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El Papa celebra una misa ante la minoría católica sueca

El papa Francisco saluda a los fieles católicos que asistían a la misa que celebró en el estadio Swedenbank de Malmo, el 1 de noviembre de 2016, durante su segundo y último día de visita a Suecia, país mayoritariamente secular afp_tickers

El papa Francisco celebró este martes una misa por el día de Todos los Santos en Suecia, un país mayoritariamente secular cuya comunidad católica es minúscula y donde el matrimonio entre personas del mismo sexo está permitido hasta para los pastores.

En su segundo y último día de viaje, el pontífice argentino se dirigió en latín y en español a los 15.000 fieles en el estadio de Malmö, ciudad en el sur del país con muchos inmigrantes. Son ellos y los convertidos quienes aseguran el dinamismo de la Iglesia católica en Suecia.

“La mansedumbre es un modo de ser y de vivir que nos acerca a Jesús y nos hace estar unidos entre nosotros,; logra que dejemos de lado todo aquello que nos divide y enfrenta, y se busquen modos siempre nuevos para avanzar en el camino de la unidad”, dijo el papa, que dejó Suecia al mediodía para volver al Vaticano.

“Un signo muy elocuente es el que sea aquí, en su país, caracterizado por la convivencia entre poblaciones muy diversas, donde estemos conmemorando conjuntamente el quinto centenario de la Reforma”, agregó.

Si bien las declaraciones moderadas del Santo Padre sobre la homosexualidad y los derechos de las mujeres le dan una imagen de papa “moderno”, hay un abismo entre el Vaticano y las costumbres liberales suecas.

En este país, el ministerio pastoral está abierto a las mujeres desde 1960, los pastores pueden casar a personas del mismo sexo desde 2009 e incluso casarse religiosamente con personas del mismo sexo. Las parejas homosexuales tienen acceso a la procreación médica asistida, lo que espanta a muchos católicos.

La Iglesia católica reivindica 113.000 miembros (1,1% de la población) contra 87.000 en 2000.

La institución a veces ocupa el lugar de fortaleza de la doctrina cristiana en un país poco religioso que elevó al rango de virtudes cardinales la tolerancia, la igualdad entre sexos y la promoción de los derechos de las minorías sexuales.

Ferviente defensor de la unidad cristiana, Francisco participó el día anterior en el lanzamiento de la conmemoración de los 500 años de la Reforma protestante de Lutero, excomulgado en el siglo XVI.

En la catedral de Lund, al sur, el pontífice y los representantes mundiales luteranos expresaron su profundo arrepentimiento frente a las masacres y los prejuicios originados por el cisma entre cristianos hace cinco siglos.

El único arzobispo católico de Suecia, Anders Arborelius, está agradecido al Vaticano de que vaya en contra de las reformas opuestas a la tradición católica, a la vanguardia de las cuales está Suecia.

El papa “viene de otro continente y tiene maneras muy propias de expresarse que pueden explicar que sea percibido como un progresista, más abierto a estilos de vida diversos”, explica Arborelius. A pesar de eso “no podemos decir que haya modificado de manera alguna la doctrina de la iglesia católica sobre la familia, los hijos, la homosexualidad o la ordenación de las mujeres”.

El pastor Henrik Glamsjö, que asistió al oficio al aire libre con su mujer y sus hijos, expresó la molestia de algunos luteranos que, como él, decidieron convertirse. “La iglesia de Suecia está controlada por los políticos. Interfieren en la liturgia. La iglesia católica es la iglesia mundial, es la original, la madre de las iglesias”, dice el eclesiástico, que desaprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo. “El matrimonio es un sacramento”.

Ingeborg Stenström, una sueca de origen alemán, desearía en cambio que la iglesia pudiera progresar en lo que respecta a las costumbres. “Necesitamos mujeres sacerdotes”, estima.

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