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El problema de la migración divide al Parlamento

Los extranjeros suscitan críticas, pero también manifestaciones solidarias, como en 2008 en Lausana, contra el reenvío de trabajadores clandestinos. Keystone

La sesión extraordinaria dedicada a la migración reabrió las diferencias en la Cámara Baja. Mientras que la derecha quiere suspender el acuerdo de libre circulación de personas y limitar el flujo migratorio, la izquierda busca una nueva ley sobre la integración de los extranjeros.

En la última década se han multiplicado las votaciones federales sobre temas relacionados con los extranjeros, mismos que constituyen más del 21% de la población en Suiza.

Desde el año 2000, la ciudadanía se ha pronunciado unas doce veces sobre política de asilo, freno a la inmigración, procesos de naturalización o libre circulación de personas.

El partido más popular en Suiza, la Unión Democrática de Centro (UDC), férreo opositor a la alta tasa de extranjeros, es el precursor de las iniciativas en contra de este flujo migratorio, aunque la mayor parte de las veces no ha obtenido la victoria de sus propuestas en las urnas. No obstante, sus campañas anti extranjeros le han permitido obtener buena parte del consenso popular y han contribuido en gran medida a reforzar su base electoral en las últimas cuatro elecciones federales (que se realizan cada 4 años en Suiza).

De este modo, tras su éxito en las votaciones del pasado diciembre -que estableció la prohibición de construir nuevos alminares en las mezquitas en Suiza-, la UDC relanza de nuevo su caballo de batalla preferido pidiendo una sesión extraordinaria en el Legislativo.

En opinión de la UDC, el resultado del voto sobre los alminares demostró que la política del gobierno en materia de migración ya no goza de la confianza de los suizos, y que existe un evidente malestar entre la población con respecto al tema migratorio.

Tonos demagógicos

Durante el debate en el Consejo Nacional (cámara baja), el mayor partido suizo ha desplegado su tradicional arsenal de propuestas: endurecer las normas sobre el asilo, combatir la criminalidad de los extranjeros, suspender el acuerdo sobre la libre circulación de personas con la Unión Europea, limitar el acceso de los extranjeros a cargos públicos importantes, como las cátedras universitarias.

“Este año el número de los inmigrantes aumentó de 80.000 a 100.000 personas”, destacó Hans Fehr, diputado zuriqués de la UDC. “En parte, son extranjeros que apreciamos, pero llegan también otros. Las consecuencias son salarios más bajos, desocupación y recesión. Además de una enorme importación de la criminalidad, la violencia y la intolerancia”.

Diversos representantes de la derecha nacionalista no han duda en expresar argumentos altamente demagógicos. “Una buena parte de jóvenes inmigrantes deterioran nuestra sociedad. Robos, violaciones y disputas son ahora moneda corriente. ¿Y qué decir de los adultos que golpean a sus mujeres e hijos de acuerdo con sus tradiciones culturales?”, se preguntó el diputado por Ginebra de la UDC, André Reymond.

La UDC ha obtenido ahora el apoyo de algunos diputados del centro, entre los cuales Ruedi Lustenberger, legislador por Lucerna del Partido Popular Democrático (PPD). “La población ya tiene suficiente de ser aterrorizada en escuelas y barrios por grupos de jóvenes emigrantes, de afrontar robos perpetrados por bandas criminales provenientes del Este europeo y de acoger a personas que solicitan asilo sólo para el narcotráfico”.

Mejor integración

Los extranjeros no son la causa de todos los males sociales de Suiza, replicaron diversos representes de izquierda, como la socialista Ada Marra, del cantón de Vaud. “Se requiere ser pragmático y terminar de lanzar frases, como la del señor Fehr, que esta mañana ha osado admitir incluso su aprecio por ciertos extranjeros. Sí, él aprecia a los extranjeros ricos, pero no a los pobres. Y no es el único en hacerlo en esta sala”.

“No sirve de nada debatir sobre los bajos niveles de algunos inmigrantes de Alemania o Kosovo”, afirmó la socialista Andy Tschumperlin de Schwyz, quien considera que el problema se puede resolver apuntando a soluciones para su integración, en lugar de su exclusión. En ese sentido, diversos representantes del Partido Socialista y del Partido Liberal Radical sostuvieron la necesidad de introducir una ley marco sobre la integración de extranjeros.

“Requerimos de trabajadores cualificados de la UE para mantener en pie nuestra economía y hacer funcionar al país”, apuntó la diputada ecologista por Zúrich, Marlies Bänziger, quien agregó que el gobierno debe establecer una verdadera ofensiva en el campo de la formación profesional.

30 propuestas aceptadas

Al término del debate quedaron aprobadas treinta propuestas y un centenar de mociones y postulados. Entre estos puntos se encuentra la petición de la izquierda de reevaluar el acuerdo de libre circulación de personas y la de elaborar un estudio sobre su impacto. También los diputados quieren flexibilizar las normas sobre los permisos de trabajo concedidos a extranjeros extracomunitarios en escuelas superiores suizas.

Dos propuestas de la UDC tuvieron eco: la que busca vincular las concesiones de permiso de residencia al conocimiento de una lengua nacional y la que propone un mayor control de los imanes activos en Suiza. Y una sorpresa: el Consejo Nacional aceptó una moción del PPD que propone la autorización de formación profesional a los hijos de inmigrantes clandestinos, en caso de que hayan cursado la escuela en Suiza.

Armando Mombelli, swissinfo.ch
(Traducido por Patricia Islas Züttel)

A finales del 2008, Suiza contaba con 7.7 millones de habitantes.

Son extranjeros 1,6 millones. Es decir el 21,7% de la población total.

Este porcentaje duplica al de 1960: 10%.

El 86,5% de los extranjeros residentes en Suiza tienen nacionalidad europea y cerca de dos tercios (62,1%) provienen de un país de la Unión Europea o de la Asociación Europea de Libre Cambio.

La población extranjera más importante proviene de Italia (17.5%), seguida de Alemania (14,1%) Portugal (11,8%) y la originaria de Serbia y Montenegro (11,1%).

21 de mayo de 2000: Sí de 67,2% de los votos para concluir los siete acuerdos bilaterales entre Suiza y la UE, entre ellos, el acuerdo sobre la libre circulación de personas.

24 de septiembre de 2000: Rechazo con 67% de los votos a la iniciativa popular para limitar la inmigración en Suiza.

26 de septiembre de 2004: No del 56,8% de los votos a la propuesta de facilitar la naturalización de los jóvenes extranjeros de la segunda generación y también rechazo con 51,6% de los votos a la adquisición automática de la ciudadanía suiza para los extranjeros de tercera generación.

5 de junio de 2005: Sí (56%) a la extensión del acuerdo sobre la libre circulación de personas a los 10 nuevos miembros de la UE.

24 de septiembre de 2006: Sí (68%) al proyecto de revisión de la Ley Federal de Extranjería y sí (67%) a una serie de propuestas destinadas a reforzar la Ley de Asilo.

1 de junio de 2008: No (63,8%) a la iniciativa popular de la UDC que proponía someter al voto ciudadano la solicitud de naturalizaciones.

8 de febrero de 2009: Sí (59,6%) a la renovación del acuerdo entre Suiza y la UE sobre la libre circulación de personas y a su extensión con Rumania y Bulgaria.

29 de noviembre de 2009: Sí (57,5%) a la iniciativa popular para prohibir la construcciones de nuevos alminares en Suiza.

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