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Dinero y política, un tema tabú en Suiza

Pssssst, aquí no se habla de dinero.
Pssssst, aquí no se habla de dinero. GraphicaArtis/Getty Images

La falta de transparencia sobre la financiación de los partidos y sus campañas es uno de los pocos aspectos que sitúa a la democracia suiza en el punto de mira internacional. Los suizos aprenden desde niños que de dinero no se habla. Pero ahora una iniciativa popularEnlace externo exige que se arroje luz sobre la relación entre dinero y política.

Este artículo forma parte de #DearDemocracy, la plataforma sobre democracia directa de swissinfo.ch

Un artículo publicado en enero de 2015 en el ‘Handelszeitung’, una de las publicaciones más destacadas de Suiza, causó un gran revuelo. Por primera vez se había llevado a cabo y se hacía pública una encuesta sobre las donaciones de las grandes empresas a los partidos.

Esto marcó un antes y un después, pues hasta ese momento las poderosas corporaciones habían corrido un tupido velo sobre sus relaciones con la política.

Según sus respuestas, habían aportado sumas millonarias a los partidos políticos. Algunas sociedades, como Nestlé o el banco UBS, condicionaban sus donaciones a una política económica de tintes liberales. Otras, como el banco Credit Suisse, decidían las aportaciones en función del peso de los partidos.

Seis años, 6 600 publicaciones: Este es el tesoro de SWI swissinfo.ch que hemos acumulado a lo largo de 66 meses con contenidos sobre el tema de la democracia. Este verano rescatamos diez joyas de nuestros archivos. Porque la democracia, junto con la crisis climática y el futuro de las pensiones, es uno de los principales temas de debate en el mundo en estos tiempos.

Un juego sin reglas

¿Pueden las grandes empresas, que tienen un claro interés en condiciones marco favorables, destinar sin restricciones dinero a la arena política? Sí, pueden.

Incluso personas pudientes pueden donar tanto dinero como quieran a los partidos, comités de votación o a políticos específicos. Es más, no tienen obligación de hacerlo público. Solo existe una normativa legal que prohíbe a las autoridades utilizar fondos públicos para realizar o apoyar una campaña política.

Iniciativa sobre transparencia

Presentada en octubre pasado, la iniciativa ‘para más transparencia en la financiación de la vida política’Enlace externo prevé que los partidos tengan la obligación de hacer públicos sus balances anuales, sus ganancias, así como las donaciones superiores a los 10 000 francos anuales y sus donantes.

En el futuro deberán declararse los gastos e ingresos de las votaciones y elecciones legislativas nacionales que superen los 100 000 francos.

El Gobierno suizo rechaza la iniciativa. El Parlamento aún no se ha pronunciado. Los suizos votarán la propuesta previsiblemente en 2019.

El 4 de marzo, los cantones de Friburgo y Schwyz votan dos iniciativas que exigen transparencia en las arcas cantonales.

Ahora bien, ¿es necesario que haya transparencia sobre la financiación de la política? ¿Aporta algo saber quién y con qué sumas influye en las tomas de decisión políticas? Sí, dicen los partidarios de una mayor transparencia. En resumen, citan dos razones.

1. Dinero, un factor de influencia

En primer lugar, lo justifican con la cultura de democracia directa muy arraigada en el país. En Suiza se vota unas cuatro veces al año sobre temas de lo más variopintos. Desde si la protección de la cornamenta del ganado hasta asuntos complejos como el impuesto de sociedades.

Es natural y legítimo que las empresas o individuos se sientan incentivados a intervenir en las campañas políticas, cuando lo que se vota tiene consecuencias que les afectan directamente. No hay nada malo en ello.

Su argumento es que hay varios estudios científicos, según los cuales las grandes donaciones pueden influir decisivamente en el resultado, sobre todo en las votaciones muy reñidas. Aunque no se puede decir que el resultado de una votación se puede comprar, una campaña intensa y concebida de forma profesional puede influir terminantemente en la opinión pública.

No obstante, cabe señalar que todos los estudios suizos sobre este tema se fundamentan en meras estimaciones y modelos simplificados – precisamente, porque en Suiza no hay datos públicos sobre la financiación de los partidos.

2. Transparencia, un derecho democrático

En segundo lugar, los defensores de una mayor transparencia sostienen que en un Estado republicano, los ciudadanos tienen derecho a saber qué actores intentan influir en la política y con qué cantidades económicas. La política es un foro público y las decisiones que se toman afectan – en mayor o menor medida, según el caso – a cada ciudadano.

Es más que improbable, por ejemplo, que un gran banco destine un millón de francos a un partido político con fines filantrópicos. Lo hará porque a cambio espera obtener ciertos beneficios para la empresa.

Como no existe una legislación que restrinja o prohíba este tipo de transacciones, es indispensable que se hagan públicas. Aunque a muchos no les interesan, sí habrá ciudadanos críticos que quieran conocer estas formas de influencia y que se formarán una opinión en función de estas informaciones. Tanto en las votaciones como en las elecciones.

El ‘lado oscuro’ de la democracia

Suiza es el país donde más se vota en el mundo. Pese a este récord de más de 620 consultas populares, la modélica democracia helvética es todo menos perfecta.

Esta serie se centra en los aspectos problemáticos de la democracia suiza. Los artículos son de Sandro Lüscher, estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Zúrich y autor de un blogEnlace externo sobre la política en Suiza.

El pueblo tiene la última palabra

Incluso los propios políticos podrían tener interés en que se esclarezcan los recovecos de la democracia suiza, tal y como señala la profesora de Derecho Martina Caroni en un artículoEnlace externo del ‘Neue Zürcher Zeitung’: “A pesar de que hasta la fecha no se ha podido confirmar la hipótesis de que con una donación se puede ejercer influencia, la simple sospecha socava la confianza en el [buen] funcionamiento de la democracia”.

Hasta ahora, el Parlamento ha rechazado todas las tentativas para establecer más transparencia. La obstinación con la que la clase política se opone a levantar el tupido velo en torno a las donaciones alimenta las sospechas en los ciudadanos de lo que reza el refrán: ‘poderoso caballero es don Dinero’.

Y es este malestar el que a fin de cuentas ha desembocado en una iniciativa popular que pide que, en el futuro, en Suiza se hable abiertamente de dinero. Al menos en el ámbito de la política.

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