Ginebra: música, cultura, debates y reflexión sobre un mundo mejor
La noche de la primera jornada de la Cumbre Social fue de fiesta, música y color en la ciudad huésped. Entre tanto, largas jornadas de deliberaciones en la Sala principal del edificio de la ONU marcan el tono de un evento lleno de facetas.
El “Encuentro de los pueblos” dio la pauta cultural colorida de la primera noche de la Cumbre que se realiza del 26 al 30 de junio.
Los céntricos puente y malecón del “Mont-Blanc”, justo en la ribera del Lago Leman, fueron invadidos por una multitud de participantes del Foro Ginebra 2000, diplomáticos y pobladores ginebrinos convocados todos por un atractivo programa.
26 bandas musicales, compañías culturales y orquestas animaron una larga noche que comenzó hacia las siete de la tarde del lunes para concluir avanzada la madrugada del martes.
Entre medio, una explosión de fuegos pirotécnicos, “iguales a los de París para celebrar el milenio”, explicaba un folleto turístico, dejó a Ginebra sumergida en un espectáculo desbordante.
Pero no todo fue fiesta en la ciudad de Calvino. 65 discursos de jefes de Estado, Gobierno o ministros de alto rango se sucedieron a ritmo maratónico en la sesión plenaria de la vigésima cuarta sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU, que se realiza por primera vez en Ginebra.
Al mismo tiempo se intercalaban ponencias de organismos observadores, reuniones de varios grupos de trabajo y tensas conferencias de prensa.
Como en la tarde del lunes cuando Kofi Annan, Secretario General de la ONU, presentó el informe multilateral común “Un mundo mejor para todos”.
Si la seguridad en torno al Palacio de Naciones era estricta y reforzada – en comparación a épocas normales – no menos atento era el control policial en las inmediaciones del Centro Internacional de Conferencias, sede central del Foro Ginebra 2000.
Organizado por el gobierno suizo para alentar la participación de la sociedad civil internacional en el debate complementario a la Cumbre, este Foro, con un centenar y medio de talleres, reuniones de trabajo y sesiones de las más variadas, alberga desde el lunes 26 y hasta el viernes 30 a más de 3.500 participantes que llegaron de todo el mundo.
Cuando el próximo viernes concluyan todos los eventos especiales de esta Cumbre, Ginebra y su gente recuperarán el ambiente provinciano propio de una ciudad pequeña, ordenada y apacible.
Mientras tanto, la Cumbre Social Mundial y todo su entorno, una de las manifestaciones de esta naturaleza más nutrida de los últimos años en esta segunda sede de la ONU, sigue alterando ritmos, horarios y costumbre.
Entre debates oficiales y derroche de oferta de cultura citadina, la esperanza – no siempre tan simple a ejercitar – de un mundo mejor para todos sigue esperando su turno.
Sergio Ferrari
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