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Brasil, entre goles y protestas

Carlos Braga, profesor del IMD, en Lausana. IMD

El país afronta dos grandes desafíos este año: la organización del Mundial de Fútbol, bajo la amenaza de manifestaciones de descontento de la población, y las elecciones presidenciales en octubre. Carlos Braga, profesor del IMD de Lausana, analiza el contexto económico y social de Brasil.

No es una novedad que los grandes eventos deportivos carecen de peso para minimizar los problemas económicos y sociales de los países donde se celebran. En el caso de Brasil, que ultima los preparativos para acoger el Mundial de Fútbol, la cuestión es saber cómo esta cita va a repercutir en la economía e influir en los diferentes problemas que frenan el desarrollo del país.

Según Carlos Alberto Primo Braga, único brasileño entre los 60 profesores de la renombrada escuela de negocios IMD, de Lausana, el Mundial es una fiesta deportiva y su impacto en la economía brasileña es bastante modesto en relación al tamaño del país.

Carlos Alberto Primo Braga, de 60 años, es profesor de Política Económica Internacional del IMD, en Lausana, y director del Evian Group, (organización formada por representantes corporativos, gubernamentales y líderes de opinión cuyo objetivo es fomentar una economía global igualitaria, abierta y sostenible).

Se graduó en Ingeniería Mecánica en el Instituto Brasileño de Aeronáutica (ITA) y es doctor en Economía por la Universidad de Illinois. Nacido en Río de Janeiro, casado y padre de dos hijos, Braga dispone de una larga y exitosa carrera en el Banco Mundial. En 2012 dejó el cargo de director de Relaciones Exteriores del Banco Mundial en Europa para trabajar en el IMD de Lausana.

swissinfo.ch: 2014 es un año importante para Brasil. ¿Cuáles son sus expectativas respecto a los desafíos estructurales y económicos del país este año?

Carlos Braga: Los desafíos no dependen del Mundial. Brasil sigue teniendo problemas de infraestructura, un área en la que se ha invertido mucho menos de lo que se debería.

Históricamente, el país ha acumulado una serie de cuellos de botella que dificultan el desarrollo económico. Esto se ha producido en el marco de un modelo de inversión puesto en marcha durante la última década. Es verdad que ha permitido disminuir las desigualdades sociales, pero el problema es que se basa en el aumento del consumo. Este modelo, que funcionó bien durante los primeros años del mandato de Lula, se ha agotado, porque es muy difícil mantener un crecimiento económico basado simplemente en el consumo, y aún más cuando existen cuellos de botella en infraestructura.

swissinfo.ch: ¿Y qué peso tiene el Mundial en este contexto?

C.B.: El Mundial es una fiesta, un evento deportivo. Los brasileños tienen fama de organizar buenas fiestas. Se espera que sea un evento que despierte el entusiasmo de mucha gente y que mostrará la sofisticación de algunos ámbitos, como el del marketing, que es probablemente el que más se va a beneficiar del Mundial. No obstante, es erróneo pensar que el Mundial va a cambiar completamente las infraestructuras del país.

swissinfo.ch: ¿Qué pasa entonces con las inversiones en los estadios?

C.B.: Gracias al Mundial se mejorarán los estadios o se construirán otros nuevos, pero en algunos casos se trata de elefantes blancos.

Por ejemplo, los estadios de Manaos y Brasilia con capacidades muy superiores a las necesidades de ciudades cuyos equipos ni siquiera disputan la Liga Nacional. Cabe preguntarse entonces cuánto costará mantener y utilizar esos espacios. Por otro lado, en ciudades como São Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte las inversiones tendrán probablemente un mayor impacto, pues al ofrecer mejores condiciones a la afición, en el futuro se espera atraer más público a los estadios.

swissinfo.ch: Según Simon Kuper, es un mito creer que el Mundial impulsa la economía. ¿Coincide usted con el periodista y escritor inglés?

C.B.: Desde un punto de vista meramente económico, las repercusiones directas del Mundial son minúsculas si consideramos el tamaño de la economía brasileña.

Obviamente, está la cuestión de la prioridad de las inversiones. Es fácil comprender, incluso en el país del fútbol, el descontento de varios segmentos de la sociedad con las sumas que se han gastado en los estadios. Pero no es un problema de Brasil ni del Mundial, sino de todos los grandes eventos deportivos. Los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, en Rusia, son el paradigma del exceso de gasto. Evidentemente, quienes están directamente vinculados al evento siempre van a destacar los aspectos positivos, por ejemplo para la imagen del país. Pero la experiencia demuestra que los costes suelen ser más altos que los beneficios económicos.

swissinfo.ch: ¿Hay alguna excepción que confirme la regla?

