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Hurgando en la historia del abeto de Navidad

El árbol de Navidad tiene su origen en Alemania. swissinfo.ch

El Museo de las Culturas de Basilea buceó en el pasado para sacar a la luz los orígenes y las formas más antiguas del abeto de Navidad.

La exposición ‘Rojo en Verde’ traza la historia del árbol navideño desde los primeros documentos hallados en las antiguas casas gremiales del Alto Rin del siglo XVI.

Fue en aquel entonces cuando los primeros árboles de Navidad engalanaron los salones de nobles y ricoshombres en las regiones de habla alemana. Pero el abeto de Navidad tardó hasta comienzos del siglo XX en generalizarse en Europa como objeto de decoración en los hogares de la gente de a pie.

El uso de guindar ramas de hoja perenne entorno al solsticio invernal se remonta a épocas precristianas, como confirma el curador de la exposición, Dominik Wunderlin. Se suponía que el símbolo de la fertilidad y la renovación mantenía a raya a los espíritus maléficos.

Fue, sin embargo, una travesía cultural bastante larga hasta que la tradición campesina se entrelazó con el simbolismo cristiano y se convirtió en una representación definitiva de la Navidad.

El árbol de Adviento se popularizó en el siglo XIX en los hogares protestantes de Alemania. Se escribían versos bíblicos en pequeños pedazos de papel en forma de una hoja de vid. Los versos se leían en familia cada día de Adviento antes de colocarlo en un ramo del abeto. En los años 20 del siglo XX se vendieron ya los primeros tacos de ‘papel de vid’.

Otro precursor del árbol moderno fue la ‘Torre de Nicolás’, que se hacía de manzanas y palas de madera y que sobrevivió en Austria hasta 1900. Alrededor de la base había un jardín edén y en la estructura se colgaban nueces doradas y plateadas, así como higos y dátiles.

En Appenzell, en la Suiza oriental, las familias solían hacer una base de madera en forma cónica que cubrían con grandes galletas con dibujos de temas navideños. Al ‘Chlausezüüg’, que existe hasta hoy y está coronado con un pequeño árbol, también se agregan manzanas y nueces.

Todas estas costumbres fueron practicadas por los protestantes, mientras que el ceremonial católico se centraba en el pesebre. Wunderlin apunta que los católicos alemanes y suizos no empezaron a utilizar los árboles de Navidad hasta la segunda mitad del siglo XX.

Realeza europea adopta costumbre alemana

Uno de los objetos expuestos es una reconstrucción de un árbol de Navidad decorado con las postrimerías del siglo XVI que se compuso partiendo de la descripción de una duquesa alemana de Orleans que formaba parte de la Corte de Luis XIV de Francia.

El árbol de Liselotte no es el famoso pino, abeto o la pícea que todos conocemos, sino un boj. “En una de sus cartas recuerda una Navidad que pasó en el Castillo de Hanover; es la primera persona que menciona la colocación de velas en el árbol de Navidad”, señala Wunderlin.

En el siglo XIX, todas las casas reales de Europa adoptaron el árbol de Navidad de Alemania.

La reina Victoria de Inglaterra y su marido alemán Albert se aficionaron al árbol de Navidad y contribuyeron a popularizarlo en el mundo anglófono con imágenes que mostraban a la familia real reunida entorno al abeto.

Decoración

El carácter de un árbol se exterioriza a través de su decoración que se compone de todo tipo de baratijas. Los manjares fueron los adornos habituales hasta que se empezaron a añadir cintas, velas, chucherías, objetos de madera, metal, vidrio, oropel y papel.

En el árbol se colgaban al principio regalos. Pero con el correr del tiempo, éstos se convirtieron en objetos puramente decorativos. Hacia finales del siglo XIX, se establecieron en algunas ciudades del área germanoparlante industrias caseras especializadas en la fabricación de adornos de diferentes estilos.

La villa de Lausche, en la Alemania central, adquirió fama en la producción de atavíos de vidrio. En pleno auge, hacia finales del siglo XIX, los artesanos locales fabricaban 400 diferentes tipos de adornos.

A lo largo de la historia, la fiesta navideña, con su carácter mixto entre lo ceremonioso y lo nostálgico, ha sido acaparada para fines patrióticos. ‘Rojo en Verde’ dedica una sección a objetos memorables de signo patriótico y belicoso.

El ejército del Reich alemán, por ejemplo, desempeñó un papel crucial en la divulgación del árbol de Navidad, cuando Kaiser Guillermo II ordenó a todos los cuarteles y hospitales militares alemanes exponer un árbol para los soldados en la Guerra Franco-Alemana de 1870-1871.

Uno de los objetos más recientes que se han incluido en la exposición es un adorno con el tema de la guerra en Irak. El objeto de fabricación polaca representa a un soldado estadounidense rodeado de tres niños iraquíes sonrientes que ondean banderas.

(Traducción del inglés: Antonio Suárez)

La exposición ‘Rojo en Verde’ en el Museo de las Culturas de Basilea dura hasta el 6 de enero de 2008. Es una muestra filial de ‘Red’, concebido como un viaje alrededor del mundo donde el punto de mira se centra en las diversas manifestaciones y resonancias culturales del color rojo.

El Museo de las Culturas se fundó en el año 1849 para dar cobijo a todos los tesoros traídos a Basilea por científicos, viajeros y comerciantes del mundo entero.

Siendo el más grande de su categoría en Suiza, la pinacoteca posee cerca de 300.000 objetos y casi el mismo número de fotografías históricas.

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