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Deuda de la Confederación: ¿qué prioridades?

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El estado de las finanzas de la confederación se deteriora pese al freno al endeudamiento y sin que ningún signo de mejoramiento se avizore.

Diversos legisladores y un profesor de Finanzas Públicas manifiestan sus convicciones sobre este tema eminentemente ideológico.

A pesar del programa para frenar el endeudamiento, aceptado por el pueblo suizo en 1998, los gastos de la Confederación siguen en aumento. Según las últimas estadísticas, la deuda del Estado llegará a 134.000 millones de francos a finales de año.

El reembolso de los intereses se hace preocupante. Se eleva, en efecto, a 3.800 millones de francos anuales (es decir, 10,5 millones por día), lo que representa “más que los gastos de los ministerios de Exteriores y de Justicia y Policía”, explica Micheline Calmy-Rey.

En entrevista con el semanario en lengua alemana Sonntagsblick, la responsable de la diplomacia suiza dio la voz de alarma: “Hay que tomar medidas, pero la situación se torna problemática cuando las finanzas determinan la política de la Confederación. Eso conduce al debilitamiento del servicio público”.

Se comparta o no ese punto de vista, el crecimiento de la deuda de Suiza plantea evidentes problemas. Con el objetivo de ofrecer algunas líneas de reflexión swissinfo interrogó a diversos parlamentarios y a un profesor de Finanzas Públicas.

Pierre-Yves Maillard, diputado socialista; André Bugnon, diputado de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha dura); Urs Schwaller, senador demócrata cristiano (PDC, centro) y Nils Soguel, profesor del Instituto de Altos Estudios en Administración Pública (IDHEAP) participaron en este pequeño muestreo.

¿No está en la naturaleza misma del Estado el hecho de permanecer deficitario en el sentido en el que efectúa inversiones estructurales necesarias y ajenas al sector privado?

Responder a esta pregunta implica necesariamente adoptar una posición ideológica. Todos los interrogados están de acuerdo en el hecho de que el Estado debe financiar todas o parte de las infraestructuras necesarias al crecimiento futuro.

En cambio, su apreciación difiere sobre diversos puntos. Pierre-Yves Maillard identifica, entre otras, tres actividades que el Estado debe mantener: el consumo de los hogares, la investigación y la formación y las inversiones en sectores como el medio ambiente.

Ahora bien, “no se hace nada para apoyar a las familias, la presión fiscal aumenta vía los incrementos en las cotizaciones de los seguros médicos, además de que también las castiga el aumento del IVA”, afirma el representante socialista.

André Bugnon estima a su vez que las cuentas del Estado pueden ser deficitarias “sólo en algunas circunstancias” para financiar los programas sociales y los programas de reactivación económica, “pero cuidado, debe tratarse de verdaderas inversiones, como la construcción de autopistas, por ejemplo, y no de gastos de funcionamiento”.

Nils Soguel, profesor de Finanzas Públicas, confiesa que un Estado no debería invertir más que en los sectores que generan beneficios, El problema, dice, es que la deuda de la Confederación pasó de 7.500 millones de francos a 134.000 millones entre 1970 y 2004.

Una evolución desfavorable que se deriva de la multiplicación de gastos extraordinarios que incumben a la Confederación (Expo.02, Swissair, nivelación de las cajas de pensiones de las antiguas administraciones federales) que hay que detener imperativamente.

¿Cuáles son las consecuencias del crecimiento de la deuda de la Confederación?

“Suiza no es Argentina, pero no se puede excluir que un país se encuentre un día ante la imposibilidad de cumplir con sus pagos”, explica Nils Soguel.

El margen disponible para financiar los costos ligados al envejecimiento de la población corre el riesgo de desaparecer.

Se trata de “disminuir los gastos del Estado y de suprimir las prestaciones que no son verdaderamente indispensables para la colectividad. Si se gasta demasiado ahora, ya no se podrá contar con un sistema social eficaz en el futuro”, resume André Bugnon.

“El pago actual de los intereses derivados de la deuda estatal de 130.000 millones de francos es superior al presupuesto de la investigación científica”, ilustra Urs Schwaller.

Por esa razón la disminución de la deuda permitirá consagrar mayores capitales a otras actividades. Además, las condiciones en las que Suiza podría efectuar préstamos en los mercados internacionales serían más ventajosas.

¿Cuál es el origen del problema que afecta ahora a las finanzas federales?

“Suiza vive por encima de sus recursos desde hace demasiado tiempo y el reembolso del interés es muy importante”, estima André Bugnon.

