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Tres claves de cómo Bolivia afrontó la pandemia tras un año de primeros casos

Gabriel Romano

La Paz, 10 mar (EFE).- Bolivia cumple este miércoles un año de la detección de los primeros casos de la covid-19 y de lucha contra la pandemia, un proceso marcado por meses de tensiones políticas y giros en las estrategias de contención de la enfermedad que durante este tiempo ha tenido dos picos de alto contagio.

Lo particular del caso boliviano es que la pandemia estuvo antecedida por la crisis política y social de fines de 2019 con la anulación de las elecciones y las constantes tensiones que el Gobierno interino de la expresidenta Jeanine Áñez mantuvo con el Parlamento de mayoría del Movimiento al Socialismo (MAS).

La pandemia ha dejado 11.858 fallecidos y 255.621 casos confirmados de la enfermedad en Bolivia, mientras ahora desarrolla la vacunación masiva y aguarda más lotes de inmunización para aplicarlos a más de 7 millones de habitantes mayores de 18 años, de una población que supera los 11 millones.

EL PRIMER IMPACTO

Fiebre, tos y malestar fueron los síntomas que presentaron dos mujeres mayores de 60 años que llegaron a Bolivia desde Italia y que quedaron registradas como los primeros casos detectados de la enfermedad en los departamentos de Santa Cruz y Oruro hace un año.

Pocos días después, el Gobierno interino dictó las medidas de confinamiento como las restricciones de circulación interna con días específicos para que cada persona realizara compras, mientras que se cerraron las fronteras y se suspendieron los vuelos internacionales y nacionales.

La intolerancia fue la reacción ante los primeros contagios, como cuando los pobladores de San Carlos en Santa Cruz impidieron que la primera paciente con coronavirus en el país recibiera la atención en el hospital del pueblo.

A raíz de esto algunos legisladores plantearon encarcelar a los contagiados que llegaran desde el exterior, mientras que unas semanas después algunos vecinos en La Paz se opusieron a que un hospital fuera destinado al tratamiento exclusivo de pacientes con la covid-19.

La falta de una vacuna hizo que se plantearan alternativas médicas como el uso de hierbas medicinales, las donaciones de plasma hiperinmune de los pacientes recuperados, hasta una propuesta parlamentaria de la utilización del polémico dióxido de cloro, una sustancia usada para la desinfección de superficies.

POLÍTICA Y PANDEMIA

La relación entre política y pandemia ha tenido varios episodios como las postergaciones de las elecciones generales en 2020 que inicialmente estaban previstas en mayo luego atrasadas para septiembre y finalmente a octubre.

Esto generó un crítico agosto en 2020 cuando un paro y un bloqueo nacional de caminos paralizó el país contra la postergación de las elecciones, algo que impidió la provisión de oxígeno medicinal a varias regiones, aunque al final los comicios se postergaron.

Aquel conflicto se produjo en medio del primer pico de contagios con jornadas en las que se llegó a los 2.000 contagios y las muertes por la covid-19 superaron el centenar.

Un condimento polémico fue el anuncio en enero de Áñez de presentarse como candidata a la Presidencia y afrontar la pandemia a la vez, hasta que la mandataria se vio forzada a declinar ese propósito a mediados de septiembre.

En mayo, la gestión de la pandemia tropezó con un escándalo de corrupción que derivó en la prisión preventiva de un ministro por un supuesto sobreprecio en la compra de 170 respiradores de fabricación española, algo que eclipsó el pago masivo de bonos unas semanas antes.

En un año de pandemia, Bolivia ha tenido cinco ministros de Salud, tres durante la gestión interina y dos con el nuevo Gobierno.

CAMBIO DE ESTRATEGIA

El cambio de estrategia llegó tras la posesión de Luis Arce como presidente del país, que cuestionó los confinamientos que dictó el Gobierno interino por sus efectos adversos en la economía como la contracción de más del 8 por ciento el año pasado.

La nueva Administración levantó las restricciones a principios de diciembre y autorizó el pago de un nuevo bono a 143 dólares a los mayores de 18 años sin ingresos fijos.

No obstante, diciembre marcó una inflexión con la segunda ola de casos de la covid-19 que se extendió durante enero y febrero, con reportes diarios de contagios que superaron los del primer pico aunque con una tasa de letalidad algo menor.

El Gobierno, que se mostró reacio a aplicar cuarentenas, forjó su estrategia en las pruebas masivas, la coordinación con los niveles subnacionales y el anuncio de compra de vacunas como las 20.000 de la rusa Sputnik V que llegaron a fines de enero y un mes después las 500.000 dosis de la china Sinopharm.

Esas inmunizaciones se han comenzado a aplicar a los médicos en “primera línea” contra la pandemia, en el caso de la vacuna rusa, y a los enfermos crónicos como los renales y con cáncer, con las dosis chinas.

La nueva gestión gubernativa chocó con el sector médico por la aprobación de una ley de Emergencia Sanitaria que los profesionales en salud consideraron no consensuada por lo que desarrollaron un paro de labores que en la práctica se debilitó por la pandemia.

Durante el año de pandemia, las regiones bolivianas que más han sentido el efecto de la enfermedad han sido los departamentos de Santa Cruz, el más poblado y próspero, La Paz y Cochabamba. EFE

grb/lnm/cav

(foto)(informe a cámara)

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