Continúan los combates en el este de Ucrania entre rebeldes y tropas leales
Los combates entre el ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos continuaban este martes cerca de la ciudad industrial de Avdiïvka, en el este de Ucrania, donde miles de civiles están sin electricidad.
Rusia está «extremadamente preocupada» por la situación, declaró el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, este martes.
Desde el domingo los combates provocaron la muerte de 13 personas, entre ellos varios civiles cerca de Avdiïvka, situada a unos diez kilómetros al norte del bastión rebelde de Donetsk y controlado por las fuerzas de Kiev.
Se trata de los combates más violentos desde la instauración de una nueva tregua a finales de diciembre.
Este martes, los rebeldes anunciaron la muerte de un civil, mientras que las partes beligerantes se enfrentaban con disparos de artillería y lanzacohetes, constató la AFP.
El portavoz de Putin dijo a la prensa que el Kremlin tiene «informaciones fiables», según las cuales unidades renegadas de las fuerzas de Kiev, y no la Fuerzas Armadas ucranianas, eran las responsables de comenzar los ataques.
El lunes, en ocasión de una visita a Berlín, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, pidió «actuar con firmeza» frente a Moscú, a quien acusa de apoyar financiera y militarmente a los separatistas del este de Ucrania, algo que Rusia niega.
«En este momento no hay electricidad. No encontramos solución para los problemas de calefacción y los tuberías de gas fueron destruidos», contó a AFP una portavoz del ejército, Olena Mokryntchouk. La temperatura cayó a -15ºC la noche del lunes.
Un alto responsable militar, Freedon Vekoua, afirmó a AFP que se preparaba para una posible evacuación de los 20.000 habitantes de la ciudad.
«Lo haremos en última instancia. Queda una oportunidad de restablecer la calefacción», subrayó.
Estos nuevos enfrentamientos constituyen, según la Unión Europea, una «ruptura flagrante del alto el fuego» pactado en los acuerdos de Minsk.
El conflicto en Ucrania, comenzado hace casi tres años, dejó unos 10.000 muertos.