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Subempleo, ¿el vaso medio lleno… o medio vacío?

Muchas empresas suizas han recortado la jornada laboral para evitar despidos masivos. Keystone

Colapsadas tras la crisis y subvencionadas por el gobierno, un millar de empresas suizas han reducido la jornada laboral de sus empleados para evitar quiebras y liquidaciones en cascada.

Según explica Adecco a swissinfo.ch, esto evidencia que países como Suiza y España necesitan un modelo laboral más flexible. Las PYME serían las primeras beneficiarias y es posible salvaguardar al máximo los derechos de los trabajadores.

Durante el pasado invierno, más de un millar de empresas suizas mantuvieron sus sistemas de calefacción encendidos de forma intermitente, las máquinas en silencio y los puestos de trabajo vacíos.

En algunas, las puertas no abrieron durante un mes íntegro; en otras, permanecieron cerradas durante varios días por semana. Y esta primavera la situación mejora a paso muy lento.

Los ‘números rojos’ se apoderaron de las finanzas de las compañías desde los albores de 2009 y el horizonte les marcaba sólo dos alternativas: el cierre definitivo con la consecuente liquidación de personal; o resistir la embestida con un recorte de gastos y la utilización de un ‘joker’ que el gobierno ofreció a la iniciativa privada para paliar el problema: el desempleo parcial.

El desempleo parcial -o subempleo, como lo llama oficialmente la Organización Internacional del Trabajo (OIT)- es un mal que aqueja todo aquel que técnicamente posee un trabajo remunerado, pero cuyas jornadas e ingresos se han visto reducidos de forma involuntaria por los problemas financieros de su empresa.

La ilusión del ‘desempleo moderado’

En menos de dos años el subempleo pasó de fenómeno desconocido en Suiza a realidad abrumadora.

Es decir: de ser una respuesta temporal a los problemas financieros de 37 empresas, se convirtió en la tabla de salvación de 1.037 compañías en lo más agudo de la crisis (noviembre de 2009, según las estadísticas de la Secretaría de Estado de Economía).

Las empresas utilizaron el derecho que la Confederación Helvética les ofreció (ver REDUCCIÓN DE HORARIOS) para recortar las jornadas de sus trabajadores con cargo parcial al erario público.

De las horas no laboradas, la mitad debían ser pagadas por el patrón. Y la otra mitad sería financiada –al 80%– por el Estado. Eso sí, por un periodo máximo de 24 meses.

El esquema permitió a Suiza salvar 58.630 puestos de trabajo en 18 meses, según el discurso de la Secretaría de Estado de Economía (Seco).

Esta dinámica se convirtió en aliada involuntaria de la estadística oficial, que refleja una tasa de desempleo abierto de sólo 4,2% esta primavera, un dato cuatro veces menor al de los vecinos de la Unión Europea (UE).

La explicación radica en que el desempleo ignora el impacto del desempleo parcial.

Sobre este tema, José María San José, portavoz de Adecco Suiza reconoce que si bien la tasa de desempleo helvética es proporcionalmente baja, si se considera la evolución histórica de Suiza, “la realidad es grave”.

¿Llamado a la flexibilidad?

El desempleo parcial ha sido una respuesta natural ante la crisis, explica José María San José a swissinfo.ch:

“Un castillo de naipes que inicia con la inestabilidad de las economías domésticas, que son la base, y que afecta a todo lo que está encima. Los clientes reducen su consumo, la producción disminuye, y las empresas, en consecuencia, prescinden de mano de obra o reducen las jornadas de sus trabajadores”.

No obstante, destaca San José, tampoco debe verse como un fenómeno exclusivamente negativo. El crecimiento del desempleo parcial demuestra también la madurez de muchas empresas en la gestión de sus recursos humanos. Los patrones prefieren esta alternativa, al despido, mientras el mercado se normaliza y regresan los contratos estables.

Sobre la marcha, la presente crisis ha evidenciado que el modelo socioeconómico de Suiza es sólido, pero no infranqueable, opina el experto y afirma que un modelo laboral más flexible sería positivo para el país.

“Esquemas que permitan a las medianas y pequeñas empresas cubrir sus necesidades de personal con contratos ajustados a sus modelos de gestión y ciclos de producción. Y dicha flexibilidad no tiene porque afectar al trabajador, es posible lograrlo siempre que existan estrategias de Responsabilidad Social Corporativa que garanticen la seguridad social del empleado, de los desempleados, jubilados y de aquellas personas en riesgo de exclusión social y laboral”, precisa.

