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“Llevamos a Suiza este espíritu de no dejarse caer”

La universitaria Sofia Merlo (izq.) observa a los médicos cubanos. swissinfo.ch

Atraídas por el sistema de salud cubano, tres estudiantes de Medicina de la Universidad de Ginebra se sumergen en la actividad de uno de los principales hospitales de La Habana.

Ellas forman parte de la centena de estudiantes que decidieron este año partir a unos treinta países en el marco de un programa de sensibilización sobre la responsabilidad social del futuro médico.

“Estoy fascinada por la impresionante capacidad de los cubanos para salir adelante y resolver los desafíos diarios de una vida nada fácil”, introduce Sofia Merlo, de 23 años, una de tres estudiantes suizas de Medicina que concluye una pasantía en el habanero Hospital Hermanos Ameijeiras.

Estamos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de uno de los principales nosocomios de Cuba. Los médicos vigilan sin pausa los casos de vida o muerte que allí desfilan. Entre las sábanas de una de las camas se descubren unos tenis de bota en los pies de un paciente inmóvil desde hace varios días.

“En Suiza colocamos un costoso soporte especial para mantener en posición vertical el pie: eso es muy importante para evitar que caiga lateralmente, provocando graves lesiones. Aquí, donde faltan los recursos, el ingenio cubano lo resuelve simplemente con estas zapatillas”, explica Sofia.

La universitaria, en equipo con Aurélie Wanders (22) y Alexandra Stefani (23), realiza aquí su ‘inmersión en un ámbito comunitario’ para abordar un problema de salud específico, como parte del programa del tercer año de Medicina en Ginebra.

Durante su pasantía, las estudiantes recogen datos sobre cómo introduce el personal de esta Unidad de Cuidados Intensivos su programa de higiene para reducir infecciones hospitalarias en colaboración con los Hospitales Universitarios de Ginebra y la OMS.

Infecciones transmitidas en el hospital, un hecho

Sin restar mérito a uno de los más reconocidos sistemas de salud de Latinoamérica – con indicadores comparables a los de los países desarrollados- la falta de higiene es también allí un problema de consecuencias graves: siete de cada cien pacientes adquieren una infección durante su hospitalización por el mal lavado de manos del personal, con una concentración del 30% de estos casos en Unidades de Cuidados Intensivos.

Entre las causas de estos contagios se encuentra la inadecuada higiene de manos del personal, al manipular catéteres intravasculares y aparatos de ventilación mecánica destinados a ayudar a respirar al paciente.

Pero este déficit en la higiene hospitalaria responde también a las consecuencias del embargo económico impuesto por EEUU, pues limita medios a disposición en un país de frágil economía, como lo ha reiterado la ONU en más de 20 ocasiones.

“Faltan guantes de látex, tapabocas, y otras piezas necesarias para los aparatos. Los médicos se cubren la boca con sus gorros durante la auscultación de un paciente”, observa Aurélie Wanders.

El embargo, realidad latente

“Este bloqueo no es un tema que busquemos reiterar, sino que es la realidad nuestra”, sostiene la doctora Nora Lim, especialista en Cuidados Intensivos en el Ameijeiras. “Incluso después de que Washington lo reforzó en la década de los 90, se nos cerraron otras puertas para comprar aparatos y piezas de repuesto, porque Estados Unidos amenaza con sancionar a todas las empresas que comercien con Cuba. Importar materiales nos cuesta mucho más que a otros países”.

“La intención de nuestro sistema de salud -pese a sus imperfecciones- es la de reducir a la mínima expresión las enfermedades, pero esto debe congeniarse con la posibilidad real que tenemos los cubanos ante el embargo”, lamenta Lim.

Para el pueblo cubano

Suiza se cuenta entre los países que ayudan a Cuba a enfrentar las limitaciones en su sector salud con la ONG MediCuba, que en 20 años de actividad ha financiado proyectos por más de 5 millones de francos. Por ejemplo, el Ameijeiras recientemente recibió 250 catéteres de lavado bronco-alveolar y una pieza para uno de sus ventiladores mecánicos, elementos indispensables para evitar neumonías relacionadas con los aparatos de respiración conectados al paciente crítico.

“MediCuba financia materia prima para la producción local de medicamentos y colecta donativos junto con sus agrupaciones hermanas en Europa para la compra de fármacos necesarios para tratamientos como el cáncer infantil”, comenta el Dr. Nélido González, vicedirector del Instituto de Oncología de Cuba y eslabón en esa relación de confianza entre médicos suizos y cubanos.

