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Un rayo de sol para la energía fotovoltaica

AFP

Este 2014 será un año solar en Suiza, al menos en el aspecto energético. La reducción de los costes de las instalaciones fotovoltaicas y las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno deberían reavivar una fuente desatendida. Una perspectiva que causa resistencia.

“La energía que aporta el sol en dos o tres horas bastaría para satisfacer nuestras necesidades energéticas durante un año”, anota David Stickelberger. Para el director de Swissolar, la asociación suiza de profesionales de la energía solar, no cabe duda de que el sol está en el centro del horizonte energético helvético. De aquí a 2025, los paneles solares podrían asegurar el 20% de la electricidad que consume el país.

Para alcanzar este objetivo, Swissolar estima que se deben cubrir 90 de los 200 km2 de superficie construida –techos, industrias, autopistas, etc.– con estructuras aptas para la explotación de la energía fotovoltaica. “Habría que aumentar anualmente la superficie en 7 km2, lo cual no es mucho. Con las nuevas construcciones y la renovación de edificios, cada año quedan 9 km2 disponibles, de los que, sin embargo, solamente se utiliza una pequeña parte”, señala David Stickelberger.

Actualmente estamos muy lejos de esas cifras. La superficie total cubierta de paneles solares es de apenas 4 a 5 km2, que satisfacen solamente el 1% de las necesidades de electricidad. Si hace treinta años Suiza fue pionera en tecnologías fotovoltaicas, hoy varios países europeos la han superado en la producción de energía solar. Alemania produce 15 veces más per cápita y la República Checa 4 veces más.

En Suiza, la electricidad cubre cerca del 24% de las necesidades energéticas. El petróleo (53%), el gas (13%) y otras fuentes (10%), como el carbón, la leña, los desechos industriales, etc., aseguran el resto del consumo.

En términos de producción, la mayor cuota de abastecimiento proviene de las centrales hidroeléctricas (57%) y de plantas nucleares (40%). Las fuentes renovables representan el 3% de la producción de electricidad consumida y solo el 1% proviene de plantas fotovoltaicas.

30.000 proyectos en lista de espera

Según las asociaciones de defensa del medio ambiente, esto se debe, sobre todo, a la falta de incentivos y subvenciones estatales para las energías renovables (solar, eólica, biomasa, etc.) que sí abundan en otros países. Suiza adoptó solamente en 2009 un instrumento nacional para promover la energía verde, la Retribución a precio de coste de la corriente inyectada (RPC). En la práctica, se trata de un desembolso a los productores de energías renovables, ya sean empresas o particulares, para compensar la diferencia entre el coste de la producción y el precio del mercado durante una veintena de años.

Hasta ahora, esta contribución se financiaba mediante la retención de 0,3 céntimos por cada kilovatio de electricidad consumido en el país. Pero los fondos no son suficientes: cerca de 30.000 proyectos de producción de energía solar están en lista de espera para cobrar esta aportación. Las nuevas medidas que adoptó este año el Gobierno deberían arrojar un rayo de esperanza a los proyectos pendientes de concretizarse.

Entre las nuevas medidas cabe destacar dos. Desde el pasado 1 de enero, la retención de la RPC se eleva a 0,6 céntimos/kilovatiohora de electricidad consumida con el objetivo de duplicar los ingresos. A partir del 1 de abril, una parte de los productores de energía verde podrán optar, además, por una única contribución, que permitirá cubrir hasta un tercio de los costes de una nueva instalación. Se prevé que gracias a estas medidas se puedan llevar a cabo cerca de 10.000 proyectos actualmente en lista de espera.

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Futuro incierto

Para los promotores de las energías renovables, que piden aumentar la RPC de 2 a 3 céntimos por kilovatiohora, es demasiado poco. Algunos representantes del centroizquierda quieren destinar a las fuentes solar y eólica parte de los recursos para la geotermia, que hasta ahora no ha dado resultados satisfactorios. Una idea que, según el diario Tages Anzeiger, apoya el Ministerio de Energía.

“Los 30.000 proyectos actualmente en lista de espera bastarían para compensar cerca de la mitad de la energía que produce la central nuclear de Mühleberg”, puntualiza David Stickelberger. Cabe recordar que la desactivación de la planta está prevista para 2019.