Contraluz Suiza-España

Pese a ser dos economías muy distintas, Suiza y España comparten el rasgo de la rigidez laboral. Una condición que concede certidumbre al trabajador con empleo, pero se convierte en barrera para obtener un puesto para quienes han quedado excluidos del mercado laboral.

Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, explica a swissinfo.ch que, mientras en España un contrato temporal puede durar 12 meses como máximo, en Italia y Suecia el límite es de 36 meses; en Portugal, de 72 meses; y en Alemania o Reino Unido no hay restricción.

“Y existen sectores en los que está prohibido el trabajo temporal, como en la administración pública, la sanidad o la construcción, actividades que se enfrentan a sobrecostes que no afectan a otros sectores”.

La visión de Mesonero podría parecer defensora integral de los intereses de las empresas. Curiosamente, la Fundación Adecco se encarga justamente de lo contrario: es la estructura del grupo especializada en la reinserción laboral de colectivos no favorecidos.

Un mercado laboral más flexible abre, justamente, oportunidades para las personas con discapacidad, para los jóvenes sin experiencia o los mayores de 45 años.

España, reconoce Mesonero, es uno de los países con mayor tasa de paro a escala internacional.

“En junio de 2010 tendrá una tasa de paro del 19,2%, 1,3 puntos porcentuales superior a la tasa de hace un año, y la más elevada desde diciembre de 2006. España será también el único caso (dentro de la UE) cuyo desempleo aumenta más de 1 punto porcentual interanual”, cita.

Y no es casual que España sea el cuarto país con menos penetración del empleo a tiempo parcial entre varones (sólo 4,7% de la población ocupada), una tendencia que se transforma en el caso de las mujeres (la proporción de ocupadas a media jornada es de 22% actualmente).
Estas reflexiones hablan de una tendencia, pero también de una necesidad económica.

El vaso medio lleno o medio vacío. Y el abierto debate sobre si el empleo a tiempo parcial es aliado o enemigo de una economía que goza y sufre los efectos de una globalización irreversible.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

Producto de los agudos efectos de la recesión, el 5 de marzo de 2010, el Gobierno suizo decidió ampliar de 18 a 24 meses la duración máxima de la indemnización para la reducción de los horarios de trabajo (RHT) o ayudas financieras que otorga a las empresas que han utilizado la reducción de jornadas laborales para evitar el despido masivo de personal.

El decreto estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2011, porque la Confederación Helvética estima que en 2012 la situación económica internacional habrá recuperado el equilibrio.

Estas ayudas son aplicables para toda empresa suiza y pueden utilizarse más de una vez.

En el modelo suizo, la mitad de las jornadas recortadas a los trabajadores son financiadas por el patrón. Y la otra mitad es financiada por el Gobierno (al 80%).

Para los expertos en recursos humanos, algunas de las ventajas de las jornadas parciales son abrir espacios laborales para las minorías más castigadas por el desempleo, como los menores de 24 años, mayores de 45 años, personas con discapacidad, y/o madres con niños pequeños.

Las desventajas implícitas en la jornada parcial es la falta de estabilidad para los trabajadores, con lo que esto conlleva en materia de previsión de su vida personal en el largo plazo, y su estabilidad psicológica y emocional.

La estrategia de la reducción de jornadas para evitar los recortes de personal ha sido utilizada en Suiza por empresas de todas las tallas. Desde corporativos como Swatch o Kuoni, hasta centenares de empresas familiares.

La Confederación Helvética destinará 120 millones de francos suizos, entre 2009 y 2010, a financiar la reducción de jornadas puesta en marcha por las empresas.

Adicionalmente, el gobierno tiene en marcha un programa integral de relanzamiento económico por 2.000 millones de francos suizos, concebido en tres fases y aplicable hasta el cierre de 2011.

El programa contempla también proyectos de formación laboral, financiamiento al campo e inversión en infraestructura.

La Secretaría de Estado de Economía (Seco) ese el centro de competencias estatal dedicado a conducir todos los temas de política económica que atañen a Suiza. Su objetivo es asegurar un crecimiento económico sostenible.

Adecco, empresa de origen suizo, es líder mundial en materia de recursos humanos. Da consultoría a las empresas, pero se ocupa también de seleccionar, formar y colocar personal en las empresas.

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