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Cuando la mejor ayuda es donar la propia experiencia

Dora y Alois Russheim con un producto que ha marcado sus vidas: el grano de cacao. swissinfo.ch

Alois y Dora Russheim, de 76 y 75 años, respectivamente, viven el otoño de sus vidas enseñando por el mundo a fabricar chocolates como los ‘made in Switzerland’. Y Gian Martin Bassin se dedica a mostrar cómo se construye el ‘techo verde’, ecológico y estético.

Nuestros personajes integran el Senior Expert Corps (SEC) de la fundación Swisscontact. Estos jubilados altamente cualificados y motivados transfieren voluntariamente lo mejor de sí: experiencia y conocimientos.

Desde su fundación en 1979, el SEC ha realizado más de 2.000 misiones en 62 países. En este Año Internacional de los Voluntarios efectúa más de 145: en Europa del Este (30), África (9), Latinoamérica (46) y Asia (60).

La pareja Russheim narra a swissinfo.ch cómo llegaron al SEC. “Durante 20 años tuvimos una panadería aquí en Unterkulm (cantón Argovia). Dora, encargada de las ventas, se enfermó y cerramos el negocio”, refiere Alois.

Este panadero, pastelero y chocolatero encontró un empleo en Chocolates Frey. Cuando estaba por jubilarse, su jefe recibió la solicitud de una firma pakistaní que necesitaba un especialista. “Lo acompañé pero por ser mujer no pude trabajar”, recuerda Dora.

Al regreso, el director de Frey les habló de un proyecto de Swisscontact. “Fue un golpe de suerte”, dice este matrimonio que tiene tres hijos. “Nuestra primera misión fue en 1997 en Perú, en una fábrica de chocolates que producía en la cocina. Hoy tiene 35 empleados y filiales en Lima”.

Después estuvieron en Kosovo, Bosnia, Nepal. En estos y muchos otros países les hicieron entrevistas y reportajes para la televisión.

La experiencia más impresionante

Al Gulag siberiano fueron a mejorar la comida de los empleados de una mina de oro “que trabajan 12 horas al día, 7 días a la semana, durante 5 meses. Después abandonan la Siberia, con dinero. Ganan más que el profesor universitario que era nuestro traductor”, refiere Alois.

Allí no hay carreteras, se llega con avionetas que aterrizan en una pista de césped. Los mismos pasajeros suben sus equipajes. Nadie controla el boleto, que incluye el retorno. Hoy nadie se queda para siempre.

En la memoria de los Russheim quedaron las barracas de los prisioneros políticos de Stalin. “No son más grandes que una perrera. Qué tragedia de aquellos que terminaron sus días allí. No había escapatoria, el pueblo más cercano está a 1.500 kilómetros”.

La pareja estuvo en 8 países latinoamericanos. Se alegraba especialmente cuando volvía a Perú, a Arequipa, a la fábrica ‘La Ibérica’. “En 1999, cuando fuimos por primera vez, la familia Vidaurrázaga tenía 100 empleados, hoy son 300. El dueño es capaz de dirigir la fábrica y amasar chocolate”, según Alois.

No faltó una experiencia ingrata en otro país latinoamericano. “Nos citaron de una universidad para dictar un curso de alta cocina a profesores, pero se inscribieron jóvenes de familias adineradas que solo querían era el diploma. Se reían, no prestaban atención ni querían ensuciarse las manos”, critica Dora.

‘Techos verdes’, estéticos e isotérmicos

Gian Martin Bassin nació en 1941 en la Spezia, Italia. Sus padres, pasteleros suizos, emigraron al país vecino por razones económicas. Después de idas y venidas, el joven se estableció en Zúrich donde estudió diseño técnico. Más adelante se graduó como técnico en construcción.

Bassin trabajó muchos años con materiales y técnicas naturales de construcción. “La crisis del petróleo de los años 70 impulsó en Suiza la construcción de casas que consumen menos energía”, recuerda.

Cuando se jubiló en 2004, se preguntó qué hacer con tanto bagaje. En 2007 llegó al SEC y en 2009 tuvo su primera misión en Ecuador. En una constructora de Ibarra se ocupó de mantener los costos bajo control, inventariar el material y planificar.

“Los ecuatorianos viven al día, improvisan demasiado. De pronto faltaba cemento o fierros y esto aumentaba los costos. Todo mejoró con la planificación”, indica.

