Gilles Jobin y el movimiento perpetuo
El coreógrafo suizo Gilles Jobin presentó en Buenos Aires "The Moebius Strip", una obra de danza contemporánea que, según el artista, habla de la vida y de lo que hay o no, más allá de ella.
Geometría, cuerpos, espacio y una mirada que busca el infinito.
Gilles Jobin estuvo presente en el IV Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA 2003) que se desarrolló del 9 al 28 de septiembre, con la participación de prestigiosos artistas y compañías nacionales e internacionales dedicadas al teatro, la música, la danza y las artes visuales.
Antes de entregarse a su última presentación en la capital porteña, el coreógrafo de Lausanne, de 39 años, conversó con swissinfo en el prestigioso Teatro Presidente Alvear, enclavado en el corazón de la avenida Corrientes.
“The Moebius Strip”
“Mi trabajo, ante todo, es danza contemporánea”, asegura Jobin y prosigue: “No es tradicional ni folclórico. Por esencia, si la danza es contemporánea se supone que está investigando sobre las cosas de ahora. No es académica”
La obra de Jobin es “blanco y negro”. Y “blanco o negro”. Carente de grises, juega con los extremos de las sensaciones: novedosa, desconcertante, impactante, estremecedora por momentos, capaz de llevar de la letanía al miedo y de la incomprensión al desborde.
“A mi no me gusta que me llamen ‘no danza’. Yo soy un coreógrafo, trabajo con bailarines y utilizo totalmente técnicas coreográficas, de organización de espacios, de tiempo. Sucede que he desarrollado una calidad y una forma de organizar el movimiento que es diferente de lo que se conoce”, explica.
En la obra de Jobin, el bailarín, en vivo, toma decisiones de ubicación en el espacio. Moebius juega con la geometría, las luces y las sombras, todo, enmarcado en un aire de estética minimalista y con una música extraordinaria de Franz Treichler.
¿Metafísica? Quizás algo de eso hay
“Este teatro es bastante grande y desde ciertos lugares se crea un abismo. Trabajamos con unos niveles de luces muy bajos: prácticamente no queda ninguna luz, estamos en blanco y negro, desaparece el color y los cuerpos no son reconocibles”, describe Gilles, mientras intenta responder a una pregunta que alude a la “metafísica” de su obra.
“Sólo quedan energías, almas perdidas… Bueno, sí puede ser metafísico en el sentido que yo trabajo con cuestiones muy existenciales. El destino de la humanidad, del hombre y estas contradicciones que tenemos entre este cuerpo físico, tan básico y con necesidades tan materiales, y esta mente tan elevada que nos permite considerarnos inmortales cuando somos concientes de nuestra mortalidad…” reflexiona el artista
La cinta de Moebius
La palabra moebius, inserta en el título, explica Jobin, “es una forma geométrica de una sola cara. Es una cinta torcida que si le das media vuelta y la unes del otro lado, cuando la sigues con la mirada siempre verás el mismo lado. Por eso es un símbolo del infinito”
La noción de sinfín en los sesenta minutos que dura la puesta en escena, vuelve una y otra vez en sus labios:
“Es una obra que trata de la transmisión de la vida en el sentido más amplio de la palabra. Es decir, la vida transmitida, pero sabiendo y siendo conciente que hay mucho tiempo antes de ti y mucho tiempo después de ti. Tener esta conciencia a pesar de que tú no duras nada…”
“Aunque no lo parezca a primera vista, este espectáculo trata de este tipo de cosas”, concluye el artista helvético.
swissinfo, Norma Dominguez, Buenos Aires
El IV Festrival Internacional de Buenos Aires se llevó a cabo del 9 al 28 de septiembre.
El coreógrafo suizo Gilles Jobin participó con su obra ‘The Moebious Strip’.
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