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Una especie de iTunes para las prestaciones del Estado

Daniel Gasteiger en la calle
Daniel Gasteiger quiere crear una app para todas las relaciones entre el ciudadano y el Estado. Ester Unterfinger/swissinfo.ch

Proviene de la banca de inversión y ahora se propone que el Estado suizo entre en la era digital. Daniel Gasteiger se considera un pionero en materia de tecnología cívica. Se define como una persona ingenua, una calidad que podría servirle en su misión.

“Una periodista de una radio local acaba de preguntarme por qué hemos elegido colaborar precisamente con el pequeño cantón de Schaffhausen”, comenta Daniel Gasteiger. “Por una razón muy sencilla: porque es gente innovadora”.

A Gasteiger, de 44 años, le interesan los denominados ‘first movers’, o sea, los pioneros. Y él se considera uno de ellos. Procivis, su empresa de cadena de bloques (blockchain) acaba de anunciar que creará con el cantón de Schaffhausen una identidad digital para los ciudadanos.

Este artículo forma parte de #DearDemocracy, la plataforma sobre democracia directa de swissinfo.ch

Hay un proyecto análogo a escala nacional, pero que no verá la luz antes cuatro años. El proceso de consulta sobre la ley federal relativa a los medios de identificación electrónica reconocidos (ley e-ID)Enlace externo apenas acaba de cerrarse. “Suiza tiene que ponerse las pilas, de lo contrario va a quedarse rezagada”, sostiene Gasteiger.

El empresario quiere que Suiza entre en la era digital. Su visión es gestionar en el teléfono inteligente todos los contactos con las autoridades y acceder a todas las prestaciones públicas. Ya sea la declaración de la renta, los servicios de empadronamiento o el voto electrónico – debería poderse acceder a todo este abanico de servicios a través de una aplicación de identificación electrónica. En otras palabras, Daniel Gasteiger y su empresa emergente ‘Procivis’ pretenden crear una especie de iTunes para las prestaciones del Estado.

Daniel Gasteiger explica sentado su idea de una app para todos los servicios del Estado.
Daniel Gasteiger quiere crear una app para todas las relaciones entre el ciudadano y el Estado. Ester Unterfinger/swissinfo.ch

Federalismo, un terreno ideal

Gasteiger no es un exfuncionario ni tampoco un empresario tecnológico al uso. Hasta hace poco trabajaba en un sector completamente diferente: la banca de inversión. Antes, todo el mundo quería trabajar en un banco, dice. Y, de hecho, él decidió hacer un aprendizaje en el Credit Suisse. Tenía un objetivo ambicioso: A los 40 años quería codearse con los directores. Y lo consiguió: en su último empleo fue jefe de plantilla en la oficina de Axel Weber, el presidente del consejo de administración del UBS.

Sin embargo, los golpes del destino en su entorno personal lo llevaron a cambiar el chip. Gasteiger decidió cambiar de sector y trabajar como autónomo. “Siempre planeo mi carrera en plazos de cinco años. La siguiente meta era una empresa emergente en un sector de crecimiento”.

Gasteiger estaba preparado, pero le faltaba una buena idea. Para inspirarse, viajó a Bangkok a una conferencia de ‘start-ups’. “La gente joven rebosa de ideas”, dice con entusiasmo. Un segundo viaje a California y a través del Sillicon Valley le abrió definitivamente los ojos.

Tras sostener conversaciones con la antigua directora de Innovación de la filial de Swisscom en Palo Alto tuvo claro que la tecnología de cadena de bloques (‘blockchain’) era el negocio del futuro. La tecnología de encriptación y seguridad cambiará no solo el mundo de la banca, sino también el Estado, afirma convencido. “Y Suiza es un país descentralizado, funciona exactamente como una cadena de bloques, con lo cual le va como anillo al dedo”.

El argumento de la seguridad

Las cosas se precipitaron. En 2015 fundó ‘Nexussquared’ – una incubadora de ‘startups’ especializadas en ‘blockchain’. Y luego este nómada de la tecnología terminó en Estonia, el país modelo en materia digital.