C.B.: Barcelona es un buen ejemplo. La capital catalana tenía un plan urbanístico en el que el proyecto olímpico encajaba perfectamente. Es uno de los raros ejemplos en el que observamos un resultado positivo a largo plazo. En el caso de Río 2016, creo que el Comité Olímpico está realizando un trabajo profesional. Y tendrá un impacto positivo. Pero en el caso del Mundial es más complicado. Estamos hablando de inversiones en 12 ciudades repartidas por todo el país, de infraestructuras que no necesariamente van a terminadas como inicialmente previsto.

swissinfo.ch: ¿Y las manifestaciones?

C.B.: Se respira un ambiente de preocupación y descontento generalizado en la sociedad. El éxito de los programas sociales, gracias a los cuales ha aumentado la clase media, ha originado en cierta medida esta insatisfacción social. En el momento en que las personas pagan impuestos, prestan más atención a las prioridades y al gasto público. Y se vuelven más exigentes. Por tanto, habrá manifestaciones, pero serán manejables. Más delicado es su efecto sobre la imagen del país.

Poca gente es consciente de que en materia de redes sociales Brasil es un país del primer mundo. Todos están conectados a la Red, lo cual genera nuevas formas de organización y de movimientos sociales que pueden sorprender al Gobierno.

swissinfo.ch: ¿El nivel de endeudamiento de la población brasileña constituye una amenaza real para la economía?

C.B.: El sector financiero brasileño goza de muy buena salud. La mayoría de los grandes bancos registran buenos resultados. La expansión del crédito ha sido realmente significativa. Este modelo basado en el aumento del consumo no ha puesto en peligro al sector financiero. No obstante, es una realidad que con la expansión del crédito las familias de renta baja están cada vez más endeudadas. Y podemos cuestionarnos si esto es sostenible o no.

A mi juicio, el modelo basado en el aumento del consumo está agotado. Y de una manera u otra tiene que cambiar. Hay que apostar por la creación de mecanismos de ahorro e inversión. El problema reside en cómo llevar a cabo este cambio para que sea lo menos traumático posible, especialmente para las capas más desfavorecidas de la sociedad.

swissinfo.ch: Otro aspecto muy criticado son los precios exorbitantes de los billetes aéreos y los hoteles, sobre todo en las ciudades sedes del Mundial. ¿A qué se deben estos precios desproporcionados?

C.B.: Se estima que el Mundial aportará 3 millones adicionales de turistas extranjeros a Brasil. Vendrá mucha gente y muchos se quedarán más tiempo. Pero Brasil es un hotel de 3 estrellas con precios de un 5 estrellas. Es la realidad que reina en el país desde hace tiempo y que refleja las distorsiones de la economía brasileña. Brasil carece de infraestructuras turísticas adecuadas. Pese a los incentivos fiscales para impulsar la construcción de nuevos hoteles y ampliar los existentes, hay una carencia importante. Y esto ilustra que el mercado no funciona.

swissinfo.ch: El Gobierno suizo presentó recientemente una campaña de comunicación para dar a conocer el país alpino en Brasil durante tres años, entre el Mundial y los Juegos de Río. ¿Este tipo de iniciativas son eficaces?

C.B.: Suiza es una marca fuerte, también en Brasil. Indudablemente, empresas como Nestlé o Novartis no van a notar una gran diferencia, ya que disponen de sus propias campañas y están perfectamente establecidas en el país. Pero tal vez el impacto sea mayor para las empresas medianas.

swissinfo.ch: En los últimos años, las pequeñas y medianas empresas suizas muestran interés en el mercado brasileño. Pero se enfrentan a muchos problemas. ¿Cuáles son los obstáculos?

C.B.: El compositor y músico Tom Jobim solía decir: Brasil no es para principiantes. Y esto define perfectamente el problema de las pymes. No solo en Brasil, sino en los países emergentes grandes el clima para los negocios es muy complejo. Brasil ocupa el lugar 116 en la lista de 189 países que analiza el Banco Mundial en el estudio Doing Business (clasificación 2014). La situación ha mejorado en los últimos años, pero no lo suficiente. Para operar en Brasil, las pymes acaban buscando socios en el país.

swissinfo.ch: Este año Brasil celebra elecciones presidenciales. ¿El desenlace del Mundial puede influir en los comicios?

C.B.: En mi opinión, puede tener una repercusión negativa para el gobierno si se producen grandes desastres en materia de logística, transporte o manifestaciones. Pero si el evento se desarrolla sin incidentes, puede ser positivo, tanto para el gobierno federal como para el de los estados donde se disputarán los partidos.

Traducción del portugués: Belén Couceiro

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