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Bruselas autoriza nuevo transgénico de Syngenta

Campo de maíz transgénico.

El maíz GA21 –diseñado por la agroquímica suiza- podrá comercializarse durante diez años en los 27 países de la Unión Europea.

En Suiza están prohibidos los cultivos de productos genéticamente modificados hasta el 2010. Y hay más voces en contra que a favor de los transgénicos.

La Comisión Europea (CE) otorgó luz verde el pasado viernes (28.03) al maíz genéticamente modificado GA21, producido por Syngenta, para su comercialización en los 27 países de la Unión Europea (UE).

El permiso tiene vigencia durante 10 años, periodo en el que este producto podrá ser vendido libremente, pero no cultivado en territorio europeo.

¿La razón? El debate sobre las ventajas y los riesgos implícitos en los organismos genéticamente modificados (OGM) es un expediente que sigue abierto en el Viejo Continente.

De hecho, paradójicamente, aunque Syngenta es una de las agroquímicas más activas en la materia, en Suiza está completamente prohibido el cultivo de productos genéticamente modificados hasta finales de 2010. Así lo decidieron los suizos en votación.

Ventajas y riesgos

Los primeros organismos genéticamente modificados comenzaron a dar batalla en los laboratorios internacionales en los años 50 –con cepas y levaduras.

Pero fue sólo en 2004 cuando la Comisión Europea levantó la moratoria que había impuesto a los OGM por no tener claros aún los riesgos que su consumo podía implicar para la salud humana y animal.

Sus defensores, encabezados por multinacionales como Syngenta o su competidora estadounidense, Monsanto, destacan sus principales beneficios: son cultivos más resistentes, reducen las pérdidas para el productor, incrementan la productividad de las tierras, resisten plagas y herbecidas fuertes.

Un verdadero maná caído del cielo en tiempos en los que crece la hambruna en las economías emergentes y es más actual que nunca el debate sobre los biocarburantes, que exigen la producción masiva de cereales y aceites.

Sin embargo, grupos ecologistas como Greenpeace aseguran que el riesgo central no radica sólo en los productos mismos, sino en que los OGM tienen una tendencia natural a mezclarse –a través de los vientos y aves- con los cultivos tradicionales. Y ahí sí, el impacto de una mutación en los cultivos es absolutamente imprevisible.

Greenpeace Suiza asegura que en países como Estados Unidos y Canadá, cada vez más agricultores y apicultores enfrentan el problema de no poder garantizar que sus productos sean biológicos, justamente debido a este fenómeno.

¿Cómo evitar, pues, que la transferencia de polen o la contaminación de cultivos se verifiquen?, cuestionan.

Ganadores del GA21

El tema de los OGM despierta diferencias e incluso enfrentamientos.
Uno de los más lamentables tuvo lugar en 2007 en Brasil, donde tras casi dos años de resistencia pacífica por parte de campesinos contrarios a la siembra de transgénicos en un campo experimental de Syngenta (ubicado en una reserva natural de Paraná), las diferencias terminaron en una lucha violenta entre ecologistas y la policía privada de la agroquímica, evento que arrojó un desafortunado saldo de dos muertos.

Sin embargo, hay que decirlo, no todas son voces en contra.
Argentina, por ejemplo, será la principal beneficiaria de la resolución de la UE sobre el maíz GA21.

En esta nación, la producción del mismo está autorizada desde 2005 y Argentina es actualmente el principal proveedor de maíz del Viejo Continente, con ventas de 3,1 millones de toneladas anuales, según cifras de la Asociación Maíz Argentino (Maizar), que fue la primera en celebrar la decisión de Bruselas.

Syngenta, por su parte, confirmó que España y Portugal serán los dos principales mercados consumidores del maíz GA21, producto que utilizarán sobre todo para la alimentación de ganado.

Suiza en contra

Los campos y los consumidores helvéticos rechazan los OGM. Los suizos se pronunciaron al respecto en 2005 y su posición fue clara: cinco años más de moratoria a la producción de este tipo de agricultura en casa. Imposible sembrar y cultivar OGM en territorio helvético.

En materia de investigación, las reglas son más flexibles.
Concretamente, el jardín botánico de Neuchâtel se ha dado a la tarea, durante los últimos tres años, de estudiar la transferencia genética que existe entre un trigo transgénico y una planta salvaje.
Antesala para definir si en el futuro las cosas pueden cambiar.

Actualmente, la legislación helvética permite la importación de soja y de algunos tipos de maíz transgénico venidos de otros países europeos (España y Francia sí tienen permiso para producirlos), siempre que el producto, origen y características sean declarados en las aduanas y cumplan con los trámites oficiales.

Aún así, el consumo es mínimo porque, en general, existe desconfianza en Suiza frente a este tipo de productos. No obstante, y desafortunadamente para los indecisos y escépticos, cada vez es más difícil rastrear si hay rastros de OGM en los productos que consumimos día con día, incluso en aquellos catalogados como orgánicos.

Muchos animales de granja en Europa son alimentados con transgénicos. Su carne y sus lácteos son utilizados para producir embutidos o quesos que son importados a Suiza y comercializados con etiquetas que no llevan mención alguna al respecto.

La ciencia sigue su curso sin titubeos, aunque el efecto de algunas de sus decisiones sea a todas luces irreversible.

swissinfo, Andrea Ornelas

Syngenta tiene sede en Basilea y sus acciones cotizan en las Bolsas de valores de Suiza y Nueva York.

La agroquímica suiza está presente en 90 países y emplea a 21.300 personas.

Algunas variedades de maíz comercializadas por Syngenta son: NK Arma, NK Mitin, NK Atos o NK Furio.

En 2030, habrá 2.000 millones de habitantes más que requerirán alimentos. La escasez de básicos aumenta.

La biotecnología utiliza organismos vivos para modificar productos con fines prácticos.

Los cultivos genéticamente modificados (maíz, soja y colza, fundamentalmente) han sido considerados por el Consejo Internacional de la Ciencia como seguros para la alimentación humana.

Sin embargo, dicho consejo aclara que la carencia de efectos negativos probados no es garantía de que estén exentos de riesgos.

Syngenta es uno de los cinco principales líderes mundiales en agronegocios.

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