Cuando los saharauis se sintieron abandonado por España
Laura Fernández Palomo
Campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia), 14 nov (EFE).- ¿Qué hubiera sido del Sáhara Occidental si España no hubiera entregado su colonia a Marruecos y Mauritania, en los llamados Acuerdos de Madrid firmados un día como hoy hace medio siglo?, se siguen preguntando los refugiados saharauis sobre lo que consideran que es el «escollo» de su actual división y exilio.
«No tenemos ninguna relación con Marruecos, ni en el idioma, ni en las palabras, ni en la vestimenta, ni en las costumbres, ni en las tradiciones…», asevera en entrevista con EFE Aza Brahim Babih, refugiada y gobernadora del campamento de Esmara, en la región argelina de Tinduf, que responsabiliza a España del «embrollo» en el que se encuentra la región.
No es una opinión aislada, según los testimonios recabados por EFE tanto de la población refugiada como de los dirigentes del Frente Polisario que, en un año de conmemoraciones como la de la Marcha Verde, destacan ante todo las consecuencias del conocido como Acuerdo Tripartito de Madrid, que dejó inconcluso el proceso de descolonización que debería haber terminado España.
El mundo se descoloniza
En pleno proceso de descolonización mundial, España mostró su disposición de salir del territorio que ocupó en 1884 y había convertido en su provincia 53.
Madrid reconoció que las poblaciones habían expresado en «términos inequívocos» su deseo de alcanzar la independencia, mientras que Marruecos y Mauritania transmitieron sus «reivindicaciones territoriales» sobre el Sáhara al tiempo que Argelia defendía completar la descolonización mediante un referendo.
Preocupados por la cuestión del Sáhara español, 226.000 kilómetros cuadrados ricos en fosfatos, las Naciones Unidas instaron el 6 de noviembre de 1975 a la retirada de Marruecos tras la movilización civil que envió al territorio, la llamada Marcha Verde, y que precipitó la salida de España.
Pocos días después, el 14 de noviembre, España firmó negro sobre blanco su salida con efecto definitivo antes del 28 de febrero de 1976 pero transfirió las «responsabilidades y poderes» a una Administración temporal participada por Marruecos y Mauritania.
Un fiasco para los saharauis, representados por el Frente Polisario, que dirigieron su lucha armada contra Rabat y Nuakchot, hasta la firma del alto el fuego con Mauritania en 1979.
Finalmente, Mauritania cedió la parte que ocupaba al Frente Polisario, pero Marruecos se hizo con su control, hasta la actualidad, cuando sigue controlando el 80 % de un territorio no autónomo pendiente de descolonización, según Naciones Unidas.
Según un dictamen jurídico de Naciones Unidas en 2002, aquellos acuerdos tripartitos no afectan legalmente al estatus del Sáhara Occidental ni pueden suponer la transferencia de soberanía, algo que no podía hacer España por sí sola.
Un problema creado
«España lleva hasta ahora la responsabilidad de la situación en la se encuentran los saharauis», asevera el exjefe de Gobierno saharaui y actual responsable de Educación del Polisario, Abdelkader Taleb Omar.
Los saharauis «se sintieron vendidos», comparten las primeras refugiadas que llegaron en 1975 desde el Sáhara Occidental a los campamentos en territorio argelino, como Batoul Mohamed el Abd: «Fue un acuerdo de trueque. Lo que España hizo contra el pueblo saharaui sigue siendo una mancha de deshonra, y carga con la responsabilidad histórica y moral».
Por tanto, el giro que dio el Ejecutivo español al respaldar en 2022 la propuesta de autonomía marroquí supuso para los saharauis otra decepción de quien seguía sin asumir el «problema creado».
Medio siglo después, los recientes intentos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para imponer una solución sin «permitir» el derecho a la autodeterminación, que contempla la legalidad internacional para los territorios no autónomos, suponen un nuevo peligro.
Para Taleb Omar, el Sáhara constituye en estos días un paradigma de cómo seguir aplicando la legalidad internacional que se creó para terminar con el «expansionismo» y la «utilización de la fuerza» después de la Segunda Guerra Mundial.
Hay que decidir «si (la cuestión del Sáhara Occidental) se resuelve respetando los derechos de los pueblos y los derechos humanos o siguiendo la ley de la selva y, en este caso, no van a ser los saharauis los únicos que van a sufrir», alerta sobre el nuevo orden mundial.
Y para este alto representante del Polisario, España aplica «una doble vara de medir» como muestra su posición sobre Palestina a diferencia del Sáhara Occidental, donde considera que «sigue sin asumir su responsabilidad». EFE
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