De aquí a esa fecha, surgirán nuevos proyectos que engrosarán aún más la lista de espera y cuyo futuro es incierto. “El Gobierno y el Parlamento aún no han decidido cómo poner en marcha la nueva Estrategia Energética 2050. No sabemos, por tanto, si se preservarán los actuales instrumentos de apoyo a las energías renovables o si se sustituirán por otros. Esta incertidumbre no favorece a los nuevos proyectos”, agrega el director de Swissolar.

En 2011, después del accidente nuclear de Fukushima, en Japón, el Gobierno y el Parlamento suizos decidieron prescindir de nuevas centrales atómicas y abandonar gradualmente la energía nuclear.

Entre 2012 y 2013, el Ejecutivo elaboró una nueva estrategia energética que aún requiere el visto bueno del Legislativo.

Con base en las propuestas gubernamentales, el consumo per cápita medio se reducirá un 43% de aquí a 2035 respecto a los valores registrados en 2000.

Las nuevas energías renovables cubrirán cerca del 20% de las necesidades eléctricas en 2035. Según las organizaciones ecologistas, esta cuota se podría alcanzar en el año 2025.

Cabe señalar que la Unión Europea se ha fijado como objetivo de aquí a 2020 asegurar con fuentes renovables el 20% del consumo energético total.

Distorsión del mercado

Y la incertidumbre puede durar años. Recientemente, los productores de energía hidroeléctrica, que se sienten en desventaja, y los círculos empresariales se opusieron a que se refuercen aún más los incentivos estatales para promocionar las energías renovables. Según la patronal economiesuisse, canibalizan la energía hidroeléctrica, que es igualmente una fuente renovable y que desde hace mucho tiempo cubre cerca del 60% de la demanda en Suiza.

“En principio, estamos a favor de las energías renovables, pero hay que incentivarlas de forma razonable y en función de las necesidades del mercado. Hoy, el problema de las fuentes renovables en Europa es un exceso de capacidad en un momento en que el mercado eléctrico no las necesita. El mercado debe disponer de energía cuando las unidades productivas la demandan y no necesariamente cuando brilla el sol y sopla el viento. El objetivo es disponer de energías en función del mercado y no energías subvencionadas”, declara Kurt Lanz, experto en la materia de economiesuisse.

“En Suiza se sobrevalora el potencial de las nuevas energías renovables”, coincide Urs Meister, de Avenir Suisse, laboratorio de ideas que financian las grandes empresas y los líderes económicos. “A nuestro juicio, hay que suspender las medidas de apoyo estatales que distorsionan el mercado europeo y generan una sobreproducción de electricidad a ciertas horas del día. Asistimos así a una caída de los precios que va en detrimento de quienes no reciben subvenciones, como las hidroeléctricas”.

Democratización de la producción

David Stickelberger no comparte esta visión. “El exceso momentáneo de electricidad en Europa se debe a que algunos países, en particular Alemania, han emprendido un viraje energético, pero mantienen en funcionamiento las centrales de carbón que producen electricidad y emiten grandes cantidades de CO2. Es un problema temporal que desaparecerá dentro de pocos años. En nuestra opinión, las nuevas fuentes renovables son perfectamente complementarias a la energía hidroeléctrica”.

“Hoy, observamos una auténtica democratización de la producción energética que provoca resistencia”, subraya el director de Swissolar. “La solar y otras fuentes renovables nos permiten no solo consumir, sino también producir electricidad. Y esto no es del agrado de todos. Algunas empresas energéticas grandes intentan adaptarse a estos cambios, pero otras prefieren defender su antiguo modelo de negocio y albergan quizás la esperanza de reactivar un día la energía nuclear”.

Precios próximos a la paridad

A fin de cuentas, será probablemente la vertiginosa evolución tecnológica en el sector de la energía solar la que pondrá a todo el mundo de acuerdo: módulos solares cada vez más potentes y adaptables a todo tipo de construcción, fachadas fotovoltaicas semitransparentes en vidrio, celdas solares que captar los rayos de luz menos densos o túneles solares que transportan la luz natural hasta los rincones más oscuros de las viviendas.

La innovación en este campo avanza a pasos de gigante, lo que conlleva una rápida caída de los precios de la energía solar. Si hasta hace pocos años la electricidad producida con paneles fotovoltaicos costaba cinco veces más que las fuentes convencionales, hoy los precios se avecinan cada vez más a la paridad. En otras palabras, en un futuro no muy lejano, la solar no solo tendrá un papel protagónico en el mix energético, sino que también podrá prescindir de los incentivos estatales.

Traducción del italiano: Belén Couceiro

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