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El derecho de trabajar donde hay trabajo

El miedo como telón de fondo de las votaciones del 25 de septiembre. RDB

El sindicato Comedia se pronuncia por la extensión de los acuerdos de libre circulación a los 10 nuevos países miembros de la Unión Europea.

Roland Kreuzer, secretario general, y Pedro Sancho, responsable del área de Migración, explican a swissinfo la posición de esa organización laboral.

“Comedia está claramente por un sí a la libre circulación de personas porque nosotros defendemos el derecho de los trabajadores y trabajadoras a ir a trabajar a donde hay trabajo, en el lugar en el que uno puede ganar su vida, destaca Roland Kreuzer, secretario general de Comedia, el sindicato suizo de los medios de comunicación.

El capital no conoce fronteras y nosotros defendemos la idea de que tampoco debe haber fronteras para las personas que trabajan, añade.

“Todos sabemos que ninguno deja su país por gusto o por capricho sino que hay una necesidad económica que le lleva a tener que marcharse de su país, de sus seres queridos, a otros sitios donde pueda ganar y mantener a su familia en los países de origen”, subraya por su parte Pedro Sancho, del área de Migraciones del mismo sindicato.

Se refiere asimismo al hecho de que un ‘no’ a los nuevos miembros de la Unión Europea podría significar la salida de empresas a otros países en los que la producción resultara más fácil sin las trabas de los problemas fronterizos de declaración de aduanas.

En vísperas de que la ciudadanía helvética se pronuncie en las urnas sobre la ampliación de los acuerdos de libre circulación de personas entre Suiza y Estonia, Lituania, Letonia, Malta, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, la República Checa, Hungría y Chipre, ambos representantes de Comedia hablan a swissinfo sobre la pertinencia de un voto positivo.

swissinfo.- Los adversarios a la extensión de los acuerdos insisten en la posibilidad de un mayor desempleo o de dumping salarial…

Roland Kreuzer.- Hay ciertamente problemas de desempleo, pero la razón no son las personas que vienen a trabajar aquí. La razón es que los empresarios quieren aumentar su provecho y transfieren su producción al extranjero. Presionan al personal y eso de manera independiente al hecho de que se abran o no las fronteras para las personas de Europa del Este. El desempleo existe en el capitalismo y se debe al motor del provecho que dirige la economía y no a las gentes que trabajan o que quieren trabajar.

Pedro Sancho.- Pensamos que los problemas que se plantean a nivel de presión sobre los salarios, sobre las condiciones de trabajo, se tienen con o sin los acuerdos bilaterales. Esto no influye en el dumping salarial o en otro aspecto. Eso ya se lleva a cabo.

Entonces, lo que hay que hacer no es oponerse a la libre circulación de los trabajadores, sino buscar la manera de desarrollar mecanismos que prohíban abusos a nivel de salario, de condiciones de trabajo, que todos los que viven y trabajan aquí, en Suiza, tengan las mismas condiciones, que estén amparados por las mismas leyes y que haya unos mecanismos, que estén ahí para vigilar y controlar que no haya abusos en este sentido.

swissinfo.- Ustedes hablan de que un ‘no’ sería más peligroso…

Roland Kreuzer.- Un ‘no’ va a reforzar a la derecha, a la extrema derecha, la UDC y las otras organizaciones de la extrema derecha porque los que dicen no, no dicen no porque quieran defender a los trabajadores (as) sino que quieren una Suiza aislada.

Pedro Sancho.- En efecto, un ‘no’ sería más contraproducente para los trabajadores que el miedo que tienen al ‘sí’, ya que con las medidas de acompañamiento de los acuerdos bilaterales existe la posibilidad de la declaración de fuerza obligatoria de los convenios colectivos de trabajo.

Esto quiere decir que si un trabajador de la hotelería u otra rama gana 2.000 o 2.500 francos, con los acuerdos bilaterales se puede intervenir y denunciar a la comisión tripartita que los ingresos de ese trabajador están por debajo de los niveles de un convenio colectivo o del salario usual.

Entonces, la comisión tripartita tiene la obligación de intervenir para que el cantón declare de fuerza obligatoria las condiciones de trabajo y en ese sentido tendrían que aumentar el salario a 3.500 francos.

swissinfo.- Los sindicatos reconocen el temor de los trabajadores. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Roland Kreuzer.- Hay ciertamente, presiones sobre el salario, no se puede negar. Es cierto que eso existe.

