Temor por las consecuencias de las antenas 5G

Suiza empieza a equiparse con antenas de telefonía móvil 5G. Pero este desarrollo preocupa a parte de la población. 

En el mundo de la tecnología móvil, el gran reto del momento es el de la 5G. En comparación con la tecnología 4G, esta nueva generación promete velocidades hasta cien veces superiores y una velocidad de transmisión instantánea. Esto permitirá principalmente el desarrollo de la conectividad de los objetos. Una revolución que verá, por ejemplo, que los vehículos se comuniquen entre sí en el tráfico.

Los operadores de telefonía móvil han comenzado a instalar nuevas antenas. La histórica operación de Swisscom promete 5G en 60 ciudades para finales de año y Sunrise en 150 municipios para finales de marzo.

Pero el despliegue de 5G divide las mentes. Por un lado, están los que creen que es esencial para el buen desarrollo de la economía. Pero también hay quienes temen una radiación aún más fuerte de las antenas de 5G. Como resultado, los proyectos de construcción de antenas se enfrentan a peticiones, intervenciones políticas y oposición.

Sin embargo, para Christian Neuhaus, portavoz de Swisscom, no son peligrosas. “Las frecuencias son las mismas que las que hemos usado durante varios años. Se trata de frecuencias que han sido analizadas en miles de estudios y con ninguna de ellas se puede demostrar científicamente que existe un riesgo grave para la salud”.

Michel Matter, vicepresidente de la Federación de Médicos Suizos, es mucho más cauteloso y advierte que hay cuestiones abiertas sobre las consecuencias a la salud del empleo de estas ondas electromagnéticas.

Así que estas antenas, ¿son peligrosas o no? El futuro lo dirá. Pero, por el momento, es sobre todo la controversia la que está calentando los cerebros.