Después de visitar la capital Tallin, Gasteiger quedó fascinado con la naturalidad con la que el pequeño estado báltico vive eso de ‘lo digital primero’. Desde entonces trabaja con el director del famoso programa de residencia digital (e-residency) Kaspar Korjus. La política siempre le ha interesado, dice. Durante un breve periodo Gasteiger llegó a ser incluso miembro del Partido Liberal Radical, que defiende el liberalismo económico.

Para su misión se necesita paciencia y valor. Y una buena dosis de ingenuidad. Pues quienes siguen la evolución digital en Suiza saben de las piedras en el camino.

La lista de proyectos fallidos es larga: en las comparaciones internacionales de gobierno electrónico, Suiza suele tener una mala puntuación. El proyecto ‘suisseID’ nunca terminó de despegar y el gobierno acaba de congelar el denominado ‘e-collecting’, la firma digital para las iniciativas y referéndums. Y hace poco que se reanudó el proyecto de voto electrónico que el gobierno había suspendido en 2015 por razones de seguridad.

Daniel Gasteiger vestido de camisa blanca
Una tarjeta digital de identidad no es una idea descabellada. Ya existe en Estonia. Ester Unterfinger/swissinfo.ch

Gasteiger se crispa cuando se le menciona el término seguridad: “La gente de la administración y las universidades dice que no es lo suficientemente seguro. Si así fuera entonces jamás hubiéramos introducido la banca online. Lo que hacen es infligir miedo y esto me saca de mis casillas”. Su divisa es ‘probemos primero y luego veremos’. En Suiza no escasean las mentes brillantes, lo que falta es comprensión y voluntad política, sostiene.

Reconoce sin titubeos que se adentró en la materia con ingenuidad y sin ideas preconcebidas. Primero tuvo que familiarizarse con el tema. El empresario habla pausadamente, y a veces muy rápido. El ritmo acelerado lo atribuye a sus orígenes meridionales. Reúne las dos facetas, el sentido suizo de la calidad y el temperamento italiano, dice.

Aún desconocido a escala federal

Pero para acelerar la digitalización de la democracia suiza se necesita algo más que un espíritu emprendedor y habilidades interculturales. Por ejemplo, una buena red de contactos políticos, afirma. Y en la Berna federal Gasteiger es un novato. Muchos diputados nacionales que se sientan en las comisiones parlamentarias han oído hablar de él, pero pocos conocen sus planes.

Además, se necesita mucha paciencia. Porque sabido es que la maquinaria legislativa suiza es lenta. Y hay varios frentes movilizados contra la transformación digital del Estado.

El exbanquero no está dispuesto a esperar tanto y baraja la idea de acercarse a la ONU con una propuesta: a través de ProcivisEnlace externo, una especie de puntaje de reputación digital, se podría confirmar, por ejemplo, la nacionalidad de los refugiados sin documentos gracias a sus diferentes perfiles en las redes sociales. Así podrían prescindir del Estado para certificar su identidad.

¿Es Gasteiger un anarquista libertario? En el transcurso de la entrevista relativiza lo que a primera vista puede parecer una distopía. Este escenario solo vale para Estados corruptos, puntualiza. Gracias a las soluciones de cadena de bloques se pueden impedir las falsificaciones y las manipulaciones en el registro catastral. Y, sobre todo, proteger a los ciudadanos de los abusos por parte del Estado o de terceros. 

No obstante, reconoce que en la Confederación esto no es imperativo. “En Suiza confiamos en el Estado porque funciona bien”. Probablemente –y muy a su pesar–el sistema político helvético funciona demasiado bien para que urja cambiar algo.

Democracia directa digital

Noticias falsas y bulos difundidos por troles en foros digitales, filtros de las redes sociales, robots que responden en lugar de personas, política en directo vía Twitter: Hoy, la confrontación con el mundo digital está prácticamente omnipresente en la agenda política.

En una serie de artículos para la plataforma #DearDemocracy, Adrienne Fichter arroja luz sobre la influencia y el impacto que tienen las tecnologías digitales en el sistema y los procesos de la democracia directa suiza.

La periodista se centra en la influencia de las redes sociales en las elecciones y votaciones, la participación ciudadana, el gobierno electrónico, la tecnología cívica y los datos abiertos.


Traducción del alemán: Belén Couceiro

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