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“Hitler no fue elegido con ayuda de la democracia directa”

Oliver Wiedmann y Anne Dänner, en la sede de la asociación Mehr Demokratie, en Berlín. swissinfo.ch

En varias partes del mundo se multiplican las iniciativas para lanzar o reforzar los instrumentos de la democracia directa. La asociación alemana Mehr Demokratie ha tenido éxito con varias iniciativas. Pero consultar al pueblo también entraña riesgos, dicen Anne Dänner y Oliver Wiedmann, ambos miembros de la directiva.

La asociación ‘Mehr Demokratie’ (Más Democracia) tiene su sede en la ‘Casa de la Democracia y de los Derechos Humanos’ de Berlín y comparte dirección con ONG como Amnistía Internacional, el partido feminista ‘Die Frauen’ o la Librería Anarquista.

En este edificio Anne Dänner, portavoz nacional de ‘Mehr Demokratie’, y Oliver Wiedmann, representante de la sección de Berlín, reciben a swissinfo.ch.

swissinfo.ch: ¿Cómo nació la asociación ‘MehrDemokratie’?

Anne Dänner: Fue fundada en 1988 por miembros del Partido Socialdemócrata (SPD) y de los Verdes. El objetivo consistía desde el principio en introducir el referéndum a escala nacional. Seguimos sin conseguirlo hasta hoy.

Sin embargo, hemos tenido éxitos con la introducción de instrumentos de democracia directa en los ‘länder’ [estados federados]. En algunos de ellos existe hoy la posibilidad de organizar consultas populares a escala municipal y regional.

Anne Dänner estudió Ciencias de la Cultura, Historia y Periodismo en Leipzig. Desde 2008 es portavoz nacional de Mehr Demokratie.

En su época de estudiante, el sociólogo Oliver Wiedmann formaba parte de la organización altermundialista Attac. Desde 2006 es socio de Mehr Demokratie. Hoy dirige la delegación de Berlín. 

swissinfo.ch: ¿Qué clase de referéndum exige para el ámbito nacional?

A.D.: Un referéndum en tres fases sería ideal. Habría que reunir primero 100 000 firmas para que la iniciativa adquiriera validez. En un segundo paso se tramitaría la iniciativa en el Parlamento. En caso de ser rechazada, habría que realizar una segunda recogida de firmas, que necesitaría el apoyo de un millón de ciudadanos. Si se consigue, se convocaría, en un tercer paso, una votación federal sobre la iniciativa popular.

swisinfo.ch: En Alemania se suele afirmar que la democracia directa permitió la llegada al poder de Hitler.

Olivier Wiedmann: Incluso los demócratas cristianos de la CDU, que actualmente gobiernan y que son adversarios declarados de la democracia directa, rebaten este argumento. Los historiadores opinan que no fueron los referéndums populares, sino los procedimientos parlamentarios que hicieron posible el ascenso al poder de Hitler.

El término referéndum en la Constitución alemana de la posguerra demuestra que no existe un rechazo categórico de la democracia directa. El hecho de que carezcamos del referéndum a escala nacional es más bien fruto del miedo que reinaba durante la Guerra Fría. Había que impedir que los comunistas pudiesen beneficiarse de este instrumento.

Pero 70 años después del final de la Segunda Guerra Mundial cabe preguntarse si la realidad de Alemania no es otra hoy y si la ciudadanía germana no ha adquirido madurez democrática (risas). 

swissinfo.ch: Algunos expertos opinan que en las recientes votaciones en Suiza se ha abusado de la democracia directa. Sobre todo si consideramos el voto favorable del pueblo a la prohibición de los alminares en 2009, a la expulsión de extranjeros que delinquen en 2010 o a las restricciones a la inmigración.

O.W.: Existe este riesgo y solemos debatir a menudo sobre ello. Pero hay que analizar la situación en Alemania. Es un hecho comprobado que la extrema derecha nunca ha utilizado el instrumento de la democracia directa en los municipios ni en los ‘länder’. En Berlín o en Renania del Norte-Westfalia hubo iniciativas para prohibir la construcción de minaretes. Pero no superaron los obstáculos jurídicos o fueron declaradas ilegales.

swissinfo.ch: ¿Quiere decir que Alemania está mejor preparada que Suiza en lo relativo a la democracia directa?

