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Fukuyama predice la caída de la zona euro

Francis Fukuyama abordó el tema “¿Nos dirigimos hacia otra crisis económica mundial?” en Foro Global de Recursos Humanos 2011, en Seúl. Keystone

Grecia y otros países periféricos de la Unión Europea (UE) podrían abandonar la zona euro en un intento por salvar sus propias economías, sostiene el politólogo estadounidense Francis Fukuyama.

“El camino que sigue la eurozona en el presente no parece sostenible”, según el aclamado académico y escritor que estuvo esta semana en Ginebra.

“O la Unión Europea (UE) profundiza su unión fiscal o pronto comenzará a resquebrajarse, al menos en materia cambiaria”, sentencia Fukuyama.

Sus comentarios, el pasado miércoles en Ginebra, coinciden con el anuncio de los seis principales bancos centrales del mundo, entre ellos el de Suiza, de una serie de medidas para conjurar una crisis de crédito derivada del sobreendeudamiento de la eurozona.

Un riesgo creciente en un sistema financiero europeo que está sometido como nunca a la presión que imprimen las desorbitadas deudas de países como Grecia, España o Italia.

“Lo más probable es que Grecia y otros países periféricos despierten y se den cuenta de que carecen de oportunidades reales para crecer si no abandonan la zona euro. Así que terminarán por partir”, sostiene.

El politólogo de la Universidad de Stanford es célebre a escala mundial por sus controvertidas tesis, como la que expone en su libro de 1992, The End of History and the Last Man (El fin de la historia y el último hombre). En él que sostiene que el desarrollo de las democracias liberales supuso el fin de la lucha entre ideologías políticas en el mundo.

Europa, en particular, intentó trascender nacionalismos y militarismos, y reflejó con más precisión que Estados Unidos lo que parecía el “final de la historia” (de las luchas ideológicas).

Pero el ideal de la Unión Europea (UE) hoy está sometido a grandes presiones, añade.

Crisis de identidad

Fukuyama destaca que la falta de una identidad común es el gran problema que enfrenta la Europa del presente.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la UE se creó, sobre todo por razones económicas y políticas, como una “empresa tecnocrática”. “Pero ser europeo no tiene el mismo contenido emocional que posee el sentirse francés, holandés o escocés”.

“Creo que ésta es realmente la raíz de la crisis. Ahora mismo no existe, por ejemplo, un sentido de la solidaridad entre griegos y alemanes”, explica.

“El gobierno alemán se niega a apuntalar a gobiernos en problemas en la zona euro, pero pide a cambio que adopten medidas de austeridad fiscal aún más férreas”.

Por ello, preconiza Fukuyama, “aunque no deseo ese desenlace, creo que es posible que estemos cerca de la caída de la eurozona”.

Consecuencias

No obstante, el académico de Stanford observa con filosofía las eventuales consecuencias de que algunos miembros de la eurozona abandonen la moneda común.

”Se han expresado grandes temores con respecto a las consecuencias que tendría que algunos países dejaran la eurozona, pero se ha hablado poco sobre la tendencia a exagerar el coste de hacerlo; especialmente porque todo el mundo quiere asustar a los políticos para evitar que tomen este camino”, señala.

“Pero sospecho que la gente que realmente piensa en ello, encontrará que si algunos miembros de la zona euro abandonan la moneda única no habrá colapso mundial ni se paralizará la UE”.

Las palabras del politólogo retumban entre una audiencia de alrededor de 700 personas que repletan el auditorio de la Universidad de Ginebra el miércoles por la noche (30.11.) y que están ávidas de escuchar la guía intelectual de este experto con respecto a la identidad europea.

Su conferencia en Ginebra es parte de la ceremonia de entrega de los premios Latsis, un reconocimiento que reciben los cuatro principales académicos de menos de 40 años de las principales universidades suizas.

Y en este foro Fukuyama se refiere también al nacionalismo y la inmigración.

Inmigración

Para el experto estadounidense, el sistema republicano francés representa el mejor modelo europeo en términos de gestión de la inmigración, ya que considera un lenguaje y un sistema educativo común.

Las políticas británica y holandesa en ese mismo dominio han aislado a grupos étnicos completos y han provocado la división interna de los países, refiere. Sobre Alemania, Fukuyama considera que aún vive bajo la influencia de una política que hasta el año 2000 aceptaba solo alemanes “étnicos” como ciudadanos.

 
Y aun cuando considera lamentable la falta de una identidad europea, discrepa con la prensa helvética presente en el foro que sugiere que Suiza también adolece de identidad nacional.

“Es verdad que (Suiza) no corresponde al esquema francés basado en un solo lenguaje y un solo sistema educativo. Pero aunque existen diferentes comunidades lingüísticas, existe una organización cantonal que opera a nivel de la vida cotidiana, así como un sistema político y valores compartidos”.

“Por supuesto, hay diferencias regionales en Suiza. Pero ser suizo es realmente distinto que ser alemán o francés”, puntualiza.

El Premio Latsis fue instituido en 1975 por la fundación de caridad ginebrina fundada por el magnate griego John Latsis.

Cada año premia a los cuatro académicos más importantes -de menos de 40 años- seleccionados entre las universidades de Ginebra, San Gallen y las Escuelas Politécnicas Federales de Lausana (EPFL) y Zúrich (EPFZ).

Los ganadores en 2011, que recibieron un reconocimiento financiero de 25.000 francos suizos, son:

Emmanuel Abbé, investigador y conferencista por la Escuela de Comunicaciones y Ciencias Informáticas de la EPFL, por sus investigaciones dedicadas a mejorar la eficiencia de las redes inalámbricas multiusuarios.

Dominic Eggel, del Instituto de Estudios Superiores Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, por una tesis sobre los escritores alemanes del siglo XVIII como Goethe y Schiller y su contribución a las ideas europeas.

Peoli Picotti, bioquímico del EPFZ, por sus trabajos sobre cadenas proteínicas bioquímicas.

Conny Wunsch, actualmente basada en la Universidad de Ámsterdam, pero previamente investigadora de la Universidad de San Gallen, por su desarrollo de técnicas para mejorar el seguro de desempleo.

Es uno de los principales investigadores del Centro Global para el Desarrollo y la Democracia de la Universidad de Stanford, en California.

Como politólogo se ha interesado en temas como el desarrollo de los países emergentes, la gobernanza, y la construcción de naciones, entre otros temas estratégicos.

En 1992, su libro The End of History and the Last Man (El fin de la historia y el último hombre) generó una gran polémica, al proclamar el triunfo de la democracia liberal tras la caída del Muro de Berlín en 1989.

Fukuyama reconoce que su tesis fue inspirada por Alexandre Kojeve, un burócrata del gobierno francés quien ayudó a la fundación de la UE, pero de quien se supo tras su muerte (1968) que era espía de la KGB. Una extraña trayectoria que Fukuyama evocó durante su conferencia en Ginebra.

Su más reciente libroThe Origins of Political Order (Los orígenes del orden político), publicado en abril de 2011, es el primero de dos volúmenes seriales sobre la historia de las instituciones políticas.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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