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Cuotas a migrantes: ¿Cuánta ‘preferencia nacional’ le gusta?

Pour limiter l’immigration, à qualifications égales, une préférence devrait être accordée aux sans emploi résidant en Suisse par rapport aux travailleurs étrangers. Keystone

Detener la inmigración masiva en Suiza, pero sin afectar la economía, es el mandato que dieron los suizos hace casi tres años y cumplirlo es difícil. El Parlamento cuenta exclusivamente con el periodo de sesiones de inverno para lograrlo. Actualmente, hay dos modelos sobre la mesa, ambos privilegian el empleo para nacionales, pero su intensidad no es la misma. ¿Qué diferencias hay y cuáles son sus desafíos?

“Suiza manejará de forma autónoma su política de inmigración para extranjeros. Y el número de autorizaciones de estancia para personas de otras nacionalidades estará sujeto a una serie de cuotas anuales (…) fijadas en función de los intereses económicos globales de Suiza y en favor del principio de preferencia nacional”. Esta es la esencia de una initiativaEnlace externo cuya aplicación parece simple y clara, a primera vista, pero que en el terreno práctico resulta tan compleja como hallar una aguja en un pajar. ¿A qué se debe?

Si Suiza limita la inmigración vía cuotas de entrada, violará automáticamente el Acuerdo de Libre Circulación de PersonasEnlace externo (ALCP) que tiene en vigor con la Unión Europea (UE). Sobra decir que Bruselas no tiene ningún deseo de oír sobre modificaciones a este respecto. Y lo más grave es que si Suiza impone un freno a la entrada de europeos, pondrá en riesgo el ALCP, pero también activará en automático la llamada claúsula guillotinaEnlace externo, es decir, echará por tierra todos los acuerdos bilaterales que tiene con la UE.

Esto supondría un claro daño económico para Suiza y todo mundo lo tiene claro en el país. Los cabilderos helvéticos que buscan impedir que esto suceda han hablado fuerte y claro al respecto. Y, con excepción de los legisladores de la derecha conservadora de la Unión Democrática de Centro (UDC) -partido que fue génesis de la iniciativa- nadie más en el Parlamento apoya la imposición de diques a la entrada a los extranjeros.

Por ahora, el único esquema que parece capaz de conseguir un respaldo mayoritario en el Legislativo es el de la “preferencia nacional”, que daría ventaja a la población local con respecto a los extranjeros a la hora de asignar un empleo. Pero como la UE podría considerar esta acción como discriminatoria, debe manejarse con una gran delicadeza. Por ello, hace unos días la cámara baja se pronunció por lo que llama la “preferencia nacional ‘light’”.

Preferencia nacional ‘light’

Este modelo moderado propone la obligatoriedad a los empleadores de anunciar las plazas vacantes que tienen en la Oficina Regional de Colocación (ORC) que les corresponda. Pero no siempre. Solo cuando los niveles de inmigración rebasen límites “peligrosos” para una región.

Una “comisión de inmigración”, que estaría integrada por representantes del Gobierno suizo, empresas y oficinas de trabajo tendrá que definir esos límites. Y para fijarlos consideraría criterios diversos como la cantidad de extranjeros que hay en cada zona, la tasa de desempleo que hay por región y contemplaría también la situación específica de cada actividad productiva, ya que la tasa de paro no es la misma en todas ellas.

Kurt Fluri, diputado liberal de derecha, considerado como el arquitecto de este modelo aligerado, asegura que su correcta aplicación permitiría reducir la inmigración y también el paro nacional. Según sus estimaciones, basadas en cifras de las Oficinas Regionales de Colocación (ORC), se contratarían entre 5 000 y 10 000 residentes suizos en vez de extranjeros en el futuro cercano. El modelo de Fluri es conciliador y no pone en riesgo los acuerdos bilaterales, ya que la UE no objeta la posibilidad de que las oficinas de colocación anuncien los puestos que tienen vacantes las empresas.

Pero para la UDC y algunos expertos constitucionales, este modelo es ineficaz y no respeta cabalmente el mandato del pueblo.

De ahí que exista un segundo modelo “reforzado” que se apega a la voluntad que manifestaron los suizos en las urnas en febrero del 2014.

Preferencia nacional reforzada

Este modelo adiciona a la obligación de anunciar las vacantes, la de entrevistar a los interesados y luego fundamentar los posibles rechazos. Esto es, las ORC enviarán de manera expedita a las empresas a los solicitantes de empleo si cumplen con el perfil, y los empleadores tendrán que entrevistarlos. Si deciden no contratarlos, deberán explicar claramente el porqué de su rechazo.