Con respecto a la Universidad de Ginebra, el primer programa de colaboración con Cuba inició este año gracias al compromiso del Hospital Ameijeiras. Jérôme Pugin, vicedecano de la Facultad de Medicina y Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Ginebra, se encargó de mostrar el porqué y el cómo del empleo de la solución desinfectante de manos, producida ya por el propio hospital cubano.

Modelo de Ginebra para “estar en buenas manos”

“Somos los pioneros en la institución en emplear el método recomendado por la OMS, que ya se utiliza en los países desarrollados y que se relaciona con el programa ‘Neumonía Cero”, señala la doctora Lim, responsable local de esta iniciativa. Habida cuenta de que el contagio de una neumonía en Cuidados Intensivos puede cobrarse la vida de hasta uno de cada dos pacientes infectados, la tarea reviste fundamental importancia.

“Este proyecto se basa particularmente en la fórmula hidroalcohólica creada por el profesor suizo Didier Pittet hace 20 años en Ginebra. Un método sencillo y que demostró una disminución de 50% en las infecciones en el medio hospitalario ginebrino, a tal grado que su modelo fue retomado por la OMS en 2004 para difundirlo en el mundo”, contextualiza Aurélie Wanders, mientras observa con atención el proceder de una enfermera al atender a un enfermo.

Fuera de la burbuja de confort

Las chicas suizas dicen haberse acostumbrado a las evidentes limitaciones materiales del Hospital Ameijeiras, un edificio que antes de la Revolución Cubana había sido concebido como sede del Banco Nacional, pero cuya caja fuerte no conoce otro tesoro que los medicamentos que resguarda.

“Lo que vemos aquí son excelentes clínicos, que si bien tienen menos tecnología, menos material, se siente que son más humanos, más intuitivos y se interesan por el contexto del paciente”, señala Sofia, quien sabe imposible hacer comparaciones sobre lo conocido en Suiza y lo visto en Cuba:

“La experiencia de formar parte de la vida activa cubana me ha permitido salir de mi burbuja de confort para aprender de los otros y madurar, aspecto básico en nuestra futura profesión, de gran responsabilidad”.

“Este espíritu de no dejarse caer ante los problemas y de dar lo mejor de sí como profesional nos lo llevamos a Suiza”, sostiene Alexandra.

Los estudiantes de Medicina de la Universidad de Ginebra realizan al cierre de su programa de estudios de tercer año una pasantía de 4 a 6 semanas de duración que les permite confrontarse a un problema de salud en toda su complejidad biopsicosocial en una comunidad determinada, dentro o fuera de Suiza.

Este 2012, alrededor del 70% de estos universitarios (100 de 140) partieron al extranjero.

Entre los países elegidos están Bolivia, Argentina, Brasil, Perú, Costa Rica, Nicaragua, EE.UU., Canadá, Suecia, Rumania, Armenia, Malí, Camerún, Nepal, India, Filipinas, Tailandia, Japón, Mongolia y Australia.

Con frecuencia esta experiencia es el inicio de relaciones estrechas de los futuros médicos con países pobres a través de proyectos puntuales, uno de los múltiples ángulos del desempeño humanitario de la Universidad de Ginebra.

La atención de salud es gratuita y accesible a los once millones de habitantes de Cuba, de acuerdo con el sistema socialista de la isla. No obstante, existen deficiencias en la calidad del servicio a la población, por la falta de recursos a disposición.

Cuba presenta indicadores de salud comparables a los del mundo desarrollado.

Con 4,9 por mil nacidos vivos, Cuba tiene la menor tasa de mortalidad infantil en menores de un año de edad de los países en desarrollo y, junto con Canadá, la más baja de todo el continente americano.

Cuba cubre con producción nacional cerca del 70% del cuadro básico de medicamentos e importa el resto, aunque persiste el desabastecimiento temporal de algunos fármacos.

Cuba colabora en materia de salud con unos 70 países, con el envío de personal médico cubano o la formación de futuros médicos extranjeros en la isla.

Los países con recursos financieros suficientes pagan a Cuba estos servicios, tal es el caso de Venezuela y Angola.

La venta de servicios médicos al extranjero es la principal fuente de ingresos del país.

(Fuente: OMS y autoridades cubanas)

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