Su segunda misión fue a comienzos de 2011 en una firma hondureña que iba a construir techos ecológicos. “Con tierra y bambú, que abundan en la zona y reducen los costos”.

Bassin dio conferencias sobre el proyecto en Tegucigalpa. “Ya en los años 50 se demostró en Zúrich que los techos verdes evitan el recalentamiento, producen oxígeno y absorben CO2, filtran partículas de polvo, reducen las variaciones de temperatura y humedad, absorben el ruido y mejoran la estética del paisaje”.

La alegría de vivir de los latinoamericanos encanta a Bassin. “Viajé a Guatemala en 1977 después del terremoto, donde con la ayuda suiza en catástrofes naturales reconstruimos Santiago Sacatepéquez. Además trabajé en México”.

Lo desagradable: “Las montañas de basura. Y nadie apaga el motor del auto cuando hay congestionamiento. La problemática ambiental es cada vez más grave en Latinoamérica”.

No obstante, pesa más lo positivo. “En esa región aprendí valores que no se pueden medir”, señala Bassin, quien espera volver a Latinoamérica con Swisscontact. Entretanto, comparte su vida de jubilado con su esposa Elvira, sus hijos, nietos, su jardín y su casa de 112 años que siempre demanda una pequeña restauración.

Enriquecimiento mutuo

“La gente es inteligente, pero les falta formación. Nuestro objetivo es transferirles ese know-how que ha hecho de Suiza un país próspero sin contar con grandes recursos naturales”, señala Alois.

“También nos hemos enriquecido. Tenemos amigos por el mundo. Lucho, el dueño del restaurante ‘El Batán’, en Chincha Alta, me escribe, me llama en Navidad o el Día de la Madre y pregunta cuándo regresamos”, añade Dora. Los Russheim, que acaban de regresar de El Salvador, estuvieron en esa zona al sur de Lima poco después del terremoto de 2007.

Hace dos años fueron invitados al centenario de ‘La Ibérica’. “Otra vez pude tomar el desayuno criollo y contemplar, desde la terraza del hotel, la Catedral y el volcán Misti, un sueño”, expresa Alois.

La pareja conserva diplomas, placas y otros recuerdos de sus misiones. Especial es la llave de ‘La Ibérica’. “Significa sus puertas están siempre abiertas para nosotros”, apunta Dora. Alois expresa nostálgico: “Si tuviera 30 años, con el conocimiento adquirido en Suiza, vería mi futuro en Perú”.

Está formado por jubilados que ponen sus conocimientos y experiencia profesional a disposición de PYME en países en desarrollo.

El SEC brinda ‘in situ’ apoyo rápido y práctico en la resolución de problemas técnicos y empresariales, fomenta la calificación profesional y especializada de personal y de ejecutivos, todo voluntariamente.

Desde su fundación en 1979, ha realizado 2.200 misiones en 62 países.

Se calcula que ello equivale a 350.000 horas de trabajo, lo que corresponde a un valor estimado de 30 millones de francos.

Sus áreas de intervención más frecuentes: alimentación, hotelería/turismo, salud, gestión empresarial, educación, agricultura, manejo de desechos, construcción, textiles.

La participación femenina todavía es modesta, pero ha aumentado en los últimos años: 13,1% en 2009, 14,5% en 2010 y 15,3% en 2011.

La fundación Swisscontact facilita el acceso de los pobres a mercados, información, servicios financieros y empleo.

En los años 60 creó los primeros proyectos de formación profesional en África, Asia y América Latina.

En los 80 siguieron conceptos para promover las PYME, ya que los graduados necesitaban asesoramiento en la creación de empresas.

Este proceso demostró que las PYME tienen grandes dificultades para obtener créditos en condiciones favorables. Por ello, la organización creó programas que enfrentan este problema.

Sus tres puntos centrales temáticos: promoción de la formación y actualización profesional, fomento de las PYME y reducción de la contaminación ambiental.

Tiene proyectos en:

África (22): Benin, Burkina Faso, Kenia, Mali, Níger, Sudáfrica, Tanzania, Uganda.

Asia (17): Bangladesh, Indonesia, Nepal.

 

Sudamérica (15): Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú

 

Centroamérica (8): República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua

Europa del Este (3):

Albania, Kosovo, Ucrania

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