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Bielorrusia, país inmerso en su sueño

En su nuevo libro, ‘Belarus Dreamland’, el fotógrafo ginebrino Nicolas Righetti inmortaliza la última "dictadura blanda" de Europa: un país que se abre lentamente a Occidente y a China y en donde la arquitectura estalinista y los desfiles militares se codean con la comida rápida y los concursos de belleza.

Es en su estudio de Les Pâquis, el barrio multiétnico de Ginebra, donde nos encontramos con el fotógrafo Nicolas Righetti.

Sus innumerables viajes le han valido la fama internacional y el prestigioso ‘World Press Photo’ en 2007 por una fotografía del dictador turcomano Saparmurat Niyázov.

El visitante, intrigado, cae sobre un busto chapado en oro de Ho Chi Minh, el fundador del Partido Comunista en Vietnam y de la República Democrática de Vietnam. Los países comunistas, presentes y pasados, han fascinado al aventurero ginebrino durante estos últimos treinta años.

Tal vez este interés se haya despertado tras su primer viaje a China en 1989, donde, tan pronto como descendió del ferrocarril transiberiano, cayó en medio de la masacre de Tiananmén. Righetti vio a sus conocidos perecer.

Poco después, su carrera como fotógrafo se iniciaría con la ilustración de la primera guía de viajes a Etiopía, publicada en 1994 por la editorial Olizane. Después realizó los viajes más improbables y peligrosos que antes ni se hubiese podido imaginar. Así produjo libros desconcertantes sobre el dictador sirio Bachar el Asad y los destinos de Corea del Norte, Turkmenistán, Transnistria y, por último, Bielorrusia.

Herencia estalinista constantemente renovada

“Este libro es una continuación de los anteriores, ya que empecé interesándome por el presidente Alexandr Lukashenko, en el poder desde hace 25 años y que se presentará a la reelección el año que viene”, nos comenta.

“Pero en el curso de mis viajes – siete en total, entre 2017 y 2019 – abandoné la idea de fotografiar al dictador para concentrarme en la iconografía de los desfiles militares. Y sobre la arquitectura soviética, estalinista para ser precisos, grandiosa y con una profusión de columnas, ya que se inspiró en la Roma imperial. Los edificios se construyeron en la década de 1950, pero se renuevan constantemente, a diferencia de la vecina Ucrania, que destruye todas las estatuas y rastros del pasado en un intento de borrar la historia.”

En tres años, el fotógrafo asegura haber asistido a una verdadera inauguración de este país exsoviético. “Ya no es un país comunista, aunque contiene los últimos koljoses (cooperativas agrícolas soviéticas) en el mundo y que pude visitar”.

Desde la imposición de las sanciones internacionales a Rusia, el gobierno se ha visto obligado a abrirse a otros países, especialmente hacia Occidente. Los medios de comunicación dicen que esta es la última dictadura en Europa y tienen razón. Pero los bielorrusos, incluyendo a mi guía, un modelo de 20 años, la llaman ‘dictadura gentil’”.

El ejército chino en el Día de la Independencia

Los turistas ahora obtienen una visa de un mes y pueden moverse libremente por el país. El fotógrafo eligió ser acompañado por un guía oficial para, según dice, no quedarse en la superficialidad de las cosas, estar en el corazón del poder, entrar en hospitales, escuelas y asistir a ceremonias importantes.

“Pude fotografiar al dictador a un metro de distancia, saludando a sus tres hijos. Lukashenko es muy inteligente, siempre está cerca de su gran hermano ruso, pero también juega la carta de Europa y China. He estado allí tres veces en el Día de la Independencia, el 3 de julio, con desfiles militares, y dos veces China fue invitada con su ejército. El ejército chino marchó en Minsk, a las puertas de Europa. ¡Ella está cada vez más cerca!”

Una dictadura “blanda”, que mantiene las apariencias y crea sus propios sueños. En el centro de la capital hay un parque de atracciones llamado ‘Dreamland’. Destinado especialmente a los niños, también alberga una Bielorrusia en miniatura. “Es muy ‘kitsch’ y colorido, pero yo que he recorrido todo el país no he visto una tierra de ensueño como se la imaginan allí. Es el sueño que les gustaría mostrar, pero no existe.”

(Traducción del francés: Patricia Islas)

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