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El sureste asiático post-tsunami coge forma

Poco a poco, se reconstruyen las viviendas en Banda Aceh. swissinfo.ch

Un año después del maremoto que devastó gran parte del sureste asiático, los esfuerzos de la ayuda suiza aún se concentran en la reconstrucción.

Los progresos son lentos. Cientos de miles de supervivientes siguen en sus refugios temporales, debido a la burocracia y las divisiones étnicas.

Hace unas semanas, la ministra suiza de Asuntos Exteriores, Micheline Calmy-Rey, se declaraba satisfecha de los resultados obtenidos por Suiza. En su opinión, el país supo afrontar la crisis mucho mejor que otras naciones.

Suiza participa en numerosos proyectos en la región: construcción de viviendas y escuelas, restablecimiento del abastecimiento de agua potable, asistencia a los supervivientes para que logren superar el trauma y rehacer su vida.

Los suizos se pusieron casi inmediatamente manos a la obra en Tailandia, donde la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) reconstruye cuatro pueblos de pescadores en las islas de Ko Kho Khao y Koh Phra Thong, a unos 150 kilómetros al norte de Phuket.

La mayoría de esas localidades dispone ahora de una infraestructura básica y los trabajos deberían concluir en los plazos previstos, antes de la llegada de la próxima estación de lluvias.

¿Quiénes poseen la tierra?

Los proyectos siguen paralizados debido a la cuestión de la propiedad de las tierras – uno de los principales factores que obstaculizan la reconstrucción en la región.

En muchos lugares, quedaron destruidos todos los archivos y se han ido aplazando los trabajos, mientras las agencias humanitarias y de cooperación luchan para conseguir los permisos necesarios para iniciar la reconstrucción.

“Las cosas han sido más difíciles de lo que nos imaginábamos”, explica Rolf Grossenbacher, arquitecto que trabaja con el Cuerpo Suiza de Ayuda Humanitaria. “La propiedad de las tierras es un punto crucial para este proyecto”.

Pero los problemas en Tailandia no son nada en comparación con los laberintos administrativos y los campos minados – en el sentido textual, pero también en el político – al que se han visto confrontados los socorristas en Sri Lanka.

En la costa oriental de la isla, decenas de miles de supervivientes del maremoto viven en refugios de emergencia, a la espera de que las organizaciones de ayuda obtengan el visto bueno del gobierno para iniciar los trabajos de reconstrucción.

“Es una situación inédita para todo el mundo, incluidas las autoridades”, explica Bettina Iseli, de la organización católica Caritas. “Muchas ONG se tuvieron que someter a un difícil proceso de aprendizaje”.

Conflicto étnico

Sri Lanka sufre desde hace veinte años un conflicto étnico que enfrenta al gobierno budista cingalés y a los Tigres Tamiles, esencialmente hindúes – que reivindican un estado independiente.

“En un país donde gran parte de la población se ha visto desplazada por el conflicto no se puede ignorar las necesidades y concentrarse exclusivamente en las víctimas del tsunami”, señala el embajador suizo Bernardino Regazzoni.

“Hay que abordar los problemas simultáneamente, si no queremos crear nuevas tensiones entre los dos grupos”.

A miles de kilómetros de allí, en Banda Aceh (Indonesia), más de 200.000 personas viven aún en tiendas y barracas. Al igual que en Sri Lanka, el gobierno ha prohibido construir viviendas en amplias zonas de la costa.

Provincias anegadas

En esta región, la devastación alcanzó dimensiones increíbles. Varias localidades en la provincia de Aceh – la más cercana al maremoto – quedaron reducidas a la nada por las olas gigantes que arrastraron pueblos enteros al mar.

En la ciudad de Sigli, hace tiempo que la marea ha retrocedido, pero la Cruz Roja Suiza – implicada en la construcción de nuevas escuelas – no puede entablar sus labores debido a la inundación de tierras por las lluvias del monzón.

Conseguir el permiso para utilizar ese terreno fue una pesadilla burocrática. En lugar de renegociar, la Cruz Roja intentará buscar un sistema para extraer los excesos de agua.

En el ámbito del aprovisionamiento de agua, los progresos obtenidos son más claros. En Banda Aceh, el principal desafío de la Cruz Roja Suiza consistió en renovar la fábrica de purificación de Lumbaro. La planta abastece ahora con agua a unos 300.000 habitantes.

Ayuda a las viudas

Otros proyectos pretenden fomentar la autoayuda. Cerca de Calang – a donde antes del tsunami se llega en cuatro horas por carretera (ahora se necesitan doce) – la mitad de las 908 familias del distrito están bajo la responsabilidad de mujeres viudas, privadas de fuentes de ingresos.

La Ayuda Protestante Suiza (EPER) ha puesto en marcha un programa de microcréditos.

“Las viudas se han visto especialmente afectadas por la catástrofe, pero carecían de estructuras sociales. Así hemos decidido ayudarlas”, explica Seta Thakur, portavoz de la EPER.

Priorizar la calidad

Hay muestras tangibles de mejoramiento en todos los lugares, pero sigue siendo difícil evaluar cuánto tiempo se necesitará para reconstruir todo. El personal humanitario habla de años.

La mayoría de las organizaciones que trabajan en el terreno se manifiestan satisfechas de los progresos registrados, aunque destacan que queda mucho por hacer.

“Hacemos lo que podemos – el trabajo es inmenso”, asegura Karl Gerner, representante de Helvetas, encargada de un proyecto de construcción de viviendas en Sri Lanka.

Crece la presión sobre las ONG para que realicen cuanto antes su labor, pero es importante que la reconstrucción se efectúe de forma apropiada, indica a swissinfo.

“Otros construyeron rápidamente casas prefabricadas, pero con la llegada de la estación de las lluvias se descubrió que los fundamentos no eran suficientemente profundos”.

“La calidad requiere tiempo. Ante de construir casas, hay que construir un sistema de drenaje, carreteras”, concluye Karl Gerner.

swissinfo

El epicentro del tsunami, provocado el 26 de diciembre del 2004 y con una intensidad de 9 en la escala de Richter, se situó cerca de la isla indonesia de Sumatra.

El maremoto dejó 226.000 muertos y 125.000 heridos. Entre las víctimas figuran 112 ciudadanos suizos.

De aquí a fines del 2007, el gobierno suizo habrá desembolsado 35 millones de francos destinados a la ayuda y la reconstrucción a favor de las víctimas de la catástrofe.

Los donativos de la población helvética a la Cadena de la Solidaridad (del ente público SRG SSR idée suisse) totalizaron 226 millones de francos.

Un año después del tsunami, swissinfo visitó la región para comprobar cómo avanzan los trabajos de reconstrucción y cómo se encuentra la población local.

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