Pero estas obligaciones solo aplicarían en regiones en donde el paro supera la media nacional.

El Partido Liberal Radical es el primero que critica este esquema porque lo considera un verdadero “monstruo burocrático” para las empresas.

La sola realización de las entrevistas requerirá un esfuerzo titánico, especialmente en sectores como la construcción o la hostelería, que serían los más afectados. Y habría casos en los que la obligación de explicar cada rechazo podría poner en riesgo la supervivencia de las empresas pequeñas porque las haría presas de procesos burocrático que afectarían el tiempo que requieren para trabajar.

Maná para los abogados

Bruno Sauter, presidente de la Asociación de Oficinas Suizas de Trabajo (OST) abogó de inmediato por los empleadores. En una entrevista concedida al diario ‘Neue Zürcher Zeitung’ (NZZ) advirtió que Suiza podría estar en la antesala de una “avalancha de acciones legales”. Para él, lo único razonable es que sea obligatorio anunciar las plazas vacantes en una empresa.

Luego da un ejemplo concreto. Una empresa requiere un nuevo trabajador. Notifica la vacante a la ORC. Cuando esta oficina tiene un candidato potencial, le pregunta al patrón si cree que, a partir de criterios totalmente objetivos, como la formación y conocimientos lingüísticos del candidato, este podría ser considerado para el puesto. “Si la empresa decide recibir al candidato en entrevista, pero luego estima que no es la persona idónea para el cargo, deberá justificar por escrito su decisión. Y la ORP, a su vez, deberá examinar si las razones que esgrime la empresa son válidas. Si el patrón se comportó correctamente y si su rechazo no se debió a criterios no aceptables, como la apariencia de la persona o su nacionalidad. Con este sistema, podemos tener la certeza de que habrá tantas demandas de todo mundo, incluidas personas que se sienten discriminadas, como escuchar la palabra ‘amén’ en una iglesia”, afirma Bruno Sauter.

Añade que este sistema sería brutalmente injusto para los empleadores, porque si la ORFP estima que el rechazo no es justificado, la empresa puede ser multada con hasta 40 000 francos.

Muchas pymes se verían amenazadas. Y sería todo un negocio para los abogados, preconiza el experto laboral.

Considerado como el artífice de la preferencia nacional “reforzada”, el liberal radical liberal Philipp Müller defiende su modelo argumentado que no se aplicaría de forma generalizada, sino puntual. Así que serían menos de 1,5% de las contrataciones las que se verían afectadas por este modelo. También en entrevista con el NZZ, Müller expresó que considera que la carga administrativa será mucho mayor si se aplican las cuotas a la inmigración tal y como lo planteó originalmente la propuesta de la UDC.

Pero el rígido esquema propuesto por la UDC parece no tener respaldo en el legislativo. Y si las cámaras optan por la llamada ‘preferencia nacional’, independientemente de que sea ligera o reforzada, aún no es claro si la UDC atacará esta decisión solicitando un referéndum.

Largo y complicado

La realidad es que Suiza ya aplica desde hace años un sistema de cuotas para los trabajadores de terceros países, es decir, de naciones ajenas a la Unión Europea (UE) o a la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC). Un sistema que se basa siempre en criterios como la situación presente del mercado laboral, la tasa de paro, la necesidad de personal cualificado en algunas áreas, y también intervienen factores socio-políticos. Y para algunos empleadores estas restricciones ya han sido suficientemente complejas y costosas.

Sistema de cuotas

El responsable de tramitar un permiso de trabajo para un empleado de un país tercero debe demostrar que se trata de un profesional altamente cualificado.

Deben presentarse el CV del candidato, copia de sus diplomas y debe demostrarse que el empleado potencial tendrá una vivienda adecuada en Suiza. Asimismo, deben describirse detalladamente sus funciones y probarse que no se encontró una persona adecuada en Suiza, en la UE o en la AELC para cubrir esa vacante.
El procedimiento de admisión se realiza a través de la Secretaría de Estado para la migración, y también deben revisarlo las oficinas cantonales de migración, trabajo y economía.

Posteriormente, el expediente de admisión debe pasar por la Secretaría de Estado de la Migración, así como por las oficinas cantonales de migración, trabajo y economía.

De cara al 2017, solo la UDC considera que la imposición de cuotas a la inmigración es positiva para la economía suiza. Para las asociaciones económicas, esto supondría un daño irreversible, por la burocracia que generaría, pero también porque podría echar por tierra los acuerdos con la UE que garantizan a Suiza el acceso al mercado europeo. 

Traducido del francés por Andrea Ornelas

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