O.W.: Existe una gran diferencia entre ambos países: antes de que convocar una votación, en Alemania hay una instancia superior que examina si la iniciativa respeta o no la Constitución o el derecho internacional. Una iniciativa para prohibir los alminares viola el derecho a la libertad religiosa que garantiza la Constitución alemana.

Mehr Demokratie

La asociación independiente fue fundada en 1988.

Su objetivo es fortalecer la democracia directa en Alemania. La organización se financia a través de donaciones y las cuotas de los socios.

Según sus propias declaraciones, cuenta con 7 000 socios y es la organización no gubernamental más grande de su género en el mundo.

swissinfo.ch: Si en Alemania se llegara a celebrar una votación popular a escala federal, ¿quién examinaría la validez del proyecto?

O.W.: En primer lugar, el Ministerio del Interior. Si este considerara que la iniciativa no es válida, el caso sería trasladado automáticamente al Tribunal Constitucional.

swissinfo.ch: Un antiguo líder del movimiento antiislámico Pegida fundó la federación ‘Democracia Directa para Europa’. El objetivo consiste en luchar contra la inmigración por medio de las votaciones populares. ¿Debería ser posible una votación como ésta?

O. W.: Las cuestiones relativas a la inmigración no deberían ser tratadas a escala nacional, sino europea mediante un referéndum en toda Europa. Personalmente no comparto la visión de esta organización, pero la considero legítima.

A.D.: Si la cuestión no fuera bloqueado por razones jurídicas, podría someterse a votación. Aquí nos encontramos en una zona intermedia. Dicho en términos filosóficos, una parte de la democracia directa consiste en saber que uno también puede perder. Las decisiones en el Parlamento también se toman sobre la base de mayorías y minorías.

Una gran ventaja de la democracia directa es que las decisiones, también las que no gustan, no son el producto del azar. Porque primero hay que convencer a un gran número de ciudadanos para una votación. No creo que Pegida lo hubiese logrado, ahora vemos más bien que el movimiento se ha fraccionado en pequeños grupos.

De haberlo conseguido, nos hubiese servido como aviso para darnos cuenta de que existe un problema.

swissinfo.ch: Tras las protestas masivas contra el proyecto ferroviario y urbanístico Stuttgart 21 hubo políticos que dijeron que ya no sería posible realizar en Alemania grandes proyectos infraestructurales. Y ello a pesar de que en 2011 una mayoría de la ciudadanía había aprobado el proyecto. ¿Es justa esta censura a la democracia directa?

O.W.: Es un problema de percepción. Nuestra mirada suele centrarse en el lugar donde las protestas son más fuertes. Se creó la impresión de que las manifestaciones iban dirigidas contra todo y que ya no se podía construir nada en Alemania. La realidad, sin embargo, es que todos los grandes proyectos se llevan a cabo sin que nadie pueda decir nada.

swissinfo.ch: ¿Constituye un problema para el sistema político alemán el hecho de que se deleguen las decisiones a parlamentarios elegidos?

O.W.: En Suiza, el referéndum sobre cuestiones financieras exige que los grandes proyectos públicos deben ser sometidos a votación. En Alemania, no existe el instrumento de la democracia directa para los asuntos financieros. Y en mi opinión, esto es un gran problema.

Pero, además, hay otro: en varios ‘länder’ los grandes planes urbanísticos no están sujetos a ningún tipo de referéndum. Sin embargo, en los que estos proyectos se someten a votación, como en Baviera, suelen celebrarse a menudo referéndums populares sobre esta temática.

swissinfo.ch: En Suiza, la iniciativa ‘Contra la inmigración masiva’, aprobada por el pueblo, pone en peligro los convenios bilaterales con la UE. ¿Puede la democracia directa también paralizar a un país?

O.W.: Este riesgo existe. ¿Pero por qué deberíamos prohibir a los partidos hacer uso de este instrumento? Los partidos forman parte de la sociedad civil y tienen derecho a utilizarlo, en particular los partidos de la oposición.

Los abusos suelen cometerse cuando una votación es convocada desde arriba hacia abajo, es decir, por el Gobierno o a través de una mayoría parlamentaria. En casos así hay que ser prudente, porque el peligro de abusos es relativamente alto. Los gobiernos tienen interés en legitimar sus proyectos a través del voto popular.

Traducción del alemán: Antonio Suárez Varela

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