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El Colegio Suizo de Santiago cumple 70 años

Se fundó en abril de 1939 y es el más antiguo de Sudamérica. Comenzó modestamente, con ocho pupilos sentados en pequeños bancos al aire libre. Hoy el Colegio Suizo está considerado como uno de los mejores centros de enseñanza de Chile.

Este año inaugura un edificio moderno y ofrecerá a sus alumnos la posibilidad de optar a la Matura, el título de bachiller suizo.

Un auténtico trío de cuernos alpinos, traído desde la tierra de Guillermo Tell para esta ocasión, da inicio a las celebraciones en el salón del colegio. Cientos de niños, apoderados, ex profesores y ex alumnos se han dado cita para conmemorar sus 70 años de historia.

Y es que se trata del más antiguo de Sudamérica y el noveno en el mundo, creado justo 100 años después del primer colegio suizo en el extranjero. Pero su fundación, en abril de 1939, no fue nada fácil, según testimonios de la época.

“Hasta entonces, los hijos de los suizos residentes en Santiago, 31 niños, asistían a colegios alemanes para mantener contacto con el idioma. Pero el nazismo hitleriano se imponía también allí y muchos suizos discrepaban de ese discurso”, explica el director del CSS, Friedrich Lingenhag, quien investigó la historia de este centro.

En ese contexto, la necesidad de crear una escuela helvética era tema recurrente entre los miembros de la colonia, que se reunían todos los miércoles en el antiguo Club Deportivo Suizo.

Sin embargo, hacerlo tan lejos de la patria y en medio de la profunda crisis económica mundial de la época era bastante complejo. Pese a ello, hombres como Alfredo Flueler, Godofredo Isliker y Jacques Meier perseveraron y, tras intensas conversaciones, asambleas con la colonia, vínculos con el Consulado y estudios de viabilidad, hicieron posible el sueño.

Clases al aire libre

En una circular de febrero de 1939 dirigida a los suizos residentes se informa que la escuela comprendería en un principio los tres primeros años de educación elemental, “con la posibilidad de un desarrollo gradual”. El cuerpo docente estaría formado al comienzo por un profesor traído de Suiza, con un auxiliar local para impartir los cursos en castellano.

Dos meses después, el maestro Alfred Zürcher inicia las clases en terrenos del Club Deportivo Suizo, en la comuna de Ñuñoa (donde aún permanece el colegio).

“Allí lo esperaban 8 niños, que debieron contentarse con bancos y sillas puestas en un prado, sin mayor protección del frío ni de las posibles lluvias”, cuenta a swissinfo Lingenhag.

Afortunadamente para ellos, según registros de la época, ese año fue muy poco lluvioso. Ya en agosto –el último y más duro de los meses de invierno en el país andino– se levanta una cabaña de madera en el mismo terreno para acoger lo que era la ‘Escuela Suiza’.

Arriendos, ampliaciones y construcciones posteriores edificarían lentamente la historia de este colegio.

Embajadores de Suiza

Para el embajador en Chile, André Regli, quien también participó en los festejos, la importancia de los colegios suizos en el extranjero radica en que “no son sólo instituciones pedagógicas, sino que hoy son vistos como parte de nuestra política exterior, donde representan redes de apoyo a la presencia helvética en el exterior”.

Y los valores que transmiten, agrega, son la mejor propaganda para el prestigio de nuestra nación y muy adecuados para despertar intereses en otros aspectos de la realidad suiza.

“A través de la unión emocional de los ex alumnos con sus colegios, se forja también un lazo para toda la vida y un interés por Suiza muy valioso para el cuidado de los intereses del país”.

Un lazo que el ‘Schweizer Schule’ de Santiago cultiva en forma constante, de acuerdo a su director. No sólo en conocimientos o en el idioma (utilizan textos suizos que abordan las mismas materias que los chilenos), sino también en tradiciones.

“Celebramos todas las fechas importantes para nuestro país. Y el 1 de agosto (fiesta nacional) es el evento del año, en que viene toda la colonia y realizamos variadas actividades que permiten a los niños sentirse más cerca de Suiza”, asegura Lingenhag.

Asimismo, hay cursos completos que viajan al país alpino y efectúan intercambios estudiantiles en forma permanente. “En este momento tenemos siete estudiantes suizos, algo muy positivo porque va formando una relación y abre la mente de los niños, que pueden ver lo que hacen otros estudiantes y, cuando ellos viajan, también acceden a conocer otra realidad”, apunta.

La ‘herencia’ suiza

La excelencia helvética es otro elemento que han logrado traspasar. En las clasificaciones locales, el CSS destaca hoy como uno de los mejores colegios chilenos.

“Siempre les digo a los padres que esto es como un matrimonio; un compromiso a largo plazo, porque queremos que todos los alumnos concluyan aquí su educación. Y, de hecho, tenemos un abanico amplio de resultados; desde los excelentes a otros con rendimiento menor, y eso lo aceptamos, porque no todos pueden rendir igual en estas pruebas, pero tienen otras cualidades. Esa combinación hace que cada uno pueda sentirse bien y desarrollar sus potencialidades”.

¿Algún sello distintivo del ‘Schweizer Schule’ de Santiago? Lingenhag -que anteriormente ejerció el mismo cargo en Bogotá y Perú- piensa unos instantes antes de responder:

“Las colonias ejercen una importante influencia en los colegios y, entre más jóvenes, más modernas suelen ser”, concluye.

“La chilena –al ser la más antigua- es más conservadora, pero no podría decir qué es mejor, porque esos valores también le hacen bien a un colegio, constituyen una base fuerte con la que uno puede contar. Sobre todo en estos tiempos, en que todo cambia tan rápido, tener una base valórica firme es importante”.

swissinfo, Mariel Jara, Santiago de Chile

El Colegio Suizo de Santiago acoge a 600 alumnos, de los cuales 175 son suizos.

El nuevo edificio, que acaba de ser inaugurado como complemento a las edificaciones anteriores, posee una superficie útil de 1.400 m2 y 500 m2 en superficies exteriores.

Está especialmente destinado a las clases que preparan a los jóvenes para la Matura suiza, título de bachillerato.

Actualmente, existen 17 colegios suizos en el extranjero. Antes del ‘Schweizer Schule’ de Santiago, se fundaron 6 colegios en Italia (entre 1839 y 1904), uno en Barcelona (en 1919) y dos en Egipto (entre 1921 y 1929). Pero estos últimos fueron cerrados al poco tiempo de iniciar sus actividades.

En Chile, los alumnos tienen la posibilidad de egresar dominando cuatro idiomas; castellano, alemán (que se usa desde el jardín infantil, en todos los ramos), inglés y francés.

A partir de este año, pueden optar además a la Matura suiza (título de bachiller), que les permite ingresar a universidades helvéticas y a instituciones de educación superior de varios países.

El nuevo intercambio ofrece a los estudiantes la oportunidad de permanecer durante un semestre en Suiza, asistir a un ‘Gymnasium’ (bachillerato) para impregnarse de la cultura y el idioma del país.

Para que un colegio suizo en el extranjero reciba subvención (según la ley federal de desarrollo de la juventud suiza en el extranjero) debe estar patrocinado por algún cantón, cuya labor central es la inspección pedagógica.

El cantón patrocinador del Colegio Suizo de Santiago es el de Basilea-Campo. En 1999, este establecimiento fue uno de los primeros en ser examinados bajo el nuevo sistema de evaluación externa – antes de lo que dictaminó la ley cantonal de 2003 – y este año será uno de los primeros en ser evaluado por segunda vez.

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