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El largo viaje del poeta y pensador italiano

Petrarca, pintado por Andrea del Castagno, hacia 1450. kfki.hu/~arthp

Nacido hace 700 años, el poeta florentino Francesco Petrarca, sigue siendo considerado como uno de los más importantes pilares de la cultura occidental.

Suiza rinde homenaje al poeta florentino que durante uno de sus viajes se había detenido en Basilea. Fue en esta ciudad suiza donde, en el siglo XVI, se publicó la edición completa de sus obras.

“La noble y casi latina ciudad de Basilea (…). La vi el año pasado y noté que, entre todas las ciudades bárbaras, tenía un no sé qué de gentileza itálica, debida quizá a una disposición natural de sus habitantes. De esta manera, mi permanencia de un mes, durante el cual tuve que esperar al emperador romano, no fue aburrida, sino agradable”.

El poeta italiano escribió estas líneas sobre su estancia en Basilea, en 1357, en su ‘De otio religioso’. El año precedente, una misión diplomática emprendida por cuenta de la familia Visconti, llevó a Petrarca a las orillas del Rin donde tuvo una estancia placentera en una casona “casi latina”.

El poeta viaja después a Praga donde se encuentra el emperador Carlos IV. Cuando regresa a Basilea, un mes más tarde, Petrarca no reconoce más la ciudad. Basilea había sido destruida por un temblor de tierra.

“Repentinamente vi frente a mí montañas de piedras y el silencio y horror de quien observa este espectáculo fijamente con los ojos y la mente”. Así describe el poeta la ciudad arrasada y sus sensaciones ante los escombros. Un sentimiento ligado a un tema de su predilección: la fragilidad de las cosas y los dolorosos pero inútiles lamentos que ella engendra.

Los 700 años de un Titán

El paso de Petraca por Basilea es sólo uno de los numerosos episodios de viaje relatados en la biografía del hombre de letras, prototipo del intelectual moderno.

Nacido en Arezzo (Toscana) el 20 de julio de 1304, Petrarca pasa una gran parte de su vida en la Corte de los Papas, en Avignon, donde se había establecido su familia.

Es a partir de allí que su influencia –comparable con la que Goethe ejercerá algunos siglos más tarde- comienza a extenderse por toda Europa.

De un día para otro el joven Petrarca abandona sus estudios de derecho para dedicarse a las letras. Es uno de los primeros que crea su propia biblioteca personal, que se interesa en estudiar el saber antiguo y en transmitirlo.

Petrarca fue investigador, pero también filólogo, divulgador y escritor. En resumen “es el padre del humanismo”. Pero este gran latinista debe su celebridad ante todo a sus poemas redactados en lengua italiana.

De modo indisoluble el nombre de Petrarca está ligado al de Laura, la mujer amada a quien canta en sus “Rerum vulgarium fragmenta” (Fragmentos en lenguaje popular), más conocidos bajo el nombre de ‘Canzoniere’ (Cancionero)

La Consagración

En el siglo XVI estos poemas que describen los estados del alma del amante antes y después de la muerte de la mujer amada pero jamás poseída, son un modelo.

El ‘petrarquismo’ se convierte en un estilo que invade la literatura italiana y francesa hasta nuestros días y que tiene aspectos musicales importantes. Los famosos ‘madrigales’ nacieron del ‘Canzoniere’ o de sus imitaciones

“En esta época Petrarca se convierte en un fenómeno de masas , incluso si en este caso la masa es una élite literaria, explica Luigi Collarile, colaborador científico en la Universidad de Basilea.

En la cultura de lengua alemana se conocen y se estudian sobre todo los textos latinos de Petrarca.

Ahora bien, trátese del ‘Canzoniere’ o de los ‘Trionfi’-las dos únicas obras en italiano- de las cartas, del ‘Secretum’ o de las otras obras latinas, Petrarca sigue siendo un gigante de la literatura occidental, un Titán del cual se han celebrado en 2004 los 700 años de su nacimiento.

Redescubrimiento del poeta

En Suiza se ha rendido homenaje al poeta en cursos universitarios y en un ciclo de lectura de sus obras en la Universidad de Zúrich.

Su papel central en la cultura europea ha sido puesto en evidencia en dos exposiciones. La primera, en el Museo Strauhof, de Zúrich, ha sido titulada con un verso del ‘Canzoniere’: “E tremo a mezz’estate, ardendo il verno”(Tiemblo en la mitad del verano, en espera del invierno).

La segunda, “En el libro de Laura”, en el museo Kleines Kligental, de Basilea. “La muestra se ocupa del fenómeno del ‘petrarquismo’ italiano, francés y musical”, explica Luigi Collarile, uno de los organizadores de la exposición en la cual se presentan las ediciones impresas de diversas obras de Petrarca y de quienes se han inspirado en él.

Fue gracias al descubrimiento de la imprenta que el genio de Petrarca pudo ser tan ampliamente difundido. En realidad fue en la ciudad de Basilea donde se imprimió, en 1581, la última antología completa de las obras del gran poeta.

Editado en Basilea desde 1496

“Las primeras ediciones impresas aparecieron en Italia hacia 1470, pero se trataba de obras singulares”, señala Luigi Collarile. En Basilea Petrarca fue impreso en 1496 por Johannes Amerbach que publicó la primera edición completa de las obras latinas.

En 1544, Heinrich Petri reunió los escritos latinos e italianos en una sola edición, reimpresa con pocos cambios, en 1581. Desde esa lejana fecha Petrarca no ha sido publicado sino en fragmentos. La edición de Basilea de 1581 sigue siendo por consecuencia la obra de base para los especialistas del poeta toscano.

La exposición “En el libro de Laura” ha sido acompañada por un catálogo publicado por la casa editora Schwabe. ¿Un azar? “No, la firma Schwabe es la descendiente del editor Heinrich Petri. La editora ha apreciado mucho poder ocuparse nuevo del gran hombre”.

(Traducción: J. Ortega)

2004: 700 años del nacimiento de Petrarca (1304-1374)

16.6.2004 – 5.9.2004: “Tiemblo en la mitad del verano, en espera del invierno”, exposición en el Museo Strauhof de Zúrich

26.8.2004 – 10.10.2004: “En el libro de Laura”, exposición en el Kleines Klingentan, en Basilea

Petrarca es uno de los escritores y sabios más importantes en el desarrollo de la cultura occidental.

Durante sus numerosos viajes Petrarca estuvo en Basilea. Como lo escribió, la ciudad le gustó. Quedó en su memoria porque la vio antes y después del temblor de tierra que la destruyó.

Durante el siglo XVI Basilea era un importante centro editorial. Las obras de Petraca fueron publicadas en varias ocasiones. La edición de Heinrich Petri (1554 y 1581) es la única que reunió la obra completa del escritor.

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