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Las ciencias naturales en el corazón de Suiza

La 'Pierre féline', justo al lado de la autopista, cerca de Ginebra. swissinfo.ch

La Academia Suiza de Ciencias Naturales nació en 1815. Era entonces la Sociedad Helvética de Ciencias Naturales, la primera de su tipo en Europa que inició la tarea de desarrollar lazos entre la población y el mundo político para construir la Suiza moderna.

Los conductores que circulan por la autopista entre Lausana y Ginebra deben reducir la velocidad justo antes de una curva, poco antes de la salida a la ciudad de Nyon. La razón: Allí se encuentra un macizo errático de 800 metros cúbicos, entre árboles, en el territorio comunal de Crans-près-Céligny,

Se trata de la piedra Pierre Féline, que fue arrastrada allí hace unos 15 000 a 20 000 años por un antiguo glaciar, como otras muchas rocas dispersas en toda la planicie helvética.

Hace doscientos años, esos pedazos de roca constituían un misterio científico. Sus características geológicas no correspondían al entorno y muchos suponían que habían llegado hasta allí durante el diluvio que abraza el pasaje bíblico de la barca de Noé.

Gran polémica provocó la explicación de los orígenes de esta roca que fue dada a conocer por el científico suizo Louis Agassiz durante una reunión de 1837 de la Academia Suiza de Ciencias naturales (SCNAT), en Neuchâtel. La institución celebra sus 200 años de existencia.

Ciencia para todos

En 2015, la Academia Suiza de Ciencias Naturales (SCNAT) celebra dos siglos de existencia bajo el lema ‘Las Ciencias Naturales cerca de usted’.

La SCNAT busca hacer descubrir la importancia de las Ciencias Naturales a escala nacional de diferentes formas.

Esas manifestaciones comprenden visitas a 12 lugares en toda Suiza, de junio a octubre. Cada uno de estos sitios cuenta con tres instalaciones educativas bajo el tema ‘El tiempo y el cambio’. Se presentan al público cuestiones importantes a los que los científicos se han visto confrontados a lo largo de la historia, y aquellas incógnitas, aún vigentes, que buscan resolver.

También la aplicación ScienceGuideEnlace externo, forma parte de la celebración. Propone 500 actividades científicas y excursiones en toda Suiza.

Louis Agassiz, otrora presidente de la Sociedad Helvética de Ciencias Naturales, explicó que esos macizos fueron empujados por vastos cúmulos de hielo que se desplazaron sobre el territorio en el periodo glaciar.

“El origen de los bloques erráticos fue discutido entre 1810 y 1840, y diversas observaciones y seguimientos fueron realizados en varias partes de los Alpes por diferentes personas”, precisa a swissinfo.ch Emmanuel Reynard, profesor de Geografía Física de la Universidad de Lausana.

“Agassiz se volvió famoso con su conferencia de 1837, y tras ese discurso, la idea de que los glaciares habrían sido mucho más extensos en el pasado se difundió rápidamente entre la comunidad científica internacional”.

El debate abierto de este modo por el académico suizo permitió importantes progresos en la climatología y la meteorología, además de abrir camino a un nuevo campo de investigación: la glaciología.

Nuevo nicho

Contrariamente a otras organizaciones científicas de la época, la SCNAT no era un grupo de investigación reservado a la élite. Su cofundador, Henri-Albert Gosse, farmacéutico, y Jakob Samuel Wyttenbach, naturalista y teólogo, esperaban abrir la exploración de la naturaleza a la población en Suiza y en el resto del mundo.

“La SCNAT fue concebida para que la ciencia fuese útil a la patria, indicaban entonces sus fundadores”, recuerda Thierry Courvoisier, presidente de la SCNAT.

Thierry Courvoisier explica que la misión principal de la institución que dirige es asegurar que los conocimientos sobre el mundo natural sean incluidos en el momento de tomar decisiones al nivel gubernamental: “Aportamos conocimientos al Parlamento, síntesis informativas sobre un tema determinado y todo aquello pertinente para poder tomar una decisión política al respecto”.

Durante todo el siglo XIX, la SCNAT desarrolló una serie de comisiones, que después se transformaron en órganos del Gobierno suizo. La Oficina Federal de Meteorología y de Climatología, la de Topografía, el Parque Nacional Suizo y el Fondo Nacional Suizo para la Investigación tuvieron su origen así.

Proteger las rocas

Sobre el tema de las rocas erráticas, cabe decir que el asunto ha ganado valor cultural y estético. En 1867, los profesores Alphonse Favre y Bernhard Studer decidieron proteger los bloques erráticos del país para que no fueran más utilizados como material de construcción. El argumento científico no era suficiente. Invocaron la noción de patria.

Con la ayuda de la SCNAT, Favre y Studer distribuyeron en los 26 cantones, un “Llamado a los Suizos para estimularlos a preservar los bloques erráticos”, un mensaje también transmitido a Francia y Alemania y, con éxito: motivados por el deseo de proteger el paisaje natural de Suiza, los gobiernos cantonales trabajaron juntos para crear un inventario. Hoy, un gran número de rocas se encuentran bajo la protección de cantones, comunas y sociedades científicas.

En 1908, la SCNAT compró el mayor bloque errático de Suiza (1824 m3) la ‘Pierre des Marmettes’ en el cantón del Valais, por 31 500 francos suizos, para evitar que fuese destruida. Hoy, la piedra pertenece aún a la Academia y su emplazamiento se ha convertido en uno de los sitios naturales más celebres de Suiza.

La SCNAT en 1915. Naturwissenschaften.ch
La SCNAT en 2015. Naturwissenschaften.ch

Pequeño país, gran riqueza

Algunas características particulares de Suiza contribuyeron a hacer de la otrora sociedad un actor clave de la investigación en la escena internacional de principios del siglo XX. “Sus primeros miembros mantenían estrecha correspondencia con sus colegas del mundo entero, y tuvieron números intercambios en encuentros realizados en Ginebra”, menciona Thierry Courvoisier.

“Se convirtieron en líderes en varios temas, debido, en parte, a la geografía de la región ginebrina. Al escalar las montañas, se pueden medir los parámetros de la atmósfera hasta varios miles de metros, lo que no se podía hacer en otras condiciones. Esto colocó a la SCNAT en el centro de la física de la atmósfera y de la geología”.

A finales del siglo XIX, con el financiamiento del Gobierno suizo, la SCNAT desarrolló una red de voluntarios para la observación meteorológica en 88 sitios a lo largo del país. Para extender las investigaciones más allá de las fronteras, la SCNAT también se implicó en la estandarización de los sistemas de peso y medidas. Hoy, la SCNAT participa en la política científica a escala internacional como miembro de la Academia Europea del Consejo Consultivo de las Ciencias (EASAC).

Thierry Courvoisier estima que la pequeña talla de Suiza impulsa al país a la colaboración a escala mundial. “En un pequeño país es más fácil reconocer que las cosas van más allá de nuestras fronteras”.

Actualmente, la red de la SCNAT integra a más de 35 000 expertos en más de 130 sociedades en todos los cantones.

“Nuestra academia tiene el objetivo firme de estimular el conocimiento de la naturaleza y de poner el conocimiento al servicio de nuestros contemporáneos”, declaró Thierry Courvoisier durante un discurso el 5 de junio, durante la jornada oficial del bicentenario de la SCNAT.

“El planeta demanda gobernanza coherente y global, una realidad que cada vez se percibe con mayor claridad. Numerosas academias, incluida la nuestra, están dispuestas a contribuir a este esfuerzo global por un planeta hospitalario para todos”. 

Traducción del inglés: Patricia Islas

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