El incendio en Hong Kong deja ‘huérfanos administrativos’ en batalla por solicitar ayudas
Mar Sánchez-Cascado
Hong Kong, 9 dic (EFE).- En las listas de damnificados del incendio que arrasó el complejo público Wang Fuk Court, un número sustituye ahora las vidas documentadas de los «huérfanos administrativos», cientos de sobrevivientes a la peor tragedia de Hong Kong en décadas que luchan por reconstruir su existencia sin papeles.
Aquellos que se salvaron del infierno que arrasó siete de ocho bloques y dejó 159 fallecidos, ahora luchan contra un sistema que podría marginarlos de ayudas, indemnizaciones y un futuro estable, otro ángulo del drama que también ha expuesto vulnerabilidades burocráticas.
El siniestro transformó la urbanización de viviendas sociales en un paisaje de ruinas y cenizas en el que miles de residentes perdieron junto a sus hogares los documentos que los anclaban a la sociedad, como escrituras de propiedad, contratos de alquiler, pólizas de seguros, certificados médicos o tarjetas de identidad.
Identidades calcinadas
«Tienen el sentimiento de haber desaparecido de un plumazo», contó a EFE la asistente social Rachel Ling.
En un centro de asistencia temporal, Ling observó estos días como funcionarios cruzan datos digitales y devuelven a los afectados su «identidad». Pero entre ellos se encuentran familias con acuerdos verbales de subarriendo, ancianos que no recuerdan fechas clave o inmigrantes con historiales precarios.
En el plano inmediato, el vacío documental complicó el acceso a realojos temporales a estos afectados y muchos se vieron relegados a refugios colectivos o a depender de familiares.
Psicológicamente estas dificultades agravan el duelo, según expertos en salud mental consultados por EFE, quienes advierten de un aumento en los casos de ansiedad y depresión entre sobrevivientes que sienten que el sistema los abandona en su momento de mayor necesidad.
Socialmente, el fenómeno resalta fallos en el avance de digitalización de servicios públicos en Hong Kong, donde muchos residentes de bajos ingresos aún confían en papeles físicos, especialmente en complejos como Wang Fuk, habitado por una clase trabajadora y jubilados.
La respuesta institucional es un esfuerzo coordinado, aunque no exento de críticas por su lentitud inicial.
Fotografías como prueba
En los centros de Tai Po, equipos mixtos de funcionarios de vivienda, registro civil y servicios sociales trabajan contrarreloj y recurren a cruces de bases de datos de padrones municipales, registros de propiedad y consumos como electricidad y agua para verificar residencias.
Sin embargo, para casos complejos el proceso puede demorarse semanas, dejando a familias en un limbo, aunque trabajadores sociales en el terreno destacan el factor humano.
«Una anciana nos mostró fotos de su apartamento en el móvil y eso bastó para iniciar su trámite», destacó a EFE una voluntaria de Cruz Roja.
El sector jurídico y asegurador también ha movilizado recursos para mitigar el impacto, como la Hong Kong Bar Association que ofrece asesoría legal gratuita, o despachos especializados que difunden guías prácticas de como recopilar mensajes electrónicos, fotografías o comunicaciones para suplir ante las aseguradoras los papeles perdidos.
La humanización de las aseguradoras
«El incendio ha forzado a la industria a humanizar sus procesos», relató James Lee, asociado a un despacho de abogados.
La Autoridad de Seguros creó un grupo de trabajo para coordinar reclamaciones, instando a las compañías a acelerar pagos y aceptar pruebas alternativas. Estimaciones del diario South China Morning Post cifran las indemnizaciones en unos 2.600 millones de dólares hongkoneses (334 millones de dólares estadounidenses), el mayor desembolso por un incidente en siete décadas.
La burocracia enfrenta además el reto de amortiguar el golpe económico, ya que para hogares que perdieron ingresos el retraso en indemnizaciones conlleva dependencia de asistencia básica, con riesgos de pobreza crónica.
El Gobierno ha respondido con un paquete de alivio, como la condonación de impuestos sobre la renta del ejercicio anterior, exención de tasas provisionales y asunción de cánones de propiedad, además de cancelar las facturas de agua y saneamiento de julio a noviembre.
Un fondo de ayuda, con 2.400 millones de dólares hongkoneses (2.100 millones de donaciones privadas y 300 millones públicos), ofrece asignaciones a familias de fallecidos y los bancos ofrecen periodos de gracia en hipotecas, aunque estas medidas no abordan desigualdades estructurales, como la precariedad en viviendas públicas. EFE
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