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Grissinópoli: Sin intermediarios

Una fábrica rescatada por sus antiguos trabajadores. A4 Films

Grissinópoli, el país de los grisines es un ejemplo más de cómo un grupo de trabajadores consigue vivir con dignidad a partir de una experiencia autogestionaria en Argentina.

El documental, premiado por el público suizo, contó con el apoyo económico de la agencia suiza de cooperación y acaba de estrenarse en Buenos Aires.

Grissinópoli, el país de los grisines, de Darío Doria y Luis Camardella, conmueve al público bonaerense por su calidad y realismo.

El filme relata la experiencia de un puñado de trabajadores de la empresa panificadora Savio, que tras diez meses sin recibir sus salarios y el posterior abandono de la planta por parte de quienes eran sus dueños, decidieron hacerse cargo de la fábrica.

El documental fue auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación y contó con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el aporte económico de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).

Pero el proyecto pudo hacerse realidad, gracias a la gestión del suizo Jean Perret, director del Festival Internacional de Cine Nyon Visions du Réel.

swissinfo conversó en Buenos Aires con el director de Grissinópoli…, Darío Doria, y pudo conocer los pormenores de cómo fue rodar este filme y compartir esta experiencia con sus protagonistas, en momentos en que la crisis de 2001 dejó a la Argentina fundida, sí como social y moralmente devastada.

La ayuda suiza

“Terminamos el documental en marzo de 2004 y salimos a los festivales. La primera vez que se presentó fue en Nyon –allí ganó el Premio del Público en la edición del Visions du Réel– porque teníamos un compromiso con el director del festival, Jean Perret, que fue quien nos dio una mano para poder terminarlo”, explica Doria.

“Yo estuve en Friburgo con mi documental anterior y me presenté con Perret a quien le mostré un working progress (un primer corte) que le gustó mucho, y enseguida me puso en contacto con la COSUDE.

“Aunque la COSUDE estaba interesada en apoyar el proyecto, una de las exigencias es un precontrato con la televisión suiza. Por suerte, el Festival de Nyon tiene un programa en la TSR los viernes a la tarde donde una vez por semana emiten un documental que participó del festival.

“Entonces Perret nos hizo un contrato donde aseguraba que el film iba a terminarse y a emitirse, y la Agencia Suiza pudo apoyarnos con 15 mil francos, que era lo que nos faltaba para la postproducción. Después también se vendió a la TSI.

“Luego pasamos por más de 20 festivales (ganamos también el ‘Premio al Mejor Documental Latinoamericano’, Barcelona) y ahora cerramos la historia en nuestro país. Pero ya nos pidieron de varios otros países de Latinoamérica”, asegura orgulloso.

“Acompañamos, pero como espectadores”

“Estuvimos ocho meses siguiéndolos todos los días, pero aunque se fueron generando lazos tratamos de no involucrarnos en eso que era una vorágine de personas que llegaban de cualquier parte a meterse: vecinos, partidos políticos, ONG. Nosotros los acompañamos pero como espectadores”, comienza contando Doria, quien trabajó en el film más de tres años.

La obra del joven director, de 31 años, tiene características especiales: está filmado en cinéma direct, lo cual le permite narrar una historia, contada cronológicamente, mediante una cámara que está presente en el momento justo de los hechos, logrando transmitir la incertidumbre, los temores y la emoción de los protagonistas ante la propia realidad.

Cuando se lo indaga sobre los pasajes que más lo marcaron en esta experiencia, Doria recuerda: “Hay un momento, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, donde dos trabajadores, Ivana y Dante, estaban esperando que los atiendan, y surgió un diálogo entre ellos…

“Ivana, sobre todo, que era como la líder natural del grupo, empieza a fantasear con llegar a ser legisladora, y le pregunta a Dante ‘¿Qué te parecería trabajar acá?’. Y él, de forma muy natural, le responde que no podría porque si le dan un papel apenas lo puede leer y apenas puede escribir.

“Entonces se da una charla entre ellos muy humana, donde Dante le dice: ‘yo no puedo escribir, pero vos que sí podés, vos podés llegar a ser legisladora!'”. Eso fue muy conmovedor, acota.

La caída de Grissinópoli

Grissinópoli, fue fundada por el inmigrante turinés Carlo Savio, que trajo a la Argentina la primera línea automática de producción de grisines y que en 1970 empleaba a 100 trabajadores, alcanzando una producción diaria de siete toneladas, que la ubicaban entre las empresas líderes del mercado en el rubro panificación.

En 1978, su dueño fue tentado por un grupo empresario que compra parte del paquete de acciones, duplicando la superficie de la fábrica y manteniendo por diez años altos niveles de producción y rentabilidad.

Pero ya en 1990 su fundador no forma parte de la empresa, la mala administración de los accionistas más la constante toma de créditos bancarios, redujeron el personal a una veintena, y a finales de 2001 las deudas contraídas superaban el millón de dólares y llegaron los pedidos de quiebra.

Finalmente, los trabajadores, a los que se les adeudaban diez meses de sueldos, son abandonados en la fábrica. En ese momento eran dieciséis, la mayoría sin colegio primario terminado, con más de 20 años fabricando grisines y casi 50 años de edad.

swissinfo, Norma Domínguez, Buenos Aires

Grissinópoli… es una producción de A4 Films, productora independiente de Darío Doria y Luis Camardella.
Dirección: Darío Doria.
Guión: Luis Camardella.
Fotografía y edición: Darío Doria.
Música: Martín de Aguirre y Sebastián Ruiz.
Producción: Luis Camardella y Darío Doria.
Contaron con la producción asociada de Naomi Massard (Suiza) y un equipo técnico que se completó con Martín de Aguirre y Sebastián Ruiz en la música original y el sonido.

Los 16 trabajadores de Grissinópoli que recuperaron la fábrica y hoy son socios de la cooperativa:

Adriana Blanco, Maria Pino, Ana Moya, Marcela Ojeda, Pablo Baudino, Osvaldo Canullan, Norma Pintos, Alfredo Fonzo, Dante Aguilera, Alicia Prieto, Julio Vega, Ivana Agüero, Andres Monserrat, Juan Castro, Pedro Gomez y Alfredo Correa.

Según datos del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), son más de 150 las organizaciones económicas que fueron puestas a producir nuevamente por iniciativa de sus trabajadores y son alrededor de 15 mil los trabajadores que mantienen sus empleos de esta forma.

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