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Sin viajeros extranjeros, el turismo suizo palidece

Un millón de personas visitaron el Jungfraujoch en 2019, uno de los destinos más emblemáticos de los Alpes berneses. Ante la ausencia de viajeros asiáticos, el número de turistas caerá este año. ¬© Keystone / Anthony Anex

Muy afectados por la crisis del coronavirus, los profesionales del sector turístico suizo discurren fórmulas para atraer a la clientela nacional este verano. Pero esto no será suficiente para compensar la ausencia de los turistas extranjeros. Y no se prevé una vuelta a la normalidad hasta dentro de unos años.

Turistas japoneses haciéndose selfis en la cima del Jungfraujoch (a 3 581 metros de altura); familias indias paseando en los trenes panorámicos de la línea de Montreux al Oberland bernés; alpinistas norteamericanos con cuerdas y pitones caminando a lo largo de las calles de  y una multitud de turistas chinos saliendo de sus carros para visitar las selectas tiendas de relojes de la Schwanenplatz de Lucerna: son escenas que no veremos este verano en Suiza.

Con el cierre de fronteras en todo el mundo y la anulación de una buena parte del tráfico aéreo, el turismo sufre de lleno la crisis del coronavirus. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), el número de turistas internacionales podría caer entre el 60 y el 80% este año debido a la pandemia. Un retroceso jamás observado desde los años 1950, cuando inició esta medición.

Los suizos se preparan para un verano sin brillo. La apertura parcial de las fronteras con los países vecinos, a partir del 15 de junio, y para el resto de los países del espacio Schengen, previsiblemente antes del 6 de julio, aporta cierto consuelo al corazón de los profesionales del sector, pero no será suficiente para salvar la temporada turística.

“Los efectos de corto plazo ya son terribles”, dice Véronique Kanel, portavoz de Suiza Turismo, órgano que promueve el turismo helvético. Las previsiones para este verano son muy modestas, con una ocupación hotelera del 24% y una ocupación de espacios parahoteleros del 42%”.

Según un estudio realizado por la Universidad de Ciencias Aplicadas de Suiza Occidental HES-SO Valais, el turismo suizo, que genera 2,9% del PIB nacional, podría perder hasta 8 700 millones de francos en 2020, lo que pone a cerca de un cuarto de las empresas del sector al borde de la bancarrota.

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Las ciudades muy afectadas

Pero no todas las regiones del país viven la crisis de la misma manera. Sin turismo de negocios y congresos desde la primavera, ciudades como Lucerna, Ginebra y Zúrich se verán especialmente afectadas. Se estima que las pernoctaciones disminuirán casi un 50% este verano. En las regiones alpinas, en cambio, las reservas caerán entre un 20 y un 30%, según las previsiones del Centro de Estudios Económicos Coyunturales (KOF).

En general, los destinos alpinos, con excepción de lugares muy concurridos como Interlaken o Zermatt, dependen menos del turismo extranjero que las ciudades. Este año, el miedo al virus y la necesidad de distanciamiento social alentarán a muchos suizos a quedarse en su propio país durante las vacaciones de verano y visitar los Alpes en vez de centros urbanos densamente poblados.

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En verano, aún más que en invierno, Suiza depende en gran medida de los turistas internacionales, que representan más de la mitad de las pernoctaciones registradas en el país. A pesar de los numerosos llamamientos por parte de las autoridades y la hostelería nacional para promover los destinos patrios, los viajeros nacionales y de los países vecinos no serán suficientes par compensar la ausencia de los turistas de países más lejanos. “Incluso siendo menos numerosos que los europeos, esos turistas son los que gastan más dinero cuando vienen a Suiza”, destaca Nicolas Délétroz, profesor del Instituto de Turismo de HES-SO Valais.

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No son solo los hoteles, restaurantes y remontes los que sufrirán la ausencia de los huéspedes extranjeros. Las tiendas de relojes en Lucerna generan casi el 90% de su facturación gracias a los viajes en grupo de turistas provenientes de China.

Turistas chinos delante de un escaparate de relojes suizos
Como aquí en Carl F. Bucherer en Lucerna, la compra de un reloj de lujo suizo es una de las actividades más comunes de los grupos de turistas chinos que visitan Suiza. © Keystone / Alexandra Wey

Y Ginebra echará de menos a los turistas de Oriente Medio en los hoteles y boutiques de lujo en agosto, el mes en el que esta clientela adinerada prefiere visitar el lago de Leman.

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Impactos a medio plazo

Los expertos no esperan un regreso de los turistas no europeos antes de 2021. Y la actividad turística tardará en volver a los niveles de 2018. “El turismo suizo sufrirá durante mucho tiempo los efectos de la pandemia de coronavirus. Posiblemente, si todo va bien, quizás se regrese a una situación normal en 2023 o 2024”, estima Véronique Kanel.

Es principalmente el sector del transporte aéreo el que dictará el ritmo y la intensidad de la recuperación del turismo proveniente del extranjero, tal y como señala Nicolas Délétroz. “Tengo poca fe en que cambie el comportamiento humano. Pero un marcado aumento del precio de los billetes aéreos, así como cambios en términos de la frecuencia de las conexiones aéreas podría tener una influencia decisiva en el turismo intercontinental”, dice.

Actualmente se observa que aumenta el el turismo a escala continental. “Este es el caso en la región Asia-Pacífico. Los japoneses ya no viajan necesariamente a Europa y Estados Unidos en vacaciones, a menudo prefieren viajar a otros países de Asia u Oceanía “, dice el experto.

Sin embargo, Suiza siempre estará entre los principales lugares de la lista de destinos lejanos. “Podemos imaginarse que hacer turismo de playa en el otro extremo del mundo se vuelva, tarde o temprano, algo obsoleto. Pero para muchos turistas asiáticos, Suiza seguirá siendo un país que hay que visitar al menos una vez en la vida”, concluye Nicolas Délétroz.

Tarjetas de huésped, paquetes de alojamiento, acceso gratuito a ofertas de ocio, etcétera: los protagonistas de la promoción turística trabajan arduamente para atraer a los turistas suizos este verano. “Es hora de seducir a los clientes locales ofreciéndoles un valor agregado de calidad”, explica Véronique Kanel de Suiza Turismo.

Los alojamientos en lugares insólitos, autocaravanas, cámpines y pueblos de vacaciones serán reservados sobre todo por las familias.

Sin embargo, aún queda un largo camino para convencer a la población local de pasar sus vacaciones estivales en Suiza. “Para atraer a la clientela suiza, las regiones de montaña deberán ser más imaginativas. No pueden apostar simplemente por la belleza de sus paisajes”, dice Nicolas Délétroz.

La crisis del coronavirus puede ser una oportunidad para impulsar el turismo de verano y otoño, que hasta ahora se ha dejado de lado porque la temporada de invierno y la industria del esquí concentran el protagonismo. Pero dar más fuerza al turismo en otras temporadas del año requiere una estrecha colaboración entre los distintos actores del turismo de montaña. “Debemos poner fin al espíritu pasivo y ofrecer a los clientes una mayor movilidad turística según sus intereses (ciclismo, senderismo, hidroterapia, etc.), enfocándonos también en las estancias más cortas”, argumenta el experto valesano.

Traducción del francés: Andrea Ornelas

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