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Se reforman las cuotas de poder en el FMI

Jean-Pierre Roth (dcha), presidente del banco central, y los ministros Doris Leuthart y Hans-Rudolf Merz integran la delegación suiza. Keystone

Suiza cede 0,03% de su derecho de voto en favor de China, Corea del Sur, Turquía y México. La decisión es sana y legitima al Fondo, afirmó Hans-Rudolf Merz, jefe de la delegación helvética en Singapur.

Aclara que la nueva revisión del 2008 debe considerar para Suiza el peso que tiene su plaza financiera en el mundo.

Como cada otoño el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial se reunieron para celebrar su Asamblea Anual. No obstante, como sólo sucede cada tres años, mudaron su sede de la tradicional capital estadounidense, la espaciosa e imponente Washington D.C., a otro destino. El blanco elegido: Singapur.

Una forma simbólica de reconocer el creciente poderío económico del continente asiático, el único capaz de crecer actualmente a una velocidad tres veces superior a la de Europa como conjunto.

A la cita fueron convocados desde el 14.09 los 184 países miembros de los gemelos de Bretton Woods; Suiza a la cabeza del grupo de naciones en el que también se incluyen Polonia, Serbia, Montenegro, Azerbaiyán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y la República de Kirguizistán.

El encuentro anual 2006 fue distinto a todos los demás. Se revisaron las cuotas de poder asignadas a cada uno de los miembros a partir de una reforma que cimbró hasta la raíz los intereses de todos los involucrados.

Una reforma de envergadura

La reunión anual del FMI y el BM comprende siete jornadas de trabajo.

Las cinco primeras dedicadas a encuentros previos; el espacio idóneo para hablar de macroeconomía, presentar previsiones, para encuentros bilaterales entre ministros de finanzas o banqueros centrales, y también para reuniones paralelas de primer nivel como el tradicional encuentro del G-7, cúpula que aglutina a las siete naciones más poderosas del mundo (con Estados Unidos y Japón a la cabeza).

Asimismo, operan y se reúnen los diversos grupos de trabajo del FMI y el Banco Mundial, dedicados al desarrollo y a la política monetaria.

Las dos últimas jornadas (19.09 y 20.09) para realizar la Asamblea del Directorio Ejecutivo en el que se aprueban los grandes temas.
Este año en particular, una reforma acaparó los reflectores.

A juicio de Rodrigo de Rato, el director gerente del FMI, y de Gordon Brown, ministro de Finanzas británico, se trata de “la más importante de los últimos 60 años”: la redistribución del poder al interior del FMI.

Y con 90,6% votos a favor, el directorio ejecutivo del FMI –integrado por ministros de Finanzas y banqueros centrales de todo el mundo- avaló una revisión para reequilibrar parcialmente las cuotas de poder que tienen cuatro economías emergentes de gran talla: México, Turquía, China y Corea del Sur.

Una moción que fue abiertamente apoyada por Suiza, con la salvaguarda de actuar con cautela en la segunda fase de la citada reforma, que implicará ir mucho más lejos en la repartición del derecho de voz y voto.

La controversia

La reforma analizada y votada en el seno del FMI aumentará apenas 1,8% el peso de las decisiones que toman México, China, Corea del Sur y Turquía dentro del FMI (un porcentaje incapaz de hacer virar de rumbo un asunto relevante con el que no estén de acuerdo).

No obstante, el Fondo tiene que crear en 2008 una nueva ecuación que reparta el poder de otra manera.

Su objetivo es ambicioso: no hacer mella sobre las naciones industrializadas, pero reconociendo al mismo tiempo la importancia y peso que hoy tienen muchas economías emergentes subrepresentadas.
Una tarea difícil de cumplir porque siempre afectará los intereses de unos para favorecer a otros.
Rodrigo de Rato propone que sea el tamaño de las economías –medido a través de su Producto Interno Bruto (PIB)- la referencia central, pero para muchas naciones desarrolladas y en desarrollo este criterio resulta insuficiente.

La delegación suiza

Este año, la delegación helvética en Singapur está constituida por el ministro de Finanzas, Hans-Rudolf Merz; el banquero central Jean-Pierre Roth; y la nueva jefa del Ministerio de Economía, Doris Leuthard.

Durante su participación oficial en la asamblea, fue Merz quien fijó la posición helvética con respecto a los temas que más importan a la Confederación.

Los dos primeros:

1.- Política preventiva: Para la prevención de crisis” –opinó- “el FMI debe enfocarse en los mercados financieros y de capitales, así como en la supervisión de las economías emergentes.

Para países emergentes con economía frágiles deben diseñarse marcos económicos que den solidez a sus economías y los provean de flujos financiero.

2.- Iniciativa del Milenio: Frente a sus homólogos en Singapur, Merz pidió no olvidar los Retos del Milenio que se fijaron y el compromiso que tienen con las economías menos favorecidas para ayudarles a reducir sus índices de pobreza –más de la mitad de la población mundial vive con menos de 2 francos suizos al día-, así como a mejorar sus niveles de educación y salud.

En este sentido, exhortó a los grupos de trabajo a avanzar, sin perderse en temas superfluos.

Repartición del poder

El tercer tema de la agenda helvética era obligado, ya que es el mismo que ha marcado el encuentro íntegro.

Con respecto a la nueva repartición del poder en 2008, la posición suiza también es clara. Sí a la redistribución, pero con cautela.
Para Suiza, una sana repartición del poder al interior del FMI es fundamental para legitimar la institución y para que funcione correctamente.

Por ello apoyó el fortalecimiento de China, Corea del Sur, Turquía y México, y le cedió 0,03% de sus votos para que ellos consigan 1,8% más de voz.

No obstante, Suiza está en completo desacuerdo con la ‘fórmula Rato’ de redistribuir el poder dentro de dos años exclusivamente en función de la talla de las economías. A su juicio, deben considerarse otros factores como la apertura económica y el peso financiero.

Concretamente, Merz afirmó que Suiza tiene un ‘plus’ con el que no cuenta ninguna otra economía del mundo: la talla de su plaza financiera, en la que cada año administra 3,5 billones de dólares en activos extranjeros. Un hecho que no puede dejarse pasar de largo.

Por ello, en alianza con Bélgica, Holanda y Suecia, Suiza encabezará un ‘bloque’ que intentará vetar cualquier propuesta que afecte a sus intereses.

Otros países inconformes son Brasil y Argentina, quienes temen que, si no se fijan reglas claras a favor de las economías emergentes, se terminará por quitarles poder de voto a las economías en desarrollo en favor de otras economías igualmente en desarrollo.

swissinfo, Andrea Ornelas

El FMI y el BM tienen 184 países miembros.
El total de cuotas del FMI suma actualmente 317.300 millones de dólares.
EEUU posee la cuota de voto más importante (17,08%), seguida por Japón (6,13%) y Alemania (5,99%). Suiza tiene 1,6%.

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