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Empresa: Novartis comenzó vendiendo tinturas

El gigante comenzó fabricando tinturas químicas. Sociedad Suiza de Química/www.sgci.ch

En el siglo XVIII, la tintura de telas dio origen a una empresa que tras algunos giros y fusiones, se convertiría en la compañía farmacéutica más importante de Europa.

Hoy opera en 140 países e invierte como nunca en encontrar nuevas curas al cáncer; y generaciones enteras de bebés de todo el mundo se han alimentado con Gerber.

Increíble, pero fueron los colores rojo y azul, así como la tersa textura de la seda, la tierra fértil que dio vida a Novartis.

Hoy es la primera empresa farmacéutica de Suiza, la número uno de Europa y la quinta más importante del mundo.

Pero en 1758, el mundo era otra cosa. El cometa Halley se dejaba observar por primera vez desde la Tierra; el Papa Clemente XIII accedía al Vaticano; y en Suiza la aristocracia era la clase dominante.

La revolución no se había pensado siquiera. Sin embargo, un joven de 25 años, llamado Johann Rudolf Geigy-Gemuseus, quería comerse el mundo en dos bocados con su pequeña empresa productora de químicos y tintes, y trabajó intensamente para lograrlo.

Tinturas sintéticas

Su hijo y su nieto le dieron continuidad a su proyecto y fue este último –que llevaba el mismo nombre del abuelo- el que decidió comprar un terreno en Basilea para establecer un molino productor de ‘fuscina’ sintética, un colorante rojizo que tenía un gran éxito en aquella época para teñir la seda.

Simultáneamente –y también en Basilea-, otro emprendedor, Alexander Clavel, tenía la misma idea de producir ‘fuscina’, a la par de otras tinturas sintéticas, tarea que inició en 1864.

Un par de décadas más tarde, en 1886 para ser exactos, Suiza ya era libre, había promulgado su Constitución y era una de las naciones más industrializadas de Europa, cuando Alfred Kern y Edouard Sandoz, decidieron que las tinturas también eran lo suyo, pero ellos irían por el alisarían azul y la fluorescencia de la auramina.

Destino o casualidad, las tres compañías desembocaron poco a poco -ya entrado el siglo XX- en la elaboración de medicamentos y fue en este punto donde comenzó lo mejor de esta historia.

Si no puedes contra el enemigo…

Las tres empresas, Geigy, Ciba y Sandoz, recorrieron un largo trecho por separado como competidoras.

Fue hasta 1970, tras el furor de las batallas estudiantiles y en pleno apogeo del rock and roll, cuando Ciba y Geigy apostaron por la fusión.

Durante más de 20 años conservaron ambos apellidos y fue en 1992 cuando decidieron optar sólo por la denominación de Ciba.

Cuatro años más tarde (1996), Ciba inició conversaciones con Sandoz para unirse. No había demasiadas alternativas, había comenzado la era de las “megafusiones” y un día de marzo surgió el gigante llamado Novartis.

Su nuevo nombre viene de los términos latinos: “novae” y “artes”, que, en opinión de Daniel Vasella, presidente ejecutivo de Novartis en Suiza, remiten con precisión al doble concepto de “nuevas habilidades” que la caracterizan.

A casi 250 años del punto de partida, este grupo empresarial -que siempre le fue fiel a Basilea-, hoy tiene 78.500 empleados y presencia en 140 países. Sus ventas anuales suman 28.500 millones de francos suizos y sólo durante el 2003, las utilidades totales superaron los 6.000 millones de francos suizos.

La clave para mantenerse en el mercado ha sido la flexibilidad: ante el vencimiento de las patentes de sus productos más rentables, su equipo de investigadores ha redoblado esfuerzos en la búsqueda de nuevos productos que hoy protegen lo mismo a las familias que a sus mascotas.

Han fortalecido también el área de medicinas sin patente, a través de Sandoz, los complementos alimenticios, manejan toda clase de lentes de contacto y son los creadores del famoso Gerber que a tantos bebés ha alimentado.

La rentabilidad de América Latina

En América Latina, Novartis tiene presencia en 13 países: Argentina, Ecuador, Costa Rica, Colombia, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela, Panamá, Guatemala, México, Perú, Brasil y Chile.

Su estrategia inició en México y Brasil, en la década de los años 70, por tratarse de forma natural de los mercados con más consumidores.

En la región, Novartis emplea actualmente a unas 6.000 personas y tiene una perspectiva muy alentadora para el 2004.

Víctor Rubira Núñez, director general y presidente de Novartis México, lo explica de la siguiente manera: “La demanda de productos farmacéuticos es dos veces más dinámica que la del PIB”.

La región, precisa el ejecutivo, vivirá un buen año. En México, por ejemplo, sólo durante el primer bimestre del 2004 las ventas repuntaron 35% con respecto a la referencia del mismo periodo del 2003.

Novartis Brasil agrega que este año la firma apostará a cuatro nuevos productos para trasplante de órganos, lo que esperan que de resultado en todos los países en los que opera la empresa.

Mirar al futuro

El presidente Daniel Vasella tiene la mirada fija en el futuro. En Estados Unidos, espera atenta a que el seguro Medicard otorgue créditos para los tratamientos oncológicos, ya que la investigación de Novartis ha destinado millones de francos suizos a fortalecerse en esta área.

Los 10 nuevos países que se adherirán a la Unión Europea son otro mercado atractivo. Polonia, Hungría, la República Checa y Lituania, los más interesantes.

Asimismo, Novartis empuja fuerte por la compra de la francesa Aventis –en la que también está interesada Sanofi-Synthélabo-, pero el gobierno galo se opone a esta transacción.

El argumento que da el gobierno de Jacques Chirac y de Jean Pierre Raffarin es que “no puede venderse a Suiza a la empresa que fabrica las vacunas francesas para el caso de ataques biológicos”.

Cada uno tiene sus argumentos, pero en el mundo de los negocios todo es posible, y de paciencia, Novartis sabe mucho.

swissinfo, Andrea Ornelas

Fueron los colores rojo y azul, así como la tersa textura de la seda, la tierra fértil que dio vida a Novartis.

Un joven de 25 años, llamado Johann Rudolf Geigy-Gemuseus, quería comenzó con una pequeña empresa productora de químicos y tintes.

Compró un terreno en Basilea para establecer un molino productor de ‘fuscina’ sintética, un colorante rojizo que tenía un gran éxito en aquella época para teñir la seda.

Simultáneamente –y también en Basilea-, otro emprendedor, Alexander Clavel, tenía la misma idea de producir ‘fuscina’, a la par de otras tinturas sintéticas, tarea que inició en 1864.

Un par de décadas más tarde, en 1886 Alfred Kern y Edouard Sandoz, decidieron también lanzarse en el negocio de las tinturas.

En 1970 se produce la fusión de CIBA y GEIGY.

Y finalmente llegamos a la que fue considerada la mayor fusión de la historia, dentro del sector.

El 7 de marzo de 1996, fruto de la fusión de SANDOZ y CIBA, nace NOVARTIS, compañía líder mundial en el cuidado de la salud.

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