Pierre-Yves Maillard rechaza con energía ese argumento. “La derecha sabe que no puede atacar de manera frontal las prestaciones otorgadas por el Estado. Se ha empeñado entonces en una lógica irresponsable que tiende a cortarle los recursos para que el pueblo acepte más fácilmente, en el futuro, una reducción de prestaciones”.

Las prestaciones de servicio público representan mercados enormes, codiciados desde hace mucho tiempo por quienes financian a los partidos de derecha, continua el sindicalista.

Paradójicamente, una gran parte del déficit presupuestario 2004 procede del cambio de estatuto de diversos servicios federales (el Correo, los Ferrocarriles, etc).

Para la Confederación se trata de inyectar la liquidez necesaria a las cajas de pensión de esas entidades –antiguamente de derecho público y ahora de derecho privado que sin embargo se mantienen como propiedades del Estado- para aumentar el grado de cobertura de 60% o 70% a 100%.

En ese tenor, Pierre-Yves Maillard asegura que una parte importante de las deudas estatales fue engendrada por la lógica de privatización introducida desde hace ya varios años.

Nils Soguel no comparte su razonamiento. “El Estado ha realizado ahorros con las primas que habría tenido que pagar, lo que en el pasado le permitió mejorar sus cuentas. Se trata simplemente de recuperar los gastos no efectuados”.

Una recuperación que se produce en el momento en que el Estado registra una caída estructural de sus ingresos. Las entradas procedentes del impuesto federal directo están en franco retroceso habida cuenta del débil crecimiento económico. Y la explosión de la burbuja especulativa entrañó una neta disminución del rendimiento de los activos financieros.

El profesor concluye ese capítulo con una nota positiva: el problema de las finanzas federales no está ligado a un aumento en los gastos corrientes.

¿Cómo se puede remediar el problema del endeudamiento de la Confederación?

“Hay que disminuir los montos asignados al Estado para obligarlo a mejorar su productividad y suprimir las prestaciones que no son indispensables para la colectividad”, afirma André Bugnon.

Esa solución no tiene nada que ver con las propuestas de Pierre-Yves Maillard. Para el sindicalista es indispensable favorecer el consumo de los hogares. Al consumir, los hogares mantienen la máquina económica, con lo que se logra el retorno de un verdadero crecimiento económico.

“Hay que poner un freno a la baja de los impuestos, reformar el sistema fiscal en favor de la clase media y perseguir a los contribuyentes que abusan del sistema. La gratuidad de las primas de los seguros médicos para los niños es uno de los medios que permiten mantener el consumo de los hogares”, subraya el sindicalista.

Nils Soguel contempla las cosas desde otro ángulo. Desde hace muchos años las ganancias derivadas del mejoramiento de la productividad de la administración se han traducido en un crecimiento de las prestaciones del Estado.

“Hay que definir ahora un catálogo de prestaciones y bloquearlas durante algunos años para que las ganancias de la productividad ya no sólo sirvan para enriquecer el catálogo de prestaciones sino para hacer bajar los costos de la administración”.

Para Urs Schwaller no hay una receta milagrosa. Un solo imperativo, “hay que evitar que la tasa de crecimiento de los gastos de la Confederación supere la tasa de crecimiento de la economía”.

Por otra parte, el senador rechaza la actitud consistente en reducir ciertos presupuestos con la justificación de que es menester ahorrar. “No se puede pregonar disminuciones en los ingresos sin informar, al mismo tiempo, a qué prestaciones se renuncia”.

Con base en el ejemplo del Ejército, el representante del cantón de Friburgo explica: “el Ejército ahorra, pero se traduce en la pérdida de empleos en los cantones periféricos… es un precio que hay que pagar, pero no deja de tener repercusiones en las finanzas públicas”.

Por lo demás, estima indispensable poner en práctica el principio de subsidiaridad, lo que significa que hay que otorgar a las comunas y a los cantones la competencia de efectuar sus tareas en la medida de sus posibilidades.

Advierte, sin embargo, que no se trata de una simple transferencia de cargas entre Confederación y cantones como sucedió con frecuencia en el pasado.

“La Confederación debe contar con una política financiera que sea previsible, lo que requiere determinar las tareas que el Estado puede abandonar”, señala Urs Schwaller.

swissinfo, Jean-Didier Revoin
Traducción, Marcela Águila Rubín

Para el 2004, las deudas de la Confederación superarán los 130 mil millones de francos.

En esas condiciones, la tasa de endeudamiento con relación al PIB llegará a 30%, es decir, 2,5 veces la cifra de inicios de los 90 (12,1%).

El pago de intereses es de 3 mil 800 millones de francos, lo que significa un monto de 10 millones 500 mil francos por día.

La parte de los impuestos directos en los ingresos totales ha permanecido prácticamente estable.

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