Por ejemplo, en nuestra rama (la impresión) la presión sobre los salarios existe también porque los que quieren imprimir algo van a buscar ofertas a países de Asia o Europa del Este y luego ejercen presión diciendo “podemos lograr menores costos en la República Checa o en Polonia, en Hungría…”, pero esos problemas son independientes de un ‘sí’ o un ‘no’ el 25 de septiembre.

Mientras haya tales diferencias en el mundo entre el nivel de vida y el nivel social, habrá movimiento de personas que quieran trabajar en otra parte. Habrá movimiento de trabajo que va a donde es menos caro y ese es un problema que se debe a la ilegalidad en el mundo y no al ‘sí’ o ‘no’ el 25 de septiembre.

Pedro Sancho.- En efecto, hay un miedo real que no podemos ignorar, por eso hay una campaña de información en la que explicamos que el peligro no está en que esos compañeros vengan, sino en el hecho de que aquí en Suiza, como en otros países industrializados, no existen todavía las condiciones adecuadas para prohibir las diferencias salariales.

Las medidas de acompañamiento de los acuerdos bilaterales son un intento justamente, de evitar que haya esos abusos y eso también depende de la capacidad de las organizaciones sindicales y de las comisiones tripartitas de vigilar y controlar que los abusos no se lleven a cabo.

swissinfo.- ¿Han podido disipar el miedo de los trabajadores?

Pedro Sancho.- Pienso que en una pequeña parte se ha llegado a atenuar el miedo de los trabajadores pero no completamente. Hay muchos todavía, inclusive a nivel de la inmigración antigua, la migración de los españoles, portugueses, italianos, que han olvidado lo que en su tiempo ellos tuvieron que pasar para poder venir aquí y vivir.

Hay una parte de esta clase inmigrante que está en contra de los acuerdos bilaterales por ese miedo de que haya presión sobre los salarios, y se olvidan que ellos tuvieron también que luchar con otros compañeros aquí en Suiza para que eso no se llevara a cabo.

Entonces también tienen el deber de solidarizarse con sus compañeros suizos y con los compañeros que vengan de esos países para que esa situación no se lleve a cabo.

swissinfo.- Ahora bien, esos temores han sido capitalizados por los sectores contrarios al “sí”…

Roland Kreuzer.- Es claro que juegan con el miedo de los trabajadores (as). Es claro que hay desempleados y personas que temen caer en el desempleo y ellos intentan manipular a esas personas para lograr su objetivo de tener una Suiza aislada y una Suiza aislada será todavía más reaccionaria que la Suiza de hoy.

Pedro Sancho.- El miedo que existe en Suiza, sobre todo en las regiones periféricas, en las llamadas regiones de montaña, los Alpes, y de la Suiza central, es un miedo mantenido por una campaña vergonzosa de la extrema derecha atizando el problema de un cierto racismo solapado hace mucho tiempo para todo lo que venga del Este -mañana la Turquía- de que va a ser una invasión de Suiza que amenaza los valores tradicionales helvéticos.

Se intenta contrarrestar esta campaña con explicaciones, asambleas, sobre todo en las ciudades, pero este miedo está tan anclado, que es muy difícil llegar a quitarlo, por eso las votaciones van a ser muy cerradas y van a estar prácticamente inseguras hasta el último momento entre el ‘sí’ y el ‘no’.

swissinfo, Marcela Águila Rubín

Fuente: Unión Europea
La UE ha crecido en tamaño mediante sucesivas oleadas de adhesiones.
Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido se unieron en 1973, seguidos por Grecia en 1981, España y Portugal en 1986 y Austria, Finlandia y Suecia en 1995.
La Unión Europea acoge a diez nuevos países en 2004: Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa.
Bulgaria y Rumania esperan unirse en 2007 y Croacia y Turquía comienzan las negociaciones de adhesión en 2005.
Para garantizar que la UE ampliada pueda continuar funcionando eficazmente, es preciso simplificar el sistema de toma de decisiones.
Por ello, el Tratado de Niza, que entró en vigor el 1 de febrero del 2003, fija nuevas normas sobre el tamaño de las instituciones de la UE y su forma de trabajo.

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