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¿Es tiempo de soltar las amarras al franco?

El euro es la divisa más importante para la economía suiza. Ex-press

El cambio mínimo de 1,20 francos por euro que impuso el banco central en 2011 protegió la economía, pero también ha pasado factura. Las tasas de interés están ‘maniatadas’, Suiza tiene un nivel de reservas en euros que podría volverla vulnerable y aumentan los riesgos de una ‘burbuja inmobiliaria’.

“El Banco Nacional Suizo (BNS) introdujo un tipo de cambio mínimo euro/franco para detener la rápida y sustancial apreciación del franco que amenazaba con crear recesión y deflación en Suiza. Como el BNS ya había bajado la tasa de interés a cero (en 2009) y expandido significativamente la liquidez, una depreciación directa de la moneda era la única herramienta para flexibilizar la política monetaria”, recuerda Maxime Botteron, analista del Credit Suisse.

El BNS anunció entonces que, de ser necesario, compraría divisas de forma ilimitada para frenar la escalada del franco. Con ello, sacrificó su independencia monetaria, pues es imposible aumentar las tases de interés sin atraer capitales volátiles; multiplicó sus reservas en euros arriesgándose a perder dinero en caso de un nuevo colapso en la eurozona; y otorgó un subsidio indirecto a los capitales extranjeros que adquieren bienes inmuebles en Suiza.

Exportaciones a salvo

Frenar la escalada de la divisa era, no obstante, capital, ya que la economía suiza gana uno de cada dos euros en el extranjero.

“La industria exportadora se ha visto beneficiada con el debilitamiento del franco frente al euro, la divisa más importante para la economía suiza, al ser la eurozona el socio comercial más importante de Suiza”, anotan Heinz Zimmermann y Markus Hertrich, del Centro de Ciencias Económicas de la Universidad de Basilea.

Aunque la eurozona sigue sin levantar cabeza, las exportaciones suizas han conseguido mantenerse estables durante los últimos dos años.

2008: Estalla una crisis económica global, pero Suiza aún está a salvo de los especuladores. Sus reservas suman: 47.064 millones de francos.

2009-2010: El franco se convierte en ‘moneda refugio’, apreciándose aceleradamente. El BNS sale a comprar divisas extranjeras para preservar la estabilidad de su moneda. Las reservas aumentan a 94.080 millones de francos a finales del 2009 y un año más tarde ya han escalado hasta los 202.742 millones.

2011: En agosto, el franco roza la paridad con el euro (1,04). En septiembre, el BNS anuncia un nuevo tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro y advierte que comprará divisas ilimitadamente, si es necesario, para garantizar el cumplimiento de ese “piso”. Las reservas aumentan a 254.254 millones.

2012: El BNS compra grandes cantidades de bonos en euros –fundamentalmente de Francia y Alemania-.Las reservas alcanzan los 427.196 millones.

2013: Ceden las presiones especulativas. En junio, las reservas suman 434.764 millones.

Algunos expertos estiman que llegó el momento de abandonar el tipo de cambio mínimo.

Cabe recordar que Suiza ya había anclado su divisa a otra moneda europea. En 1978, el franco se apreciaba frente al marco alemán y las empresas suizas amenazaban con cerrar sus líneas de producción. El banco central anunció un tipo de cambio mínimo y cumplió con su meta de apuntalar al sector productivo, pero provocó una espiral inflacionaria en los años posteriores. Un riesgo que no existe por el  momento para Suiza.

Los principales riesgos…

En contrapartida, el cambio mínimo ha repercutido en las reservas internacionales, que pasaron de poco menos de 50.000 millones de francos  en 2008 a 434.764 millones en junio pasado, según cifras del BNS. Y la mitad está denominada en euros.

Cuando la moneda de una economía relativamente pequeña, sana y con bajo endeudamiento, como la suiza, decide acoplarse a la divisa de una zona económica mucho mayor y con problemas, hay que asumir los riesgos implícitos, advertía en 2012 Oswald Grübel, exconsejero delegado del UBS. “Cuanto más tiempo se mantenga (el cambio mínimo), más alto será el precio que pagaremos”, declaraba al Schweiz am Sonntag.

La derecha conservadora (UDC) considera que la estrategia del banco central coloca a Suiza en una encrucijada: Si vende estas reservas, el euro se desmoronará y generará nuevas presiones sobre el franco. Y si no las vende, está condenado a imprimir francos y a renunciar al manejo de las tasas de interés, una posición que será insostenible cuando la eurozona recupere el pulso.

“No creemos que el BNS tenga oportunidad de vender sus reservas extranjeras pronto. Si se elimina el cambio mínimo, la apreciación del franco podría efectivamente generar grandes pérdidas al BNS.

