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Hombre de los hielos y en la vanguardia de la investigación

Fiel desde hace 17 años al Swiss camp: Konrad Steffen durante la entrevista. swissinfo.ch

Konrad Steffen vive y trabaja en Estados Unidos, donde estudia las interacciones entre el clima y el hielo. Desde hace 33 años recorre el Ártico ... y no sólo el Ártico.

swissinfo se reunió con el investigador suizo en la costa oeste de Groenlandia, en el ‘Swiss camp’ que él ayudó a instalar en el casquete glaciar.

“Un auténtico camello. Aguanta el día entero sin comer ni beber, cuando en condiciones extremas como en el Ártico se necesita ingerir el doble de calorías”, asegura Jay Zwally, investigador que desde varios lustros trabaja codo a codo con Konrad Steffen.

‘Koni’, como le llaman, es una auténtica fuerza de la naturaleza. En la nieve se siente en su salsa, le encanta el frío y vive en Boulder (Colorado), una región, dice, cuya morfología le recuerda al cantón del Valais.

“Boulder es un enclave multicultural y multiétnico en un estado, como Colorado, bastante conservador. El amplio abanico de actividades y la proximidad de la naturaleza hacen que me sienta muy a gusto allí.”

Por las venas de este gigante de 1,93 metros, flemático, de gestos lentos, amplios y precisos, oriundo de Zúrich también corre sangre sueca. Suiza y Suecia: un cóctel que requiere algún… cubito de hielo.

‘Koni’ vuelve siempre a los polos. Desde 1975 y las primeras investigaciones en las que participó en el Ártico canadiense, no ha pasado un año sin retornar a esas regiones donde los extremos son moneda corriente.

“Lo que amo en el Ártico es el espacio, es fenomenal. Durante un mes se convierte en nuestro laboratorio. Recopilamos mediciones, modificamos nuestros instrumentos y luego volvemos a casa. Los datos nos llegan vía satélite durante el resto del año”.

Medición de la banquisa en el Ártico, medición de la nieve en el Kilimanyaro, proyectos en China: Konrad Steffen es de los pies a la cabeza un investigador de terreno. Pasa una de cada dos semanas lejos de Boulder, de su esposa, una antigua azafata de Swissair, y de sus dos hijos, de 17 y 19 años.

Estudio de los molinos

A sus 57 años, ‘Koni’ enseña y dirige desde 2005 una de las unidades de investigación más grandes en Estados Unidos (el Cooperative Institute for Research in Environmental Sciences, CIRES, 610 colaboradores).

Este centro multidisciplinario agrupa a investigadores de diferentes instituciones. Geofísicos, ingenieros, climatólogos; todos trabajan para ampliar sus conocimientos sobre el clima y el medio ambiente.

Considerado una excelencia mundial en su campo de trabajo, ‘Koni’ es fundamentalmente ingeniero. En agosto próximo probará en Groenlandia su nueva ‘criatura’, dotada de láser y cámaras rotativas para estudiar los molinos, esas aberturas en el hielo que permiten que el agua llegue al casquete glaciar.

Uno de los momentos clave de su trayectoria lo vivió en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ). “Cuando yo era estudiante conocí a un profesor que se dedicaba a la investigación ártica. Y eso me fascinó. De estudiante de ingeniería electrónica me pasé a las geociencias…”.

Poco después, cuando comenzaba a impartir clases en la EPFZ, ‘Koni’ tuvo otro encuentro. Un profesor de la Universidad de Boulder le propuso trabajar en Colorado.

Aquí permaneció durante dos años, gracias al apoyo de la NASA para la que realizó mediciones satélite. Dos años después, de regreso a Suiza, la Universidad de Boulder lo repescó y le ofreció un cargo “imposible de rechazar”.

Así, ‘Koni’ se convirtió en uno de los suizos del exterior, muy hábil por cierto en la preparación de la fondue de queso. Pero ante todo es un habitante más del planeta y un científico preocupado por el futuro del planeta azul.

El agua: un tema crucial

“Saber que Groenlandia encierra toda esa agua dulce, que el clima -más que variar- se calienta constantemente desde hace 5 o 10 años, me preocupa: ¿cuándo todo este hielo irá a parar al océano?”

Para el investigador suizo el agua constituye un problema crucial a escala mundial. “Disponemos de suficiente cantidad, pero no siempre en el lugar donde se necesita”, puntualiza.

El cambio climático va a influir en el aumento del nivel de los mares (7 metros de elevación si Groenlandia entera se derrite) y afectar zonas muy densamente pobladas. También se prevén sequías y hambrunas en muchas regiones meridionales del planeta.

“Tenemos que trabajar simultáneamente en todos estos parámetros”, asegura ‘Koni’. “Cientos de millones de seres humanos tendrán que desplazarse y sabemos cuán desprovistos estamos frente a las migraciones de población”.

Aún no es demasiado tarde

Respecto al cambio climático, ‘Koni’ considera que no es demasiado tarde para hacer algo: “Sabemos que podemos ahorrar energía. Y que se pueden fabricar máquinas y coches más eficientes”.

Para el científico es imperativo optar por métodos alternativos de producción energética. “Invertir en las energías limpias exportadas hacia los países en desarrollo –especialmente a China– tendría un impacto considerable”, señala.

“En mi opinión, si desarrollamos buenos proyectos reduciremos nuestras emisiones de gas con efecto invernadero sin renunciar a nuestro estilo de vida”.

swissinfo, Pierre-François Besson, enviado especial a Groenlandia
(Traducción del francés: Belén Couceiro)

Aunque Suiza no dispone de un instituto de investigación polar, las universidades de Berna (paleoclimatología), la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y la Universidad de ginebra (modelos climáticos) se dedican al estudio de las regiones ártica y antártica.

Con el propósito de ampliar los conocimientos sobre los polos y los efectos del clima, se ha decretado el Año Polar Internacional para el periodo 2007-2009.

Konrad Steffen participó en la instalación del ‘Swiss camp’ (primero bautizado con la sigla alemana del Politécnico de Zúrich, ETH camp) en la primavera de 1990.

Esta plataforma de investigación, en el oeste de Groenlandia, está situada a 70 km de la pequeña ciudad de Ilulissat, de 4.000 habitantes.

A 1.100 metros de altitud sobre el casquete glaciar, el campamento se aproxima a la línea de equilibrio entre la acumulación de la nieve invernal y el derretimiento de la nieve estival. Una posición estratégica que impide que el Swiss camp desaparezca bajo la nieve o sea anegado por las aguas.

Los recientes datos compilados en el Swiss camp confirman el aumento de las temperaturas y el derretimiento acelerado de los glaciares. En 17 años, la línea de equilibrio subió 2 km sobre el nivel del casquete.

Gracias a los instrumentos de medición del Swiss camp, Konrad Steffen ha podido demostrar un aumento del 30% de las zonas de derretimiento de los glaciares en Groenlandia.

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