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Cita de virtuosos en Verbier

La pianista argentina Martha Argerich enVerbier. Aline Paley/Festival de Verbier

Como cada año, algunos de los mejores músicos clásicos del planeta se dan cita en el Festival de Verbier. Convertido en uno de los platos fuertes del panorama cultural suizo, el evento inicia su 17 edición con grandes cambios.

Entre los invitados de relumbrón llegados este año a las montañas se cuentan tres latinos excepcionales. Se trata del tenor mexicano Rolando Villazón, del director de orquesta español Rafael Frühbeck de Burgos y la legendaria pianista argentina Martha Argerich, presencia habitual del prestigioso festival suizo.

En la noche de ayer, lunes, fue el turno del veterano director Rafael Frühbeck de Burgos para seducir al conocedor público del Festival de Verbier. El español llevó con mano firme a la orquesta del festival en el Concierto 5 para violín de Mozart, interpretado por la jovencísima Lisa Batiashvili, y el célebre Concierto para Violoncello de Elgar, en manos del británico Lynn Harrell.

Pero el maestro burgalés se reservó el plato fuerte de la noche interpretando con los jóvenes músicos la celebérrima Quinta Sinfonía de Beethoven. Orquesta y director recibieron una lluvia de aplausos de un público entregado y puesto en pie.

Se llegaba así a la cuarta noche de un festival que culmina el próximo 1 de agosto y que comenzó de forma muy accidentada. De hecho, las tormentas obligaron a suspender el primer concierto del viernes, y casi obligaron a cancelar el segundo. Las masas de agua provocaron cortes de corriente que dejaron la sala de conciertos a oscuras y a 2000 espectadores a la espera, entre divertidos e inquietos.

El Festival de Verbier dio comienzo presentando al fenómeno del piano Yuja Wang. La joven china, que comenzó su meteórica carrera internacional en Suiza, presentó su lectura del Segundo Concierto de Prokofiev acompañada del director suizo Charles Dutoit, titular de la Orquesta del Festival.
Al día siguiente era el turno de otra pianista, pero en este caso se trata de una mujer que ya es parte de la historia de la música. La argentina Martha Argerich embrujó a los presentes en la Salle des Combins con su lectura del Concierto para Piano y Trompeta del ruso Dimitri Shostakovich.

La pianista porteña residente en Bruselas sentó cátedra ante un auditorio en el que se encontraban extasiados algunos de los músicos más eminentes del planeta. Argerich es ya una presencia habitual en el Festival de Verbier, que tiene en ella uno de sus “platos fuertes” que hacen el renombre internacional de la cita alpina.

Nueva sala de conciertos

La gran novedad de la presente edición del Festival de Verbier es, sin duda, la nueva sala de conciertos que reemplaza a la histórica tienda de Medran. Ahora, los melómanos se desplazan hasta la nueva Salle des Combins, situada en los bajos de Verbier. Una novedad que no hace los parabienes de todos los visitantes, que deben desplazarse a una distancia considerable para asistir a los conciertos.

La nueva sala efímera, que se pone en pie cada verano para el tiempo del festival tiene un costo aproximado entre montaje y desmontaje cercano al millón de francos suizos. Una parte considerable de un presupuesto anual cercano a los 8 millones de francos, garantizado por los patrocinadores principales que son Rolex, Nespresso, la banca Julius Bär y la Ciudad de Verbier, que ha hecho del festival una de sus inmejorables cartas de visita en el mundo.

El Festival de Verbier no sólo significa grandes conciertos y grandes intérpretes. El evento suizo pone igualmente el acento en la educación, bajo la forma de la Academia de Verbier, donde cientos de jóvenes de medio mundo asisten a clases magistrales impartidas por primeros espadas de cada instrumento.

Una función similar cumple la Orquesta del Festival de Verbier, donde se forman a lo largo de varias semanas del año músicos jóvenes (a los 30 años deben abandonar la formación) que se foguean en la práctica sinfónica dirigidos por batutas del calibre de Charles Dutoit o Rafael Frühbeck de Burgos, entre muchos otros. De hecho, es posible que en ningún otro lugar, salvo los festivales de Lucerna o Salzburgo, haya tal concentración de músicos de primer nivel mundial por metro cuadrado.

Como comentaba un visitante de Barcelona al cronista, ver a dos o tres de estos músicos en Madrid, Barcelona o Buenos Aires sería noticia. Pero encontrarles por docenas, en una pequeña localidad alpina a 1500 metros de altura es algo que raya en lo milagroso. “Y lo más sorprendente es que el precio de las entradas es más barato de lo que cobran en Barcelona por eventos de menor calibre”, comentó a swissinfo.ch el melómano catalán.

Y casi en la clausura del festival, el 31 de julio, será el turno del mexicano Rolando Villazón para encandilar al respetable junto a la pianista francesa Hélène Grimaud. El tenor mexicano interpretará obras de Duparc, Fauré y Massenet, además de las “Siete Canciones Populares Españolas”, de Manuel de Falla. Al día siguiente, fiesta nacional suiza del 1 de agosto, el director ruso Valeri Gérguiev cerrará un festival marcado por una constelación de estrellas internacionales de la música.

Nacida en Buenos Aires en 1941, Argerich está considerada de forma unánime como una de las mayores pianistas de nuestro tiempo

Comenzó sus estudios de piano antes de cumplir tres años. Su primer maestro fue Vicente Scaramuzza, quien marcaría de forma indeleble su estilo

A los 8 años realiza su début en público tocando Mozart, Bach y Beethoven. A los 14 años se instala en Europa gracias a una beca del Gobierno argentino. En Viena estudia con el gran pianista Friedrich Gulda

En 1957 gana los concursos de piano de Ginebra y Bolzano. En 1965 entra en la leyenda ganando el prestigioso concurso Chopin, en Varsovia

Su carrera internacional tiene pocos parangones y algunas de sus grabaciones son ya parte de la historia de la música. La intérprete, residente en Bruselas, Bélgica, tiene su propio festival en Lugano, Suiza

Argerich es bien conocida por su rechazo visceral a la prensa y los medios de comunicación. Prácticamente no da entrevistas y prefiere tocar en formaciones de cámara o acompañada por orquesta pues no disfruta sola en el escenario.

Fundado en 1994, el Festival de Verbier ha visto pasar por sus escenarios a la práctica totalidad de solistas y directores de primer nivel mundial.

Entre muchos otros, los pianistas Hélène Grimaud, Evgueny Kissin, Arcadi Volodos, Yuja Wang o Martha Argerich. A ellos se suman los directores Kurt Masur, James Levine o Valéri Gérgiev y los violinistas Gidon Kremer, Joshua Bell o Janine Jansen.

También han pasado por Verbier cantantes ‘modernas’ como Björk o Ute Lemper, la actriz suiza Marthe Keller o la diva británica Vanessa Redgrave y escritores del calibre de Yasmina Reza o Paolo Coelho.

Con el apoyo financiero de Rolex, la banca Julius Bär y Nespresso, el festival ha atravesado una tormenta cuando el mayor banco de Suiza retiró su patrocinio a la orquesta hace un par de años. Hoy la formación cuenta con financiación de la ciudad de Verbier y del cantón del Valais.

Desde el verano pasado, el nuevo director musical de la Orquesta del Festival de Verbier es Charles Dutoit, considerado por muchos especialistas como “el más relevante músico suizo vivo”.

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