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Frenar el franco salvará empleos y pequeñas empresas

Philipp Hildebrand, presidente del Banco Nacional Suizo. Keystone

La decisión del Banco Nacional Suizo de imponer una tasa de cambio mínima (1,20 francos por euro) fue una decisión extrema, pero acertada, afirma Arturo Bris.

El director del programa de Estrategia Avanzada del IMD de Lausana, e Investigador del Centro Internacional de Finanzas de Yale, dilucida para swissinfo.ch las consecuencias de la decisión del banco central. “Suiza tendrá inflación”, advierte. Entrevista

swissinfo.ch: Profesor Bris, ¿cuál es su interpretación de la decisión del Banco Nacional Suizo (BNS)?¿Fue una estrategia acertada?

Arturo Bris: Sí, fue una decisión acertada. Creo que el BNS ha hecho lo correcto todo el tiempo. Es una medida radical, pero ya lo había intentado todo.

A principios de agosto inyectó dinero masivamente en el sistema financiero, el 20% del PIB para ser exactos (unos 105.000 millones de dólares). Y la meta de esta intervención de mercado abierto era comprar euros y dólares, y vender francos, para depreciar con ello la divisa helvética. Pero fracasó.

swissinfo.ch: ¿Qué explica el fracaso?

Arturo Bris: Suiza es víctima del fracaso de los demás, de Europa y Estados Unidos concretamente.

swissinfo.ch: ¿Qué diferencia existe, en materia de resultados, entre un límite a la apreciación del franco y un tipo de cambio fijo?

Arturo Bris: Fijar el tipo de cambio es una medida aún más extrema. Es la política que Suiza siguió en los años 70, pero los riesgos son enormes. Cuesta mucho dinero al banco central, y la moneda puede ser víctima de un ataque de consecuencias dramáticas. Una de ellas, una guerra de divisas. En este caso, el BNS optó por un peg, esto es, por una fijación del tipo de cambio a través de la compra-venta de francos.

swissinfo.ch: Una decisión que también puede ser muy costosa, ¿no? El BNS se ha comprometido públicamente a mantener un tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro…

Arturo Bris: Sí, es verdad, puede ser una decisión muy costosa ya que el banco central podría necesitar imprimir francos para respaldar sus palabras. Pero también es posible que no gaste nada. Todo dependerá de su nivel de credibilidad. El solo anuncio de la intervención condujo la tasa de cambio a 1,20 sin que el BNS haya desembolsado nada.

swissinfo.ch: Algunos analistas bancarios consideran que activar la ‘máquina de imprimir dinero’ no es un problema mayor para un banco central. Citan como ejemplo a China con su deliberada política de subvaluación del yuan. ¿Esta premisa es válida para Suiza?

Arturo Bris: En caso de necesitarlo, el BNS realizará cualquiera de dos tipos de ajustes: cuantitativos o cualitativos.

Un ajuste cualitativo implica tomar dinero que ya le pertenece, pero que está en otros sitios (venta de oro, bonos cantonales, etcétera), para cumplir con su objetivo. El ajuste cuantitativo, por su parte, implica imprimir dinero. Pero insisto, quizás no deba echar mano de esta opción.

swissinfo.ch: Más allá de la política monetaria, ¿qué ganan las empresas y los suizos con esta decisión?

Arturo Bris. El banco central optó por defender los intereses de la pequeña empresa, del tradicional hotel familiar de montaña que se estaba quedando sin clientes. Y también se salvarán empleos. El sector productivo está recibiendo una especie de subsidio.

swissinfo.ch: Pero toda moneda tiene un reverso. ¿Podría hablarnos de los efectos colaterales de la decisión?

Arturo Bris. Uno de ellos es la inflación. Los precios locales van a aumentar, los salarios también (la inflación erosiona el poder adquisitivo de la población). Las expectativas de inflación se hacen presentes de inmediato, y los resultados sobre la estadística en el mediano plazo.

swissinfo.ch: Paradójicamente, el banco central argumentó que su estrategia tenía por objeto frenar el fenómeno contrario: el riesgo de una deflación. ¿Qué sucedería si Suiza viviera una situación semejante a la que experimentó Japón durante la década pasada?

Arturo Bris: Cuando hay deflación la gente sabe que los precios serán menores mañana, por lo tanto se retrae de consumir hoy. Y en Suiza ya se registraban algunas señales al respecto, por ejemplo, la venta de automóviles ya daba signos de este fenómeno. Los precios comenzaron a bajar porque algunos clientes iban al extranjero a comprar sus coches.

swissinfo.ch: Finalmente, ¿la determinación del banco central ahuyentará a esos capitales especulativos que han comprometido la estabilidad económica de Suiza?

Arturo Bris: En principio sí, algunos capitales tenderán a partir y eso es deseable. Los recibirán divisas como el real brasileño, el florín holandés o el florín húngaro, que están ganando protagonismo. Pero ahora mismo es difícil pronosticar con precisión lo que pasará.

Suiza depende de economías mucho más grandes. Comparada con Europa o EEUU, la economía suiza es pequeña… y eso siempre es un riesgo.

Hasta 1972 el mundo capitalista se rigió por una política de tipos de cambio fijos dictada por Bretton Woods.
 
En el quinquenio posterior inició una escalada en los precios del petróleo que hizo mella en los mercados financieros. En 1978 el franco suizo se apreció de forma abrupta frente al marco alemán. El BNS fijó un tipo de cambio objetivo. Una decisión eficaz, pero costosa y génesis de un proceso inflacionario.
 
En 1996, dos tercios de las economías industrializadas apostaban por el tipo de cambio fijo.
 
Las crisis financieras de 1997-2011 –con epicentro en Asia- cambiaron la perspectiva. Muchos bancos centrales optaron por la libre flotación, menos costosa que el tipo de cambio fijo.

 
Desde el 2005, algunas economías retoman esquemas cambiarios parcialmente controlados, como el anunciado por el BNS este mes.

Septiembre 2010. 1,33 francos/euro. El BNS no modifica su política monetaria para influir en el tipo de cambio.

Diciembre 2010. 1,24 francos/euro. El BNS reconoce que “una de cada dos empresas suizas sufre el impacto negativo del franco fuerte”.

Enero 2011. 1,26 francos/ euro. La Unión Sindical Suiza advierte que Suiza perderá 100.000 empleos.Swatch pide devaluar el franco para frenar especuladores y dar un respiro a la industria exportadora. El Gobierno convoca a una reunión de emergencia.

Febrero. 1,27 francos/ euro. El Gobierno anuncia un modesto programa de apoyos fiscales para los exportadores, empresas de turismo e inversión en innovación y tecnología.

Marzo. 1,30 francos /euro. El BNS anuncia pérdidas millonarias correspondientes a 2010 por el intento infructuoso para debilitar al franco.

Mayo. 1,22 francos/euro. Swissmen advierte que inicia la deslocalización de empresas suizas rumbo a otros destinos para recortar sus costes de producción.

Julio. 1,14 francos/euro. Empresas como Nestlé o Lonza adquieren empresas en países como China o EEUU.

Agosto. 1,03 francos/euro. El franco alcanza la talla del euro y enciende todo tipo de alarmas. El BNS quintuplica su oferta de francos en el mercado. El tipo de cambio cede, pero solo durante algunos días.

Septiembre. 1,10 antes del anuncio y 1,20 francos después. El BNS impone un límite a la apreciación del franco; advierte a participantes del mercado y especuladores que no admitirá que el tipo de cambio se cotice por debajo de 1,20 francos por euro. Gobierno, empresas y partidos políticos celebran la decisión.

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