Económicamente,esto carece de relevancia, ya que el único impacto inmediato sería un ligero deterioro de las finanzas públicas, que están parcialmente ligadas a la distribución de utilidades del banco central. Pero el BNS no es un corporativo clásico que entre en quiebra si su capital cae debajo de cero. Teóricamente, puede puede incluso operar con un capital negativo, aunque no es lo óptimo en el largo plazo”, afirma Botteron.

Los temores crecientes de una burbuja inmobiliaria se asocian también al tipo de cambio de 1,20, ya que el BNS está otorgando un subsidio indirecto a los inversores extranjeros que adquieren propiedades en Suiza gracias a las tasas extraordinariamente bajas. Según el UBS, en los últimos cuatro años los riesgos en el mercado inmobiliario han crecido continuamente y los precios han aumentado un 20%, el dato más alto de Europa.

Fin de la sobrevaluación

En octubre, un artículo del Tages Anzeiger confrontó las visiones del Credit Suisse, UBS, Sarasin y el Banco Cantonal de Zúrich sobre el llamado valor razonable del tipo de cambio euro/franco, estudiando los precios que se pagan en Suiza y la eurozona por productos como una hamburguesa BigMac o un iPhone. Pero fue imposible conseguir una visión común.

“Es muy difícil –si no imposible– determinar el valor razonable porque depende en gran medida del marco teórico con el que se trabaje”, explica Jan-Egbert Sturm, director de KOF.

Para Credit Suisse, el franco suizo ya no está sobrevaluado y el valor razonable del tipo de cambio es de 1,22 francos/ euro. Por su parte, KOF lo sitúa en 1,30.

“El estudio ¿Cuán creíble es el límite euro/franco?, publicado el pasado verano, confirma que, en general, la medida aplicada por el banco central cumplió con su objetivo.

Pero sus autores, Heinz Zimmermann y Markus Hertrich, afirman que los mercados financieros, que constituyen un indicador mucho más preciso, consideran que el franco ya no está sobrevaluado, por lo que sería hora de comenzar a madurar una nueva estrategia cambiaria.

El banco central disiente

Sin embargo, durante la asamblea de otoño del FMI en Washington, el presidente del BNS, Thomas Jordan, afirmó:“…el franco suizo sigue alto. Por tanto, mantenemos el tipo de cambio mínimo. Es la herramienta correcta para asegurar la estabilidad de precios en Suiza en el futuro previsible”.

Consultado por swissinfo.ch, el BNS defiende su estrategia, aunque aceptando que no es una solución definitiva. “El cambio mínimo es una medida de política monetaria temporal que se tomó con plena independencia para asegurar que el BNS cumpliera con su mandato legal: garantizar la estabilidad de precios”.

La insistencia del BNS tiene una explicación, según Botteron. “Si cambiara su estrategia de comunicación, los mercados podrían interpretarlo como la señal de un cambio en su política monetaria. El franco podría apreciarse y acercarse (nuevamente) a la tasa de cambio mínima, y el BNS se vería forzado a volver a comprar divisas extranjeras, una situación que posiblemente quiere evitar”.

Salida a la encrucijada

“Creemos que la política actual del banco central aún se justifica, pero no puede mantenerse eternamente. El BNS debe preparar una estrategia de salida”, opina Jan-Egbert Sturm.

La principal razón para fijar un límite fue la condición de valor refugio que tuvo el franco suizo durante los días aciagos de la crisis del euro, pero las cosas están cambiando, considera Sturm.

La eurozona jugará un rol clave en la decisión del BNS, opinan Zimmermann y Hertrich: una recuperación sostenible de la economía, un repunte potencial de las tasas de interés y la inflación en esta zona aumentarían las presiones para abandonar el mínimo cambiario.

No obstante, es prematuro reducir las reservas internacionales, aclaran, porque la eurozona aún crece modestamente, la tasa de paro es elevada y hay un gran endeudamiento privado en la región.

Botteron insiste en que al ser una “medida de emergencia” que ha implicado la renuncia a gran parte de la independencia monetaria del BNS, el banco central debe comenzar a definir su política a largo plazo. “Y el escenario más realista, a nuestro juicio, es volver a la tasa Libor a tres meses enfocándose en el manejo de la liquidez del mercado monetario”.

Pero el banco central no tiene prisa. Como Thomas Jordan declaró en Washington, la estrategia del BNS ha aportado beneficios al comercio de Suiza pero también al de Europa. “Y esto ha tenido un impacto positivo sobre la estabilidad incluso fuera de nuestras fronteras”.

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