El origen social y el género siguen afectando a la formación en los países desarrollados
París, 9 dic (EFE).- El origen social, el género, la procedencia migratoria o el entorno geográfico siguen afectando de forma decisiva la formación de las personas en las habilidades laborales necesarias en el siglo XXI, señala la OCDE en un informe publicado este martes.
Las competencias en el procesamiento de información, como la alfabetización, la aritmética o la resolución de problemas, así como las habilidades sociales y emocionales se ven influenciadas por el nacimiento de las personas, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Estas disparidades limitan las oportunidades de crecimiento económico, generan ineficiencias en el mercado laboral y contribuyen a mantener las brechas sociales, cuando no a profundizarlas.
Los avances tecnológicos recientes y la demanda de perfiles altamente cualificados no han permitido eliminar las barreras a la igualdad en el acceso a la formación y la adquisición de conocimientos esenciales derivadas de elementos externos.
Eso se traduce en desigualdades a la hora de acceder a determinados puestos, indica la OCDE, que por un lado pone de manifiesto que el nivel económico familiar influye en el acceso a la formación, pero también a la hora de encontrar un puesto laboral cualificado.
Ello provoca, por un lado, que personas con menos talento accedan a las formaciones de más calidad, pero también a puestos para los que no están cualificadas, lo que desemboca en una pérdida de competitividad.
El informe detecta también importantes diferencias entre países, lo que demuestra que las políticas públicas, cuando están bien dirigidas, pueden contribuir a reducir esas brechas.
Las diferencias socioeconómicas se mantienen como el principal vector de diferencias en la formación y acceso a puestos clave. Las familias con mayores recursos pueden ofrecer un apoyo financiero, emocional y cultural superior.
En sociedades con mayor desigualdad de ingresos, esas diferencias son más agudizadas, al igual que lo son entre las familias de origen urbano, donde hay más oportunidades, que en las rurales.
Por géneros, el informe muestra que las mujeres superan a los hombres en habilidades relacionadas con la alfabetización, mientras que estos están por encima en la aritmética, una distancia esta última que se agudiza entre las personas altamente cualificadas, lo que muestra la existencia de un «techo de cristal» que limita la participación femenina en determinadas áreas.
La brecha de género empieza a edad temprana, con niñas que obtienen mejores resultados en lectura, resolución de problemas colaborativos y pensamiento creativo frente a niños que sobresalen en matemáticas y formación financiera.
El resultado es que los hombres acceden a profesiones con salarios más altos, un 14 % más por hora, según el informe, y también presentan por ello una menor tasa de desempleo.
Estas desigualdades se ven agudizadas, en muchos casos, por los propios sistemas educativos, sobre todo en la enseñanza superior, muy condicionada por el origen socioeconómico.
El estudio revela que menos mujeres llegan a formaciones vinculadas a las matemáticas y la tecnología y que los alumnos de familias acomodadas pueden prolongar más los estudios, lo que les da una ventaja competitiva en el mercado laboral.
Las diferencias se siguen notando en el acceso a la formación continua, una de las herramientas que la OCDE considera que puede reducir las brechas y mejorar la igualdad de oportunidades.
El informe muestra que mientras el 61 % de los trabajadores con estudios universitarios siguen mejorando su formación una vez insertados en el mercado laboral, solo el 19 % de los que tienen estudios secundarios lo hacen. EFE
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