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De mochilero a empresario hotelero

Vista del hotel "Oberland" en la ciudad altiplánica de La Paz, Bolivia. Walter Schmid

Walter Schmid tomó la mochila en 1987, dejó la ciudad suiza de Zúrich, y emprendió un viaje de aventura y aprendizaje por varios países de América Latina.

Bolivia era uno más de su itinerario, pero tras llegar a éste, en 1993, quedó prendado de la nación andina, echó anclas y se ha convertido en un próspero hotelero.

“Conocer las culturas de los países tercermundistas”. Esta sana curiosidad, en la mayoría de los casos, hizo que Walter Schmid tomara el rumbo de América del Sur, precisamente cuando el subcontinente vivía una época de contradicciones y reencuentros políticos.

Tras once años de su arribo a Bolivia, el ciudadano helvético de 36 años confiesa a swissinfo que la variedad geográfica extendida desde el trópico, pasando por los llanos hasta la fría región altiplánica, atrajeron su atención.

Las formas de vivir de sus gentes, su relación con la naturaleza y sus costumbres tan distintas a las de Europa fueron ganando forma en sus planes de echar raíces en una tierra, hasta entonces, ajena.

Asumir el reto

En Zúrich había trabajado en la hotelería; de modo que decidió emplear sus conocimientos en este sector lanzándose a otra aventura: la de empresario.

Sus pocos ahorros sirvieron para instalar un hotel en la ciudad de La Paz, el primer hotel suizo-boliviano bautizado con el sugestivo nombre de “Oberland”, alusión obvia a las regiones montañosas suizas.

Ubicado en la templada zona de Mallasa, el hotel de tres estrellas se ha convertido en uno de los más visitados por turistas nacionales y extranjeros, sobre todo de Suiza, Alemania, Estados Unidos y de otros países de la región andina.

Variedad en el menú

Satisfacer a todos los gustos es una de las premisas aplicadas por Walter Schmid. Destaca por ejemplo que muchos turistas extranjeros prefieren platos típicos con carne de llama (el camélido clásico del altiplano), porque es una de las más sanas y no contiene colesterol.

Al hablar de Bolivia, el empresario hace una crítica constructiva cuando dice que los habitantes de esta nación no consumen su propia producción, como la quínua o la carne de llama, apreciadas en países del exterior por la calidad de nutrientes en su contenido.


Por supuesto que la cocina ofrecida por el hotel Oberland incluye desde los platos típicos bolivianos hasta los más exigentes del menú europeo, entre ellos de la cocina helvética. O sea que el huésped puede pedir tanto un “picante de pollo” como una “Raclet” (plato suizo de queso fundido con patatas y cebollas) y otros.

Por eso no extraña que sus cómodas instalaciones y la atención hayan dado al hotel de Walter Schmid un rasgo especial ni que sea constantemente contratado para congresos, seminarios, talleres o incluso para la concentración de equipos de fútbol.

A pesar del progreso logrado, el Hotel Oberland posterga los planes de expandirse a otras ciudades de Bolivia. La razón no es otra que la difícil situación económica por la cual atraviesa desde hace tiempo el pa[is andino.

¿Volver a Suiza? Por ahora, no

Por el momento Walter Schmid no piensa volver a Suiza, pero no descarta la posibilidad de buscar otros lugares para evitar los efectos de la situación de inestabilidad que atraviesa esta nación.

“Si hay dos o tres octubres más, mucha gente se va a ir, mucha gente ya se ha ido, amigos conocidos han dejado Bolivia, y eso disminuye la clientela”, dijo refiriéndose al “octubre negro”, sangriento, que en 2003 culminó con la renuncia del entonces presidente, Gonzalo Sánchez de Lozada.

Con todo, mantiene el optimismo porque aún le va bien en La Paz, ciudad sede de Gobierno y, por ende, capital política y económica. Esa condición hace que todavía reciba contratos para la realización de diversos eventos nacionales e internacionales.

Walter Schmid comparte la opinión de que Bolivia sigue siendo uno de los lugares promisorios en América Latina por su poca exploración y explitación, pero añade que la situación de permanente crisis la hace inviable.

Familia y aprendizaje

Walter está casado con la boliviana Yover Rivas, oriunda de Cochabamba, madre de sus tres hijos: Julián, Camilo y Antonio, y a punto de concluir la carrera de Antropología.

Ambos administran el hotel.

Walter Schmid cuenta a swissinfo que viajó con muchos turistas a Charazani y Curva, poblaciones conocidas por los “kallawayas” (curanderos indígenas) paceños que se dedican a la práctica del esoterismo siguiendo los usos y costumbres de esta región.

Esos ritos, aún 500 años depués de la colonización española, no se pierden. A juicio de Walter, “insuflan mucha fortaleza espiritual”.

Finalmente señala que entre Bolivia y Suiza existen muchas similitudes, particularmente en lo que se refiere a su geografía, las montañas nevadas a las que vuelve ocasionalmente para practicar el esquí.

En Bolivia, el nevado de Chacaltaya, dice, ya no es como en 1994, el glacial está disminuyendo considerablemente y eso no permite practicar este deporte, lo que también significa que de aquí a algunos años afectará el caudal de agua que abastece a los habitantes de la ciudad de La Paz.

Walter Schmid, es un joven empresario que no ha olvidado la mochila.

swissinfo, Félix Espinoza R., La Paz, Bolivia

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