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¿De cara al futuro o el futuro en la cara?

Reuters

La tecnología Google Glass (gafas con monitor virtual) no ha irrumpido todavía en el mercado, pero los programadores -incluido un grupo de suizos- se apresuran a construir aplicaciones para sacar ventaja de lo que esperan será “la próxima gran cosa”.

Benoît Golay toma la tapa de la caja blanca y me pasa las gafas de metal con marco futurista y, por un lado, una pantalla electrónica del tamaño de un sello.

“Estoy de acuerdo, se ven un poco Robocop”, sonríe Golay, gerente de desarrollo de negocios del Instituto Icare, un centro cantonal de investigación sin fines de lucro, en Sierre.

Me los pongo cuidadosamente y toco la estructura de plástico. Aparece una pantalla pequeña con las palabras ‘OK Glass’ flotando unos centímetros a la derecha delante de mi cara. Otro toque en el marco o la repetición de las palabras ‘OK Glass’ y obtengo un menú con – por ahora – una lista limitada de opciones como ‘tomar una foto’ u ‘obtener direcciones’.

Google dice que el precio de la licencia, de 1.500 dólares, se reducirá cuando la versión de las gafas salga a la venta al público en general hacia el final de 2014. Es probable que salgan al mercado en Europa en 2015.

El dispositivo debe conectarse a un teléfono móvil para aprovechar su conexión a Internet cuando no exista un vínculo inalámbrico. La pantalla electrónica, del  tamaño de un sello, colocada en el lado izquierdo de la montura de los anteojos proporciona información al usuario, que también puede escuchar audios.

En la actualidad, Google Glass puede tomar fotos, grabar videos, acceder al correo electrónico, recibir información, proporcionar indicaciones de ubicación a los conductores, hacer llamadas a través de Google+ y recuperar cierta información a través de Internet.

Google podría enfrentar una serie de competidores de gafas, incluidos Samsung y Microsoft que estarían trabajando en tecnologías similares.

Para activar los anteojos hay que conectarlos a un teléfono inteligente a través de una conexión inalámbrica o Bluetooth.

El dispositivo, al igual que mis propios lentes, es luminoso y la pantalla no parece afectar mi campo de visión. A pesar de todas las preocupaciones, no se siente que se lleve algo extraño, pero no hay nadie alrededor que me vea.

Esta primera versión de Google Glass está principalmente en manos de personas que aplican pruebas en Estados Unidos (EE UU), programadores y el núcleo duro de aficionados a la tecnología.

Icare logró un ejemplo industrial en noviembre pasado, gracias a los contactos en EEUU, y después de pagar los 1.500 dólares (1.300 francos) del precio de la licencia. Su equipo de especialistas explora afanosamente el potencial del nuevo juguete.

El mes pasado, Icare mostró uno de sus dos prototipos de gafas en el Congreso Mundial de Comunicación Móvil de Barcelona: una aplicación que permite al usuario escanear los códigos de barras del embalaje de un producto y obtener información fiable, como el contenido nutricional o si el producto es adecuado para personas con alergias.

La aplicación fue desarrollada en colaboración con GS1, la organización de estándares de la cadena de abastecimiento que gestiona el sistema de códigos de barras utilizadas por más de un millón de empresas en miles de millones de productos en todo el mundo, y la Open Mobile Alliance, punto focal de la industria inalámbrica.

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Un ecosistema de aplicaciones completamente nuevo emerge rápidamente. Más de 100 aplicaciones estarían disponibles, a pesar de que las gafas solo son  accesibles para un número limitado de usuarios (entre 40.000 y 60.000 pares actualmente en circulación), principalmente en EE UU. Se espera que el producto salga al mercado estadounidense a finales de 2014.

Hay aplicaciones para hacer compras ‘inteligentes’, para conocer la velocidad cuando se pedalea en bicicleta, para mantenerse al día con las noticias o simplemente para jugar. También hay aplicaciones para comprobar el saldo bancario, traducir señales extranjeras o alertar en caso de que un conductor se  duerma al volante.

Como programador de aplicaciones, Golay dice que Icare enfrenta aún una serie de incógnitas: “No sabemos cuándo saldrá exactamente en Europa. No sabemos si seremos libres de publicar aplicaciones ni cuántas, si habrá una tienda de gafas dedicada a las aplicaciones o si Google va a encargarse de la gestión”. 

No cree que el dispositivo reemplazará al teléfono móvil, pero está convencido de su potencial, y dice que bien podría convertirse en la tecnología ideal del futuro para identificar objetos y proporcionar la información adecuada en el momento preciso.

