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En el espacio, la pequeña Suiza juega en la liga de los grandes

En el espacio, Suiza está por todas partes

Lanzamiento de CHEOPS
18 de diciembre de 2019, el observatorio espacial CHEOPS despega del Puerto espacial de Kourou (Guayana Francesa) sobre un cohete Soyuz. Aunque en el espacio la tecnología suiza ya está muy presente a bordo de sondas americanas, rusas, chinas y japonesas, esta es la primera misión suiza de la Agencia Espacial Europea. ESA / Julio Aprea

Con los europeos, los estadounidenses y los chinos, en Marte; con los rusos, en la Luna, además de en los satélites de Júpiter, en los cometas y en el inmenso cielo para explorar el infinito. En el espacio, la tecnología suiza está por todas partes. Un informe de la Academia de Ciencias Naturales viene a corroborarlo.

60 instrumentos embarcados en 50 misiones espaciales diferentes. Esta es la impresionante lista del catálogo “Investigación espacial en Suiza 2018-2020”. El documento ha salido a la luz en agosto, como preparación de la 43ª asamblea anual del COSPAR, el comité internacional de investigaciones espaciales, que se celebrará en Sídney (Australia) a finales de enero de 2021, (COVID obliga).

Al hojear las 100 páginas del informe, queda claro que si bien misiones emblemáticas como el telescopio espacial CHEOPS, el cazador de cometas ROSETTA o el observatorio solar SOLAR ORBITER han sido muy publicitadas, no se puede decir lo mismo de otras. ¿Quién ha oído hablar del THESEUS europeo, el XRISM japonés o el eXTP chino, que también llevan su parte de tecnología suiza?

El primero, no obstante, va a estudiar las ráfagas de rayos gamma, que son los fenómenos más luminosos del universo; el segundo ayudará a comprender cómo se mantienen unidos los grupos de galaxias; y el tercero se dedica a estudiar el estado de la materia en condiciones de extrema densidad, gravedad y magnetismo, como los que se encuentran en los agujeros negros supermasivos. ¡Fascinante! Aunque no resulta fácil presentarlo (ni siquiera en video).

Para la 43ª reunión del COSPAR, el gigante americano de la aeronáutica y el armamento Lockheed Martin (que también construye satélites y cohetes para la NASA) ha producido este vídeo para la gloria de la investigación espacial. (en inglés)

El espacio y el tiempo

Así que, en el espacio, Suiza es todo esto y más. Pero ojo, porque las fechas que aparecen en la portada del informe (2018-2020) son un tanto engañosas. Una misión espacial –desde la idea inicial hasta el análisis de los últimos resultados recogidos– puede durar 20 o incluso 30 años. La lista, por lo tanto, incluye misiones que ya se han completado, pero cuyos datos aún se están analizando, misiones lanzadas durante el período que se examina y otras que todavía solo existen sobre el papel.    

Más de la tercera parte de las 50 misiones enumeradas en el documento están organizadas por la Agencia Espacial Europea (ESA). Algo lógico, ya que Suiza es uno de sus miembros fundadores y cada año contribuye con unos 170 millones de francos a su presupuesto (de 5 000 millones de francos aproximadamente). Pero también encontramos nueve veces la NASA (estadounidense), tres veces la Roscosmos (rusa), dos veces la JAXA (japonesa) y cinco veces la CNSA (china), así como varios consorcios internacionales.   

El espacio, a pesar de los intereses estratégicos, sigue siendo un lugar de colaboración. Si cada gran potencia quisiera volver a plantar su bandera en la Luna o ser la primera en Marte, la física del Sol, los cráteres de Mercurio, los volcanes de Io, los océanos de Titán, y más allá las estrellas de neutrones o las ondas gravitacionales, todavía no son el coto privado de nadie.

Entonces, ¿cómo hacen los científicos suizos para convencer a sus colegas, en Washington, Moscú o Pekín, de que su dispositivo es el que necesitan?

