaño de los asteroides varía desde el de Ceres, que tiene un diámetro de unos 1000 Km, hasta el tamaño de un guijarro.

16 asteroides tienen un diámetro igual o superior a 240 Km. Se han encontrando desde el interior de la órbita de la Tierra hasta más allá de la órbita de Saturno.

La mayoría, sin embargo, están contenidos dentro del cinturón principal que existe entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Algunos tienen órbitas que atraviesan la trayectoria de la Tierra e incluso algunos han chocado con nuestro planeta en tiempos pasados.

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