Las gafas de ordenador, que incorporan funciones de comando de voz , así como GPS, giroscopio, brújula y funciones inalámbricas, ha sido relativamente fácil de trabajar , señala Golay.

El dispositivo es ligero y robusto, pero todavía tiene una serie de limitaciones importantes, como la autonomía de la batería, que según Google se amplía a 3 o 4 horas, pero más bien a 1,5 horas. Si se usa intensivamente también tiende a calentarse.

“También hay problemas con la cámara, ya carece de autofoco y es difícil manejar objetos a distancia”, precisa el gerente de Icare. Para leer un código de barras de un producto uno debe hallarse a un máximo de 25 cms. de distancia.

La cámara y el enfoque son también un problema para el segundo prototipo de Icare, una aplicación que puede identificar el número de la matrícula de un coche, pero Golay hace hincapié en que no lo desarrollan para la policía.

“Esto no es algo que planeamos comercializar. Es más un desafío técnico”, puntualiza.

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Sierre parece haberse convertido en un centro para otros programadores. En la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Suiza Occidental (HES-SO) algunos equipos trabajan en diversas aplicaciones, una para la enseñanza y otras en materia sanitaria que pueden ofrecer información a los galenos al examinar a los pacientes, así como recoger y compartir imágenes de los mismos.

“Con las gafas las cosas serían mucho menos perjudiciales. Usted podría transmitir vídeos para que los médicos puedan ver desde el hospital lo que sucede en el lugar del accidente, cuántos heridos hay, por ejemplo. Entonces podrían preparar los quirófanos en concordancia”, señala Henning Müller, jefe  de la unidad de salud del HES-SO, e-health. La idea es tener prototipos disponibles en junio.

En EE UU, los médicos han empezado a utilizar las aplicaciones. Programas piloto de transmisión de vídeo y audio de los pacientes desde las gafas a las computadoras, teléfonos inteligentes y tabletas han sido probados en la Universidad de California y se contempla su aplicación en las clínicas de consulta externa del sur de California.

Google entregó recientemente a los programadores una lista de lo que hay que hacer o no al usar las gafas en público. Entre otros:

“Si usted mira fijamente al prisma durante un largo rato, probablemente verá extraña a la gente que lo rodea. Así que no lea La Guerra y la Paz con las gafas”.

“Las gafas son una pieza de tecnología, entonces úselas con sentido común. El esquí acuático, el rodeo o la arena de luchas con Glass no son probablemente  buenas ideas”.

“Si le preocupa que alguien interrumpa la cena romántica en un agradable restaurante con una pregunta sobre las gafas, solamente retírelas  y colóquelas alrededor de su cuello o en su bolsa”.

“Permanecer solo en el rincón de una habitación filmando a la gente con sus gafas no le va a ganar ningún amigo”.

En diciembre pasado, un cirujano cardiotorácico de la UCSF Medical Center concluyó una prueba de tres meses de las gafas en el quirófano. Los resultados fueron mixtos.

Aunque el dispositivo fue útil para proporcionar información adicional y permitir que el médico mantuviera la concentración en el paciente, las gafas todavía tienen un largo camino por recorrer. Surgieron problemas con la conexión inalámbrica, la respuesta a los comandos de voz y a menudo era difícil ver en la pantalla. También fueron preocupantes el mantenimiento de la privacidad de los datos de los pacientes y la conservación de la limpieza de las gafas.

La privacidad podría ser uno de los problemas más importantes en Suiza para todos los programadores de aplicaciones en las gafas. El año pasado, el comisionado de protección de datos de Suiza y representantes oficiales del ramo de diversos países escribieron a Google para manifestarle sus inquietudes.

Los suizos dicen que la cámara y su conexión a Internet son problemáticas mientras que la filmación subrepticia de videos infringe la privacidad y la intimidad y es ilegal en Suiza.

Sin embargo, no se prevé una prohibición y el ámbito de acción del comisionado concernido en las violaciones se limita a las empresas de almacenamiento de datos.

uscsfhealth.com

Müller dice que las aplicaciones de su unidad tendrían que ser debidamente certificadas médicamente, ya que había claras preocupaciones sobre la privacidad. “Y, obviamente, tendríamos que cambiar el hecho de que los datos son almacenados en una nube Google”.

La empresa Juniper Research, analista del sector inalámbrico, estima que más de 130 millones de dispositivos portátiles inteligentes serán vendidos en 2018. Las entregas mundiales de “gafas inteligentes” llegarán a diez millones por año en 2018, en comparación con un estimado de 87.000 en 2013, según la firma.

Traducción del inglés, Marcela Águila Rubín

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