El santo más popular de Nicaragua vuelve a tomarse las calles de Managua
Wilder Pérez R.
Managua, 1 ago (EFE).- Tres años después de su última visita a Managua, ya liberada de las «cadenas» de la pandemia de la covid-19, la imagen de Santo Domingo de Guzmán volvió este lunes a regir las fiestas en su honor, las más grandes que se celebran en Nicaragua.
Decenas de miles de fieles católicos se reunieron por primera vez desde 2019 en el sureste de la capital nicaragüense, para acompañar a la imagen de Santo Domingo de Guzmán en su recorrido anual de diez kilómetros, desde las afueras hasta el centro antiguo de la ciudad.
Desde tempranas horas de la mañana los feligreses se aglomeraron en los alrededores de la parroquia de la comarca Las Sierritas, donde reposa de manera permanente la imagen del venerado, para pagar promesas rezagadas durante varios años.
Los católicos no tenían esta oportunidad desde que el Episcopado decidió suspender las actividades de aglomeración a mediados de 2020, luego de que se confirmó que la pandemia de covid-19 había alcanzado Nicaragua.
Las promesas fueron pagadas con los performances más conocidos a nivel local: Unos caminaron sobre sus rodillas o de espaldas, otros se dedicaron a rezar, algunos se vistieron de «huipil», de «diablitos», «inditos», o de «vaca culona», y los que se dedicaron a bailar.
Tal como ha ocurrido desde 1885, la diminuta imagen de Santo Domingo, de unos 18 centímetros de alto, salió de su templo en un pedestal cargado por «promesantes» y adornado con cientos de flores, en medio de una algarabía, música de filarmónica y petardos.
UN BARCO EN EL RÍO DE GENTE
En el antiguo centro de Managua, grupos de tradicionalistas esperaron la procesión de decenas de miles de personas, encabezadas por la venerada imagen, para darle la bienvenida al pie de un enorme arco de frutas, en un ambiente de fiesta popular.
La tradición continuó con la imagen de Santo Domingo recorriendo el último trayecto hasta la parroquia que lleva su nombre en Managua en su habitual «Barco», una embarcación que no navega sobre agua, sino sobre un río de gente que cada año acude a su encuentro para aclamarlo pagar promesas.
Contrario a los años previos a la pandemia, este año la procesión y las costumbres paganas, expresada en el exceso de consumo de bebidas alcohólicas, no opacaron la fe cristiana.
Previamente, el cardenal Leopoldo Brenes solicitó a los fieles católicos rezar el Santo Rosario mientras caminaban en la procesión.
La petición del purpurado coincidió con el lema de las fiestas de este año: «Con Santo Domingo de Guzmán, juntos con María». El mismo fue recordado por el sacerdote Boanerges Carballo justo antes del inicio de la procesión.
Como resultado, la marcha hasta el antiguo centro de Managua este año avanzó con una rapidez pocas veces vista. El tráfico de Managua no sufrió como antes, y los participantes, en una cantidad menor, se disgregaron rápidamente.
A partir de ahora, Nicaragua entró en una dinámica de diez días de fiestas populares, que concluirán con el regreso de la imagen de Santo Domingo a Las Sierritas en una procesión similar a la de hoy.
Las fiestas, que pueden atraer a cientos de miles de personas, hacen creer que Santo Domingo de Guzmán es el patrono de Managua, pero mientras todos celebran, a pocos kilómetros, la imagen del verdadero protector, Santiago Apóstol, envejece grabada en la antigua catedral de la ciudad. EFE
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