‘La telenovela errante’ llega a Locarno
Radiografía trágico-cómica del Chile posdictatorial, La telenovela errante, filmada por Raúl Ruiz en 1990 y completada por Valeria Sarmiento en 2017, se estrena en la competición internacional de la 70 edición del Festival de Cine de Locarno.
La película, la 121 del director chileno – quien conquistó el Leopardo de Oro en Locarno en 1969 con ‘Tres Tristes Tigres’ – tiene tanto de valor cinematográfico como de milagro y resurrección. Y se estrena casi seis años más tarde, día por día, de la muerte de su autor.
Los materiales originales de la filmación que realizó Ruiz al regresar a Chile poco tiempo después del fin de la dictadura de Augusto Pinochet estaban desparramados por el mundo. Una parte en la misma Cineteca Nacional de Chile. Otra, en la universidad norteamericana de Duke, donde el director había enseñado. Y una copia del guión se encontraba en un armario de su antigua vivienda en París, a donde el cineasta había llegado exilado luego del Golpe Militar de septiembre de 1973.
A iniciativa de los profesionales cinematográficos chilenos Chamila Rodríguez y Galut Alarcón, se realizó en los últimos meses la resurrección/montaje de la película, bajo la dirección de Valeria Sarmiento, realizadora, guionista, actriz y viuda del cineasta. La conclusión de la película estaba prevista para inicios del 2018, pero los ritmos se aceleraron para llegar al Festival de Locarno. En octubre próximo inaugurará la 24 edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia.
Siete episodios de telenovelas
En sketches separados por capítulos que estructuran el filme en una semana, van sucediéndose velozmente pincelazos de la vida cotidiana local con el toque propio de la comicidad surrealista.
Arranca con ‘La Gente nos mira’ – tres personajes actuando en una telenovela – que mezcla una relación amorosa salpicada de reflexiones sobre la vida política chilena de ese momento. Y concluye con un sugestivo ‘Si te portas mal en esta vida, en la próxima vuelves como chileno’ con facetas muy propias de la idiosincrasia del país sudamericano. ‘Chile fértil país’, ‘El inglés en las zonas sensibles’, ‘Las cosas con “H”’, ‘Alma C. Ríos Guzmán’ y ‘Más allá de las montañas’ completan la estructura de La Telenovela Errante describiendo desordenadamente ese “país maldito”, del cual hablaba Raúl Ruiz. Refiriéndose así a esa compleja etapa política de transición posdictatorial que aparece con tanto énfasis en ese entramado reconstruido cual un rompecabezas de esta producción “post mortem” del director trasandino.
Contenido “mágico”
“Toda la realidad chilena es vista bajo el prisma de la telenovela que actúa como filtro revelador de esta misma realidad”, señalaba en los noventa el propio director chileno para describir su obra en gestación.
Esas reflexiones, retomadas hoy en el catálogo oficial del Festival de Locarno, explican “que el filme se mueve en torno al concepto de telenovela. Su estructura reposa sobre la hipótesis que la realidad chilena no existe pero que consiste en un conjunto de telenovelas”.
“Las imágenes – casi cuatro horas de materiales fílmicos originales – se realizaron en 1990 en un taller pedagógico para actores y directores”, explica a swissinfo.ch Valeria Sarmiento, quien colaboró regularmente con su marido, además de realizar sus propias obras, entre ellas ‘Amelia López O’Neill’ (1991) seleccionada en Berlín y ‘Líneas de Wellington’ (2012), proyectada en Venecia. “El apoyo de fondos públicos para la cultura fue decisivo para concretar este proyecto”, enfatiza.
El material, finalmente reducido, editado y producido en su actual versión de 80 minutos que compite en Locarno, “implica una especie de resurrección de Raúl”, enfatiza Sarmiento. Subraya una enorme cantidad de elementos visionarios y premonitorios que integran el film, como imágenes de una telenovela turca anticipando lo que sería la actual realidad con abundante presencia de ese tipo de productos.
“Abundan también los elementos políticos, críticos”, completa Chamila Rodríquez, quien colaboró con Raúl Ruiz en diversos proyectos durante una década y asumió un rol motor en este proyecto. “Regresando del exilio tenía una mirada sarcástica del Chile que encontró. Un país con las huellas visibles de esa tremenda dictadura, que había calado tan hondo en la sociedad y donde se respiraba una atmósfera extraña”, subraya.
El desafío de estar en Locarno
La conclusión estaba prevista para el 2018, pero el trabajo y los tiempos se aceleraron en los últimos meses para que pudiera ser presentada en este Festival, alentados por la respuesta positiva que recibieron de Locarno a la primera versión todavía no concluida del film. “Un muy interesante festival internacional de Cine de autor, que no le teme a presentar obras que contienen un lenguaje extremo”, explica Valeria Sarmiento, sin olvidar la importancia que tuvo para su marido haber recibido el principal galardón de Locarno en 1969.
La presencia de La telenovela errante en esta 70 edición “es un regalo significativo a Locarno de uno de los realizadores más importantes, no solo de Chile sino a nivel internacional, un verdadero maestro del surrealismo”, explica Carlo Chatrian, director del festival a swissinfo.ch.
Es un film que viene del pasado pero que habla del presente, reflexiona. Y que demuestra que Ruiz era un gran visionario, que veía anticipadamente cosas que luego se concretizarían, concluye.
El horror de la dictadura
Filmar en 1990 las escenas de LaTelenovela Errante “fue un proyecto tan pedagógico como lúdico que hicimos prácticamente sin un guión detalladamente definido”, recuerda Liliana García Sosa una de las actrices que participan en la película. Uruguaya de nacimiento, García Sosa ha realizado su brillante carrera artística tanto en Uruguay como en Chile. Esa espontaneidad en la actuación y en la dirección buscaba dar rienda suelta a “las capacidades propias de cada uno de los que participamos. Fuimos muy libres en nuestra interpretación. Reíamos y nos tomábamos el pelo entre nosotros”, recuerda. “Aprendimos y compartimos mucho en ese ejercicio con Raúl Ruiz”, agrega.
García Sosa, reconocida también por su activa militancia cultural, asociativa y política en Sudamérica, actualiza en su recuerdo el propio compromiso político de Raúl Ruiz. “Trataba de entender esa transición que vivía Chile después de tantos años de horrorosa dictadura. Nueva etapa, completa, que si bien se consideraba “democrática”, incorporaba en sí misma todo los corolarios, estigmas, funcionamientos, y comportamientos que impuso durante tantos años a la sociedad chilena ese régimen brutalmente represor.
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