“Generalmente esto se hace a través de contactos personales”, explica Nicolas Thomas, físico y planetólogo de la Universidad de Berna y presidente de la Academia de Ciencias Naturales. “Mostramos a un colega lo que estamos haciendo y su organización dice: ‘¡Eh, eso es! Podríamos trabajar con vosotros’. Así que es importante viajar mucho, incluso aunque en este momento no sea fácil con la pandemia. Para la NASA, hay que ser muy competitivo, pero se consigue. Y para China, contamos con el apoyo de la Confederación. Pero, personalmente, tengo demasiadas colaboraciones con Taiwán, así que realmente ese no es mi terreno”. Sí, a pesar de todo, la geopolítica nunca está lejos…

Liga de Campeones

¿Y si los suizos están en todas partes simplemente porque son buenos, porque sus habilidades superan con creces el tamaño y el peso económico y político de su pequeño país, como se escucha a menudo? Nicolas Thomas no quiere juzgarlo. “Fabio Favata [coordinador de las misiones de astronomía y física fundamental en la ESA] dijo una vez que Suiza, en el sector espacial, tiende a competir por encima de su categoría”, recuerda el profesor. “Contribuimos a la ESA en función de nuestro PIB, pero hacemos más ruido que el resto. En una sonda o en un satélite, siempre intentamos tener el instrumento más visible”.

En el informe de 2018-2020, junto con las dos Escuelas Politécnicas Federales (la de Lausana y la de Zúrich) y una multitud de institutos y escuelas técnicas, también se observa la fuerte presencia de dos polos: el Departamento de Astronomía de la Universidad de Ginebra (del que procedían los premios Nobel Michel Mayor y Didier Quéloz y los numerosos cazadores de exoplanetas que les han sucedido) y el Instituto de Física de la Universidad de Berna (presente en numerosas sondas planetarias a Marte, Mercurio, las lunas heladas de Júpiter y el cometa Chury, y el lugar de nacimiento de CHEOPS, la primera misión suiza de la ESA).

“Ginebra está especializada en la física de alta energía y en el procesamiento de datos. En Berna somos buenos para los planetas. Pero, por ejemplo, en Suiza no hacemos infrarrojos para la observación de la Tierra, excepto en Zúrich. En todas partes no jugamos en la Liga de Campeones, hay que tomar decisiones”, comenta Nicolas Thomas.

Antes de las primeras estrellas

Y, por cierto, de todas estas misiones tan diversas, ¿cuál es la que más le ha impresionado, la que ha dirigido o participado en experimentos a bordo a prácticamente todos los planetas y algunas lunas del sistema solar? “Es una pregunta muy difícil. Tengo tendencia a mirar hacia el futuro, y he participado en el desarrollo de la misión LISA para la ESA [prevista para 2034]. Medirá las ondas gravitacionales y podemos esperar resultados impresionantes. Si todavía fuera estudiante, me gustaría tener esto en mi currículum”. Recordemos que las ondas gravitacionales son oscilaciones en el espacio-tiempo que se propagan en el vacío a la velocidad de la luz. Su existencia la predijo Albert Einstein en 1916, y fue confirmada experimentalmente solo un siglo después. Su estudio debería permitirnos entender mejor el inicio del Universo, incluso antes de que se encendieran las primeras estrellas.

LISA son tres sondas dispuestas en un triángulo, que van a mirar al pasado del universo más allá de lo que nunca antes ha hecho el ser humano. La Escuela Politécnica y la Universidad de Zúrich proporcionan la electrónica de los sensores en el centro del experimento y participarán en el análisis de los datos. (en inglés)

Contenido externo

Más cerca de nosotros (a escala astronómica, por supuesto), Nicolas Thomas también espera avances en el conocimiento de los exoplanetas, con el Telescopio James Webb, sucesor del Hubble, que la NASA debe lanzar en octubre de 2021 (otro retraso también debido a la COVID-19) y el telescopio europeo PLATO previsto para finales de esta década. Y aquí, de nuevo, cada uno de ellos con parte de su tecnología suiza.

La industria espacial suiza genera unos 1 000 puestos de trabajo directos, distribuidos en unas 80 empresas (pymes en su mayoría), que se posicionan como proveedores de las grandes empresas espaciales en segmentos especializados.

Suiza destaca, sobre todo, en el campo de las estructuras para lanzadores y satélites (incluidos los cascos de los cohetes europeos Ariane y Vega), los mecanismos de precisión, los relojes atómicos (en particular para el sistema europeo de navegación Galileo), la comunicación óptica y la electrónica de a bordo.

Debido a los elevados requisitos del sector espacial en materia de fiabilidad, precisión y miniaturización, y gracias a la fuerte presión competitiva, las empresas espaciales desempeñan un papel importante en el fomento de la capacidad innovadora de Suiza.

Fuente: Secretaría de Estado de Educación, Investigación e Innovación

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